Así como hay una suerte de acuerdo acerca de que en cine de “acción real” Marvel le pasa el trapo a DC, lo contrario se afirmó durante mucho tiempo en cuanto a animación. Este convencimiento se apoyaba en los grandes bastiones históricos de DC como Batman, la serie animada, su símil de Superman o La Liga de la Justicia, y también en el más reciente Universo DC Animado, con películas específicas que tanto llevaban grandes relatos clásicos de la historieta a la pantalla como creaban sus propias variantes.
Con el tiempo, eso cambió. No es que la compañía de Superman haya perdido la hegemonía, dado que Marvel no ha cuidado demasiado el aspecto animado de su imperio, al menos hasta ahora. Sin embargo, en algún punto del camino las versiones animadas de DC comenzaron a teñirse de la oscuridad y solemnidad de su universo en acción real, al punto de terminar siendo mamotretos violentos y reiterativos, animados además con muy poca gracia.
Pero por suerte no pasó eso en todos los casos y todavía, con cierta prudencia y criterio a la hora de elegir, se encuentran ejemplos de buen cine animado de superhéroes de la compañía, como es el caso del reciente estreno en alquiler de los servicios on demand de televisión por cable: Batman Soul of The Dragon.
Artes marciales y exploitation
Cabe advertir a quienes conocen mínimamente a Bruno Díaz / Bruce Wayne y su universo que no vamos a encontrar aquí lo que habitualmente vemos. Estamos ante lo que se conoce como Elseworlds (Otros mundos), una reinterpretación de los personajes de siempre en un contexto distinto, que permite narrar una historia novedosa o, por lo pronto, se presenta con esa intención.
Así que nos encontramos en plena década de 1970 y, aunque la película contenga un “Batman” en su título, nuestro héroe es Richard Dragon, quien es a su vez una muy curiosa reinterpretación del ignoto personaje de las historietas (una suerte de David Carradine en Kung fu, para resumirlo), transformado aquí precisamente en Bruce Lee.
Este Bruce-Richard Dragon-Lee es un espía internacional a lo James Bond que enfrenta aquí y allá, mientras viaja a lo largo y ancho del mundo, a la tan poderosa como repugnante secta secreta Kobra, unos villanos esotéricos que planean conquistar el mundo tanto con magia como con artes marciales.
Nuestro protagonista descubre que los Kobra han conseguido un artefacto místico de terrible poder, el mismo artefacto que su Sensei O cuidara durante años, por lo que acude en busca de la ayuda de sus antiguos condiscípulos de artes marciales: Lady Shiva, Ben Turner y Bruce Wayne (a quien, en el tiempo que no se han visto, le ha dado por vestirse de murciélago y combatir el crimen).
Así, en clave de intriga internacional y viajando adelante y atrás en la narrativa de la historia para dar background a los personajes, iremos viendo el enfrentamiento del cuarteto con los villanos, así como conflictos lejanos en el tiempo y lo que han hecho mientras tanto.
Bruce Timm, uno de los creadores de Batman, la serie animada recupera –al menos como productor–, las riendas y eso se nota en el producto final. Hay grandes homenajes y referencias puntuales a historietas como el Batman de Steve Englehart y Marshall Rogers. Pero también aparece mucho del Marvel setentero de Shang Chi Master of Kung Fu (esta película puede entenderse como una salida al cruce de la próxima encarnación en acción real del personaje, que ya está en gateras) en la etapa de Doug Moench y Paul Gulacy, y de Luke Cage (aquí Ben Turner o Tigre de Bronce está tan inspirado en este como en la fugaz estrella de artes marciales Steve James).
El resultado podría haber sido un pastiche infumable, pero termina convirtiéndose en una estupenda aventura cargada de entretenimiento, con buenos personajes, una buena trama de artes marciales y delirio místico, animada con una maravillosa banda sonora, que deja abierta la puerta para más aventuras en este contexto y con esta versión de los personajes. Ojalá ocurra, porque vale la pena.
Batman: alma del dragón, de Sam Liu. En servicios de cable con modalidad on demand como NS Now.