“En las distintas capas rocosas existentes en el manto terrestre podemos descubrir los grandes eventos a escala global que marcan nuestro pasado y presente, por lo que contienen información vital para entender nuestro lugar en el universo.” La frase pertenece a la artista y arquitecta Ana Campanella, que está exponiendo Las partes de un todo desde el jueves en el Museo de Historia Natural, en el Espacio de Arte Contemporáneo (EAC). El protagonista de la instalación es un grano de arena.

Al entrar en la sala, el sonido de la arena cayendo recuerda la paz de un atardecer a la orilla del mar, pero en la muestra no hay agua, sino arena deslizándose en un cuerpo envuelto en plástico. El cuerpo es el de Campanella, quien diseñó un vestido de nylon con globitos para que los granos de arena recorrieran su cuerpo, con la lentitud de una obra que pudo realizar en tiempos de pandemia.

A partir de un posgrado coordinado por al artista catalán Antoni Muntadas, quien, con más de 80 años, vive entre Nueva York y España, Campanella desarrolló un proyecto de museo imaginario que tiene como centro ese sedimento que habita en nuestras costas y está en lucha constante con las construcciones de balneario.

El grano de arena, las plantaciones de pinos en Las Toscas para evitar el movimiento de las dunas, las invasiones paisajísticas buscando parar un movimiento milenario que contiene en su memoria la velocidad de un meteorito, fueron el disparador que llevó a la arquitecta, nacida en 1980, a desarrollar el proyecto Las partes de un todo, ganador de los Fondos Concursables 2021, que presenta en el EAC y nos convoca desde lo paisajístico hacia nuestras abuelas y más allá.

La previa había tenido lugar entre febrero y junio de 2022: un mes intensivo con Muntadas y una segunda etapa coordinada por los docentes Federico Lagomarsino y Guadalupe Pérez (FADU y Facultad de Artes), que culminó con una muestra en el Centro Cultural de España y una publicación. La premisa fue que cada participante construyera su museo imaginario personal. Lagomarsino, también arquitecto, docente y artista visual, cuenta que entre los 14 proyectos hubo “museos imaginarios y personales como un museo flotante y nómade, un museo de objetos solos o exentos, un museo vinculado a los sueños (a partir de una serie de entrevistas a directores de cine) y un museo de un grano de arena”.

Foto del artículo 'La instalación Las partes de un todo concentra un museo en un grano de arena'

Foto: Manuela Aldabe

Punto encapsulado

“En la arena encuentras restos de un fósil, polvo de estrellas, restos de meteoritos... todo siempre se está moviendo, va cambiando, me parece muy atractivo cómo estamos atravesados por todo eso”, avisa Campanella antes de entrar a la sala Miguelete, donde el grupo ZON está realizando el montaje.

“Usé la arena como símbolo, armé un espacio donde encapsulé arena, generé prendas con nylon globito, haciendo que la arena las atravesara. En el video hago pasar la arena por mi brazo, por mi mano, cae por los dedos, hago que vaya cayendo entre el vestido”, cuenta la artista.

Dos videos y una pieza de siete cubos de vidrio con un grano de arena en exhibición forman la instalación Las partes de un todo. El grano de arena está encapsulado en un diorama primitivo: siete cajas de vidrio que pesan en total 250 kilos y la caja principal, que mide 90 por 90 centímetros. Campanella calculó con la proporción áurea las cajas que contienen el grano, como si fueran muñecas rusas, pero transparentes y rectangulares.

“La abuela tiene a su hija y a su nieta adentro, por eso dicen que una puede arrastrar las experiencias de la madre y de la abuela, porque estuvimos dentro de nuestra abuela y vivimos cosas desde que ella fue niña”, dice la artista, conectando el concepto del granito de arena que contiene la memoria del cosmos y las constelaciones familiares de nuestro cosmos emocional. “La mitocondria es una célula que contiene información de la abuela, de la madre y de la nieta, por eso el grano de arena dentro de cajas: siempre estamos dentro de algo más grande”, especula.

En su carrera artística Campanella ya había trabajado el ADN emocional en Esperando a Koh, un personaje que le quitaba el rostro a quien mostrara emociones. “Conecté a la inmovilización emocional con la que le dimos como sociedad al territorio que estábamos habitando en los balnearios, para luego quitar esas raíces porque los pinos se caían”, explica la artista refiriéndose a balnearios como Las Toscas o Salinas, donde se plantaron coníferas para evitar los movimientos de las dunas.

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Foto: Manuela Aldabe

Se viene el Premio Nacional

Las arenas movedizas del arte luego de la pandemia comienzan a estabilizarse y el EAC ya no abre por temporada, sino por salas. Tras la inauguración de Las partes de un todo, la excárcel Miguelete se prepara para el montaje del 60° Premio Nacional de Artes Visuales - Gladys Afamado, cuya apertura será el 2 de diciembre.

Para este evento bienal se seleccionaron 39 artistas de las 452 postulaciones que se recibieron; 295 de Montevideo, 141 del interior y 17 de artistas residentes en el extranjero. El jurado está compuesto por Patricia Bentancur (elegida por los participantes) junto a Amanda de la Garza Mata, directora general de Artes Visuales y directora del Museo Universitario Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Ricardo Pascale, en representación de la Comisión Nacional de Artes Visuales.

Durante la pandemia ganó territorio el arte digital y el arte en la ciudad, explica Lagomarsino, autor del faro que está en la cúpula del Palacio Salvo. “Hoy quienes crean imágenes no son sólo artistas, el mundo digital está lleno de imágenes producidas sin la intención de hacer arte”.

“Hay un gran corpus de creación artística que va por el arte digital y la acción en el espacio público: desde intervenciones puntuales de sitio específico, acciones políticas como de artivismo, performances que plantean disidencias o voces disidentes desde los feminismos y desde el medioambiente. Me gusta pensarlo como traducciones de distintas temáticas que se están dando en la contemporaneidad”, agrega.

A partir del 2 de diciembre podremos ver un escenario de arte contemporáneo uruguayo que nos dará el pulso de la situación artística uruguaya luego de la pandemia. Qué ha pasado en estos dos años en el arte es una interesante forma de ver qué nos ha pasado como sociedad.

Mientras tanto hay una sala abierta que, en un grano de arena, lo contiene todo.