El emotivo documental The Janes retrata la tarea de un colectivo clandestino de mujeres de Chicago que ayudó a otras mujeres a hacerse abortos seguros. Con una serie de relatos íntimos en primera persona, nos acerca a los desafíos, riesgos y logros de esta tarea que desempeñaron entre 1968 y 1973, cuando abortar no era un derecho sino un delito. Dirigido por Tia Lessin (nominada al Oscar en 2009 por Trouble the Water) y Emma Pildes, fue nominado a mejor documental en el Festival de Sundance 2022.

Antes de que Estados Unidos despenalizara el aborto en 1973 con la decisión de la Suprema Corte sobre el caso Roe versus Wade, cuando dictaminó que la Constitución debía proteger la libertad de una mujer embarazada a abortar – y que hace pocos días la misma Suprema Corte anuló–, había un sector del hospital del condado de Cook en Chicago, llamado “sala de abortos sépticos”, adonde llegaban mujeres con heridas graves por procedimientos fallidos o autoadministrados y había muertes todas las semanas. Las mujeres se morían por ser mujeres.

En medio de esta dramática realidad apareció The Janes, un grupo de feministas de la segunda ola que se propuso ayudar a las mujeres a abortar de forma segura. El colectivo se formó en un convulsionado año 1968 como respuesta a la vulneración de otros derechos reproductivos: las embarazadas no eran aceptadas en los trabajos y sólo las mujeres casadas tenían acceso legal a la anticoncepción. Ninguna de las integrantes de The Janes tenía conocimientos médicos previos, pero su coraje y compromiso fueron tan extraordinarios que lograron evitar miles de muertes por abortos mal practicados, cumpliendo un rol social fundamental. Usando nombres en clave y casas secretas, se estima que durante esos cinco años intervinieron en 11.000 abortos.

El documental comienza evocando las emociones de una de sus protagonistas y marcando el clima de profunda sensibilidad que acompañará toda la película: “No tenía otras opciones. Quería terminar de una vez. Y no me importaba cómo se hacía, así de desesperada estaba”. Pero también hay crudeza, no sólo de quienes lucraban haciendo abortos (la “mafia”, le decían) sino también en los relatos de quienes asistían las consecuencias de los abortos mal hechos. Crudeza para describir el terror y la soledad de esas mujeres y el absoluto abandono (y hasta la muerte) en un circuito ilegal siniestro con el que las Janes querían acabar.

El relato está brillantemente construido, con imágenes de archivo y música de los 70, en base a los testimonios de las protagonistas. Tanto mujeres que acudieron a The Janes como integrantes del grupo nos muestran las dos caras del problema: la de las que corrían riesgos para llevar adelante la misión y la de las que no querían correr más riesgos y pedían desesperadas por ayuda. Son relatos profundos que también instalan una atmósfera de victoria, una medida alegría por desafiar un sistema nefasto y quebrar sus prácticas deshumanizantes y peligrosas.

The Janes fue un proyecto ejecutado por mujeres valientes e inteligentes, que fueron perseguidas y arrestadas, pero que desafiaron a la autoridad y no respetaron las leyes que no respetaban a las mujeres. Ayudaron a otras mujeres de bajos recursos a tener abortos seguros y fueron heroínas anónimas que las alentaron a no sentir la criminalización de la práctica. Fueron parte de una revolución social y médica que culminó cuando el aborto fue legalizado. Los abortos siempre existieron y existirán, y estas mujeres lograron que otras no perdieran la vida.

The Janes, de Tia Lessin y Emma Pildes. 101 minutos. En HBO Max.