Federico Ivanier es hoy un autor consagrado de literatura infantil y juvenil (LIJ), volcado más que nada a esa franja menos transitada y más esquiva, a veces difícil de definir, a la que llamamos “juvenil”. Dueño de una voz narrativa convincente y honesta, que traduce el sentir y los conflictos adolescentes como pocos autores, ha desarrollado una carrera sólida que suma un par de decenas de títulos y una buena cantidad de premios: cuatro Bartolomé Hidalgo –con Martina Valiente en 2004, con Martina Valiente II: la cara del miedo en 2005, con Tatuajes rojos en 2015 y con Nunca digas tu nombre en 2020–; y unos cuantos Premios Nacionales de Literatura, en los que obtuvo el primer premio en la categoría inéditos con Martina Valiente, El secuestro de Lucía Star, El viaje del capitán Tortilla y Épicas cucarachas rocanroleras, mientras que en la categoría éditos obtuvo el segundo premio con Alas en los pies, Tatuajes rojos y Nunca digas tu nombre.
Esa carrera extensa y sostenida se inició con aquel libro que en 2004 inauguraba una trilogía y que tenía el nombre de su protagonista: Martina Valiente. En un contexto en el que una generación de escritores que patearon el tablero en la década de 1990 para proponer una LIJ autónoma, alejada del didactismo, que valiera por sí misma más allá de adjetivos y que recogiera el lenguaje y la cotidianidad de sus lectores, que podían identificarse con los personajes que emergían de sus páginas, Ivanier apostó fuerte al desmarcarse un poco de ese camino e inaugurar su carrera con una novela del prácticamente inexplorado –en la LIJ de estas tierras– género fantástico y mostrar desde el vamos su predilección por un lector adolescente.
“La primera edición fue en 2004 y la novela se posicionó muy rápido porque fue una primera versión de fantasía vernácula, una primera aproximación a una novela de corte fantástico. A pesar de sonar extranjera en algún punto, en la medida en que se la podía asociar a un tipo de narración que no era lo más coloquial o lo más costumbrista, Martina era profundamente uruguaya, con muchas referencias locales. A mí siempre me interesó mucho en la novela no sólo la Martina que viaja a Novrogod y se descubre a sí misma, sino quién es Martina acá en Uruguay, en Montevideo en particular. Esa combinación fue muy buena porque no había una novela así de autor uruguayo, y permitió que se posicionara de una manera muy rápida y eficiente dentro del mundo LIJ local”, cuenta el autor.
Las aventuras de esta niña uruguaya, Martina, delinearon en tres años una trilogía conformada por Martina Valiente, Martina Valiente II: la cara del miedo y Martina Valiente: episodio final. Publicada por Alfaguara –Ivanier destaca el cuidado en la edición a cargo de Virginia Sandro y Ana Inés Cazenave–, la novela fue recibida con entusiasmo por una generación de lectores que en aquel entonces rondaban los 12 años, a tal punto que se convirtió en uno de esos libros entrañables a los que se vuelve y que permanecen.
“Tengo lectores muy martinófilos, que disfrutaron mucho de la saga”, dice Ivanier. “Fue un libro que estuvo muy presente en una generación de gurises en la franja de sexto año de escuela y primero de liceo. Una de las cosas que para mí son más gratificantes es que conservo lectores que rondan los 30 y todavía recuerdan el libro: lo conservan, incluso cada tanto lo releen. Es increíble haber generado una marca en el lector, sin sobredimensionar esa palabra: en muchos de los lectores de Martina se produjo una conexión muy intensa y duradera, y de alguna manera leyeron en el libro –no porque yo haya bajado una línea sino porque el personaje era así– como una manera de salir adelante”.
Segundas partes y segundas ediciones
Martina Valiente no sólo tuvo segunda parte, sino tercera. Y, a su vez, a 11 años de su primera edición, en 2015, tuvo una segunda edición, esta vez en el sello Criatura. Es posible, entonces, conseguirla en ambas versiones. Esa segunda edición le permitió a Ivanier, que ya tenía una carrera consolidada –que incluía, entre otros hitos, haber estado a cargo de la adaptación para cine de la novela de Sergio López Suárez Anina Yatay Salas para el guion de Anina, la película animada que dirigió Alfredo Soderguit y que, además de recorrer el mundo, recogió numerosos premios–, volver sobre su trabajo, corregir, reescribir.
Con respecto a esa segunda edición de Martina Valiente, comenta: “Fue una decisión muy linda porque fue uno de los primeros libros que escribí, y en esta ocasión tuve la posibilidad de reescribirlos y de ajustarlos un poco. Eran libros muy auténticos pero algo sobreescritos y necesitaban un poco más de control. Simplemente se trataba de que yo era un escritor distinto en ambos momentos, y esa reescritura fue un proceso que disfruté mucho. Me gusta trabajar con Julia Ortiz: está bueno cuando una editora o un editor pone la cabeza en el texto de manera un poco despiadada, algo que en definitiva significa cuidar el texto y cuidar al autor. Fue una buena experiencia que me permitió redondear la novela”.
Abrir camino
La recepción de Martina Valiente, en aquel 2004, no podía ser mejor: no sólo fue exitosa en su llegada al público, sino que recibió el Bartolomé Hidalgo (algo que ya preludiaba la distinción en la categoría inéditos que había recibido en los premios que otorga el Ministerio de Educación y Cultura). La historia, que engarza a la perfección fantasía con la certera sensibilidad con que Ivanier conecta con el universo adolescente, se sostiene en un personaje sólido, complejo, que se ve enfrentado a un cambio inesperado y no deseado en su vida, y tiene que lidiar con eso. En este primer libro es posible rastrear un estilo que se consolidaría en la carrera de Ivanier: un texto sólido, una trama narrativa coherente y atrapante, una escritura cuidadosa con diversas capas y guiños. Y obsesiones.
“Más allá de posicionarse bien como personaje, como libro o como propuesta, de alguna manera Martina me posicionó a mí rápidamente y salieron dos o tres libros que después terminaron siendo muy reeditados: Lo que aprendí sobre novias y fútbol y El colegio de los chicos perfectos. Previo a la salida de Martina, tomé una decisión. En Alfaguara la querían ubicar en la serie naranja, para lectores de diez años en adelante, y yo pedí que estuviera en la azul, de 12 años en adelante, no sólo porque me identificaba mejor con un lector de esa edad, sino porque no había muchos autores uruguayos en la franja azul. Eso terminó funcionando bien”, recuerda el autor. “Fue un círculo muy venturoso en todo el proceso; me posicionó y me permitió de alguna manera tener una carrera de escritor que aún se sostiene; volvió creíble mi posibilidad, incluso ante mí mismo”, afirma.
A donde nos lleve el viento
A esa deriva invita la escritora Lorena Hugo (autora, junto con la ilustradora Luisa Sabatini, de Caracúlico y ¿Qué querés inventar?) en el taller de lectura y expresión escrita que propone para niños de seis a 11 años, los sábados de mayo y junio, de 15.00 a 17.00 en Escaramuza (Pablo de María 1185). “Imaginar en grande y dar rienda a la curiosidad serán nuestros ingredientes esenciales”, adelanta, y el foco estará en el valor único de lo que cada uno quiera brindar. “Cada sábado, se leerá un cuento diferente que nos abrirá las puertas para ir a jugar, ilustrar, escribir o cantar, entre otros modos de creación y expresión que puedan darse. Se jugará con las palabras. Algunas tal vez sean nuevas, otras tal vez rimen, algunas probablemente llamen nuestra atención, dependiendo del país de procedencia del libro”. Costo: $ 1.500 por mes. Más información: [email protected], o por Whatsapp al 091 400 034.
Bosque de historias
“Entrar en un bosque es una aventura emocionante y llena de incertidumbres, igual que crear. Imaginar lo inexistente o lo que parece imposible, poner la lupa en la memoria, encontrar rimas al juntar palabras, descubrir curiosidades chistosas y universos patas para arriba serán los senderos por donde andaremos en este bosque de historias. Cada quien elegirá su modo: escribirán cuentos, crearán preguntas, inventarán chistes, dibujarán historietas. Existen muchas formas de contar”. Así la escritora Virginia Mórtola (Sim sala bim, Estrafalarius, Jardín ambulante) invita al taller para niños de siete a 13 años que ofrece en Espacio Hiedra (Juan Ramón Gómez 3171) los miércoles de 18.30 a 20.00. Costo: $ 1.700 por mes. Más información: www.espaciohiedra.uy.