“A esta altura todos tienen precio, ¿o a mí me pareció? Corren detrás de eso que desprecian. Como todo el montón, a veces ando solo. Montevideo es mi barrio, los saqué del medio. Wow”, dice Berna, que ha crecido. Efectivamente, eso es una barra dorada, un golpe al mentón del letargo neuronal, atada a la historia, aunque extraña, y efectiva: poesía.
Berna escribe versos así desde sus primeras maquetas; ahora sólo parece un poco más serio, por un momento. La cámara acompaña y registra los movimientos en su rostro en el fondo negro, tiene un reloj grande y un canguro nuevo. Un rectángulo de luces lo rodea y baila sobre el flow y la instrumental del beatmaker LVZY. La combinación de imágenes y sonido logra una ilusión convincente: meterse en el interior del cráneo del poeta, entre hemisferios, en plena ilación de palabras, mientras construye el ritmo y la historia callejera en su mente, hasta que viaja por sus brazos y sus dedos hacia el exterior y más allá.
Julio Viera Goyeneche comenzó a escuchar rap en su adolescencia: “Más que nada en español, con Illya Kuryaki, Molotov, rap chileno como Tiro de Gracia, Los Tetas, un poco de Brasil con Charlie Brown Jr, Marcelo D2, y también de España como SFDK y Violadores del Verso”. Estudió sonido y realización audiovisual, y, con su oficio al hombro, hizo videos para los raperos Santi Mostaffa, Dostrescinco y Kung-Fú OmBijam, y con el mismo estilo ambicioso, le puso brillo a la Liga Uruguaya de Básquetbol, con spots de presentación de la final 2019, entre Malvín y Aguada.
Hace un tiempo, inspirado en la obra del colectivo uruguayo de hip hop Underclan, empezó a imaginar una escena y un espacio donde mostrar a estos artistas como nunca antes se había hecho en Uruguay, ni en la región. “Queríamos hacer algo diferente, y de calidad”, cuenta, sobre la idea inicial que comenzó a tomar forma rápidamente, junto a sus compañeros de la productora audiovisual Cuatro +.
Los primeros episodios estarían dedicados a los raperos de este colectivo, el canal (de Youtube) para transmitir cada sesión se llamaría Junglas TV, y la serie, fiel al valor de los poetas y sus versos seleccionados: Barras Doradas.
Julio define Junglas TV como “un lugar para dar visibilidad a los diferentes movimientos de la cultura urbana”. La primera temporada de Barras Doradas –el primer producto de Junglas TV– se estrenó el 6 de agosto con la presencia de Sáez 93’ y el beat de Vicio Martínez. El resto de las diez sesiones previstas para esta primera temporada incluye a los artistas JT, Berna, Hache Souza, Arquero, Joel Alva13, Jomson, Juan Cruz, M Lauren y FK, y los beats de Sebastián Peralta, BNT, DJ RC, entre otros. Cada capítulo puede verse subtitulado en español, inglés y portugués.
Intimidad en sesiones
Con el avance de las plataformas digitales y el fácil acceso a las herramientas básicas para producir audiovisuales, los canales de videos musicales se han multiplicado y diversificado al infinito. Aprovechando lo poco y más valioso en mano, muchos realizadores han encontrado buenas respuestas, construyendo escenarios intimistas, pequeños, cálidos, en un patio barrido o en el fondo de bar de copas.
A contrapelo de los shows en vivo de grandes estadios, o en sótanos relativamente habilitados y de pésimo sonido, con un micro decente, buen ojo y celofán, hemos visto canciones convertirse en momentos sublimes de nuevos y viejísimos músicos. Los conciertos de Pardelion, Tiny Desk o los de la célebre FM de Seattle, KEXP, son una buena muestra de cuando sale bien.
En materia de hip hop, el productor y beatmaker argentino Bizarrap creó desde el cuarto en la casa de sus padres las BZRP Sessions, y es actualmente el mayor fenómeno de este movimiento cultural en su corriente hispanoparlante, sumando millones de vistas con cada nuevo video e inventando nuevas estrellas de rap como pororó de microondas.
Julio reconoce la influencia de Colors (una de las series musicales más populares del mundo), pero Barras Doradas intenta algo más. Básicamente utiliza un lenguaje cinematográfico y épico, y con este, los realizadores descubren capas de misterio en sus personajes raperos, poniendo el zoom en sus ínfulas y en sus naturales marcas de infancia, volviendo más frágiles a sus actores, pero sin perder su principal foco, en sus disfraces de súper campeones de la lírica.
“Barras Doradas es una experiencia audiovisual de calidad (con video 4K) que gira en torno a un nuevo material, y que surge como punto de partida por la situación de emergencia sanitaria que impactó negativamente en la industria musical”, cuenta el realizador, quien al principio había pensado su idea con público (“extras”) y en plena pandemia tuvo que volver a al boceto.
“Filmamos en el boliche bailable Macarena, y nos quedó muy cómodo, aunque tuvimos que trabajar con la dirección de arte para lograr una estética lo más minimal posible y sin tantas texturas. Trabajamos con el concepto one shot [una toma continuada con una sola cámara, un plano secuencia], y para lograr lo que queríamos teníamos que generar movimientos súper finos y delicados. Usamos Steadycam como estabilizador de cámara ya que te permite movimientos menos robóticos que otros estabilizadores, y el sonido lo grabamos en vivo, por eso todo tenía que estar perfectamente coordinado”, dice.
Además de las diez sesiones musicales, se puede conocer más de sus participantes por medio de entrevistas a los artistas, que se podrán buscar en las redes sociales de Junglas TV y Barras Doradas. Ya pueden buscarse en Youtube las primeras sesiones, y el 3 de setiembre, el episodio completo dedicado a Hache Souza.
“Tu vieja todavía te manda a levantar la mesa. A mí por un mal entendido me apuntaron con un 38 atado con alambre a la cabeza”, rapea relajado Sáez 93’, y esa también es una barra dorada.