El tema del aborto volvió a ser noticia en Estados Unidos luego de que se filtrara un texto de la Suprema Corte de Justicia que ponía en duda la constitucionalidad de un fallo vital, conocido como Roe contra Wade, para el mantenimiento de esta práctica en todo el territorio. Las redes sociales, como siempre, se llenaron de opiniones acerca del asunto, y un video de 1996 volvió a hacerse popular y se viralizó.
Se trata de una rutina del comediante George Carlin (1937-2008), sacada del especial de HBO Back in Town, que pone de manifiesto la hipocresía de los conservadores. “Todos están a favor del niño por nacer. Harían cualquier cosa por el niño por nacer. Pero una vez que nace, que se arregle como pueda. Los conservadores provida están obsesionados con el feto desde la concepción hasta los nueve meses. Después de eso, ¡no quieren saber nada contigo!”.
“¡No son provida! ¡Son antimujer!”, gritaba Carlin frente a los aplausos de los asistentes. No es la primera vez que uno de sus discursos encendidos circula en internet. Con los años, su fama de standupero que dice verdades solamente ha ido en aumento, y una serie documental recién estrenada intenta, por trillado que suene, descubrir al hombre detrás del mito.
George Carlin: el sueño americano está disponible en HBO Max y tiene detrás a una figura destacada de la nueva comedia americana, aunque a mí me haya arrancado pocas sonrisas: Judd Apatow. En dos episodios que suman tres horas y media de metraje, repasan vida y obra de este referente del despotrique antisistema, que, como suele ocurrir con las obras que humanizan a un ícono, lo hace más atractivo y al mismo tiempo lo baja un par de peldaños.
El formato es absolutamente clásico, intercalando una buena cantidad de material de archivo con entrevistas a personas del entorno de Carlin, a las que paulatinamente se irán sumando comediantes de renombre como Chris Rock, Stephen Colbert, Jerry Seinfeld y Jon Stewart. De manera ordenada y cronológica, seguiremos a un comediante estándar que irá mutando su carrera para acercarse a la contracultura y luego para no quedar fuera del radar.
Sus transformaciones se revelarán ante nuestros ojos, aunque la narrativa nunca termine de convencernos de que George se dejó la barba y empezó a decir verdades porque realmente lo sintiera o porque en cada giro dramático encontró un público que le era esquivo. Esto es evidente sobre todo luego de que el documental lo presente en los 80 como un has been, un “ya fue”, al que el volantazo hacia los monólogos con conciencia social le sirvieron muchísimo.
Quizás sea eso, o quizás sea que uno tiene demasiado presente el episodio de Los Simpson llamado “La última tentación de Krusty”, en el que el payaso más famoso de Springfield cambia los chistes de pastelazos por las diatribas sarcásticas y obtiene una popularidad inusitada. Si hasta cambiaba su tradicional peinado por una cola de caballo al estilo de Carlin, antes de admitir que lo suyo no era la comedia sino venderse al mejor postor.
Sin embargo, la humanización de este personaje que tuvo una vida laboral y familiar con altibajos dignos de una montaña rusa permite apreciarlo lejos de cualquier especulación. Se habla con franqueza del consumo de drogas en el ámbito de la pareja y de la toxicidad que eso generó, y se sigue de cerca un período importante de la comedia estadounidense, incluyendo el furor de los variety shows, la respuesta del humor a la Guerra de Vietnam y la (eterna) discusión acerca de los límites del humor. Todo salpicado de declaraciones del mismísimo protagonista y de fotografías que pueden ser simpáticas o terroríficas dependiendo de la música que suene de fondo y del ángulo con el que sean filmadas.
Al terminar de ver George Carlin: el sueño americano surge una pregunta que está formulada en el propio documental: ¿acaso los comediantes son los filósofos de los tiempos que corren? Para muchos, George Carlin es el ejemplo perfecto de esa persona que se para frente a otros y expone sus pensamientos sobre temáticas vitales para la existencia. Si me preguntan a mí, me quedo con la respuesta de Seinfeld a esa pregunta. Él está convencido de que no es así. “Nunca un comediante me hizo cambiar de opinión”, dice en el documental. Si encuentro a una persona que haya cambiado su postura sobre el aborto por ver el video de Carlin, quizás me atreva a modificar mi respuesta.
George Carlin: el sueño americano. Dos capítulos de 100 minutos. En HBO.