En la madrugada de este domingo se confirmó la muerte de Enrique Pinti, internado desde el 5 de marzo en el sanatorio Otamendi, de Buenos Aires, con un cuadro de descompensación que se había sumado a su diabetes. Tenía 82 años y era una leyenda viva del teatro y la comedia rioplatense.
Su consagración llegó de la mano de Salsa criolla, una obra que escribió y protagonizó durante diez temporadas –todo un récord– desde 1985 y que luego repondría intermitentemente (algunos de esos retornos llegaron a Uruguay). Allí, Pinti interpretaba críticamente la historia argentina con su estilo personal: humor observacional, monólogos con declamación velocísima y un torrente de insultos y “malas palabras”.
Su carrera como actor había comenzado a fines de la década de 1950, y en los años siguientes brilló como actor en diversos musicales y como libretista televisivo. En esos años se transformó en una de las figuras centrales del café concert, junto con su habitual socio Antonio Gasalla y referentes como Carlos Perciavalle y Nacha Guevara, entre otros.
Pinti protagonizó y escribió casi un centenar de obras, además de guionar otras tantas, de desempeñarse como actor de cine (es recordado su papel en Esperando la carroza) y de ser autor de varios libros en los que condensaba su visión de la actualidad y la historia de su país, como Del 25 de Mayo al desmayo, la historia argentina, qué tormento, publicado en 2014.