En 2018, Rodolfo Fito Lacava publicó su primer libro para niños, Sofía, con ilustraciones de su coterráneo Mauricio Marra. Allí una jirafa desmesuradamente alta, admirada por todos los animales precisamente por ese prodigio, comienza a sentir melancolía por la lejanía con el resto, con lo que ocurre a ras de la tierra, que es consecuencia de esta condición. En una historia con ribetes poéticos, en la que cielo y tierra son los extremos de un universo que va de las patas a los ojos de Sofía, sus amigos idean la forma de acercarse a ella, de poder escuchar sus voces, de sentir los abrazos. En 2019, en La sonrisa de Sofía, una estrella fugaz es la clave del sueño cumplido de la jirafa, que explica su condición de “la más alta de todos” del libro inaugural. Ambos terminan con una canción, porque el autor, antes que nada, es músico y compositor, y la canción es una forma más de comunicarse con el público lector. “Es un juego muy interesante que el cuento tenga una canción, porque a través de la música los niños se compenetran más con la historia y conocen la historia; de eso se trata. Me parece que es un camino más sencillo y muy lindo de transitar con los niños”.
Con respecto a la génesis de sus libros, Lacava se remonta, por un lado, al vínculo con niños y niñas en los talleres de murga que daba en escuelas y, por otro, a aquellas historias que inventaba para hacer dormir a sus hijas Agustina y Paula, que hoy tienen 22 y 18 años. “Después de terminar el cuento les pedía un puntaje del 1 al 10. Nunca me daban un 10 hasta que apareció el cuento de la jirafa Sofía. No sólo logré mi primer 10 con mis hijas, sino que además me lo empezaron a pedir todas las noches, por lo que fue creciendo un poquito cada día. En 2016 se me ocurrió llevarlo al papel y se lo mostré a Pedro Peña, profesor de Literatura y escritor muy conocido de San José, quien me dijo que estaba maravilloso y me sugirió buscar a un ilustrador, y así conocí a Mauricio Marra. En 2018 salió el primer libro, Sofía, y la jirafa Sofía fue cobrando vida con mis recorridos por las escuelas del país presentando el libro y mezclando con la parte escénica del carnaval, de lo que aprendí muchísimo. Después surgió la canción, con la que termino cada muestra con una simple coreografía con todos los niños. En realidad, es un momento mágico recorrer las escuelas del interior del país, llevo más de 350 presentaciones”.
Una de abrazos
Mucho se ha hablado en los últimos tiempos de los efectos de la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus sobre los niños, niñas y adolescentes. Las clases por Zoom, el estar más tiempo en casa en círculos reducidos a la familia y poco más, y las restricciones para andar por ahí con sus amigos significan una pérdida mucho mayor para ellos que para los adultos. Puede leerse como un homenaje a nuestros niños y adolescentes la canción “Abrazos”, compuesta por Lacava y su hija Paula como una forma de dejar un mensaje positivo para finalizar un año tan complejo. Surgida a partir de la consigna de un trabajo para el liceo, donde Paula cursa sexto artístico, la canción fue creciendo e incluyó en su grabación la participación del cantante de murga El Alemán y del coro de niños, niñas y adolescentes Giralunas. Al respecto, cuenta Lacava: “La profesora de Música les pidió el bosquejo de una canción que tuviera que ver con lo que estaba pasando con la pandemia. La hicimos juntos, sin pensar que pudiéramos hacer un proceso tan grosso. Fue creciendo de a poco. Sin duda, el estribillo lo tenía que cantar un coro de niños; yo trabajo en ANDA y allí conocí Giralunas, que trabaja con niños y adolescentes, 120 de los cuales forman parte del coro. Fuimos a grabar al estudio El Ombú, en Sayago. Grabaron en grupos de a cinco niños, respetando el protocolo. La idea de grabar con El Alemán viene porque en mi primer disco, La más vieja medicina, grabé temas con Mariana Ingold, con Daniel Drexler, con Fernando Ulivi, con Pitufo Lombardo, con Alejandro Balbis, Raúl Castro, Pinocho Routin, y me había quedado con ganas de grabar algo con El Alemán, que accedió encantado”. La canción, que augura y pone en canción el deseo colectivo del retorno de los abrazos, que tanto se extrañan, tiene en su interpretación la frescura de las voces infantiles y se aventura a pensar en un mañana de más cercanía.
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