“Para seres mortales de todas las edades”, recomiendan en la contratapa y no puede ser más acertado. ¿Así es la muerte? 38 preguntas mortales de niñas y niños se mete con un tema universal, una inquietud antigua que suele intrigarnos desde la infancia y que ha sido tema omnipresente en la literatura de todos los tiempos en todo el mundo. La muerte es un tabú desde una mirada sobreprotectora hacia la infancia, pero también entre los adultos, en una especie de acuerdo tácito de que “mejor no hablar de ciertas cosas”. Pero como las niñas y los niños pasan de tabúes, suelen inquietar a los adultos desprevenidos con preguntas “difíciles” en torno a este asunto inexorable y misterioso (la incógnita sobre qué pasa después de que morimos ha alimentado desde siempre fantasía y temor por partes iguales).

Para Ellen Duthie, Anna Juan Cantavella y Andrea Antinori junto al equipo de la editorial española Wonder Ponder ―en la que apareció este título en su edición original en 2023― y de la argentina Iamiqué ―que publicó este año la versión que reseñamos acá― el de la muerte es un fascinante tema de investigación, reflexión y conversación larga y sin tapujos con los más jóvenes, que se puede abordar con la seriedad que merece sin perder el humor, el desenfado y la absoluta honestidad en las respuestas.

Antes siquiera de abrir el libro ya sabemos mucho porque los antecedentes en títulos de literatura y filosofía para niñas y niños de Duthie en Wonder Ponder son elocuentes (Mundo cruel, ¡Pellízcame!, entre otros) y porque también lo es el catálogo de libros “de información” de Iamiqué con su estilo descontracturado que pone en contacto la ciencia con el público infantil. También conocemos por su trabajo de calidad a Anna Juan y al ilustrador italiano Andrea Antinori (además de su obra como autor integral y de haber trabajado con numerosos escritores, tenemos en la retina sus ilustraciones de títulos de Gianni Rodari). A autores y editores se suma el trabajo de los diseñadores (Aida Novoa y Carlos Egan, de Studio Patten), de la bióloga Xaviera Torres y la psicoanalista Montse Colilles Codina en el asesoramiento y de la ilustradora Loreta Lion, porque un libro tan complejo no es obra de uno ni de dos, sino de un gran equipo pensando en conjunto.

Lo que aparece en estas páginas comenzó con una invitación que lanzaron Duthie y compañía: a hacerse preguntas sobre la muerte. Publicaron el cuadernillo ¡MORTAL! Propuestas vitales para pensar sobre asuntos mortales y convocaron a una serie de talleres en los que la idea era “dar tiempo a pensar, imaginar y preguntar sobre la muerte”, a los que invitaron a participar a escuelas y familias de todo el mundo (después de probarlos las autoras en ellas mismas), tal como explican en la introducción. Como resultado, recibieron preguntas de niñas y niños de muchos lugares (España, Italia, Finlandia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Colombia, México, Argentina, Ecuador, Brasil y Turquía). Muchísimas preguntas en las que no faltan la mirada poética, la reflexión filosófica, el cuestionamiento y la curiosidad desenfrenada, que llenan siete páginas enteras al final, citando en cada caso nombre y edad de su autor; a modo de ejemplo: “¿Nos gusta morir?” (Sara, siete años), “¿Podría ver la luna si estuviese muerta?” (Paula, seis años), “Cuando nos muramos todas las personas, ¿qué vendrá después?” (Gala, seis años).

De ese universo amplísimo, las autoras escogieron 38 preguntas de niñas, niños y adolescentes de entre cinco y 15 años, a las que se propusieron responderles, dentro de lo que es posible. Cada pregunta se acompaña de su respuesta, de extensión variable, de entre una y tres páginas, las maravillosas ilustraciones de Antinori ―quien, es interesante acotar, no leyó las respuestas antes de dibujar, sino que trabajó sólo a partir de las preguntas―, viñetas y datos de interés al margen. Cada respuesta es personalizada ―en estilo epistolar, se dirige en segunda persona a quien formuló la pregunta― y rigurosa. En cada uno de los 38 textos hay investigación y respeto, también humor y piedad. Paradas sobre la convicción de que hablar sobre las cosas que nos interesan, que nos inquietan, que nos intrigan, que nos atemorizan, que nos fascinan es fundamental y que formularse preguntas y compartirlas es la raíz misma del conocimiento, las autoras dialogan con las niñas y niños que preguntan, un diálogo ficcional, in absentia pero teniendo muy en cuenta al interlocutor.

Con una paleta de colores definida y constante a lo largo de las páginas, el libro se propone en una estructura sólida que facilita la lectura y contiene. Desde la angustiante “¿Yo me moriré?” del inicio hasta la cuestionadora “¿Por qué se dice ‘descanse en paz’ y no ‘descanse divertido’?” del final, se ordena más según un criterio de equilibro que temático: hay preguntas de índole práctica ―“¿Cómo se hacen las lápidas?”―, que van a los detalles ―“Cuando morimos, ¿todo el cuerpo se muere de golpe?”―, centradas en los que no se mueren ―“¿Quién cuida de los hijos cuando los papás mueren?”―, de tono más filosófico ―“¿Qué sentido tiene la vida si vamos a morir?”― hasta las que van en el camino inverso, hacia el otro gran misterio, el del nacimiento ―“Antes de nacer, ¿dónde estaba? ¿Estaba muerta?”― e incluso focalizadas en algo tan concreto que sacan una sonrisa ―“Y si me muero, ¿qué será de mi consola?” o “¿Es verdad que cuando te decapitan tu cuerpo corre sin cabeza?”―. Las respuestas, en consecuencia, abordan esa diversidad: datan el primer testamento, dan cuenta de qué edad tiene la persona más vieja del mundo, detallan el proceso puramente biológico de la muerte y lo que ocurre con el cuerpo, comentan costumbres, rituales, hablan del duelo y el sufrimiento, del cuidado y el recuerdo. En cada respuesta hay algo de humor. En cada respuesta hay mucho de información. En cada respuesta hay respeto y calidez. En cada respuesta hay tiempo dedicado a pensar para responder una pregunta.

Por supuesto, un tema tan vasto, tan inherente a la humanidad en tanto seres mortales que somos, es inabarcable en 140 páginas y también en miles, pero ¿Así es la muerte? 38 preguntas mortales de niñas y niños propone un inicio más que contundente de abordarlo. Y lo hace de la mejor manera posible: yendo a los destinatarios del libro a recabar sus preguntas. Tiene, por otra parte, en su frescura y en su solidez, el efecto de crear la sensación de dominio basado en el conocimiento y, al mismo tiempo, de tanto preguntar y responder, activa el mecanismo de seguir preguntando. En este sentido, las autoras invitan a seguir en el tema con el cuadernillo ¡MORTAL! Propuestas vitales para pensar sobre asuntos mortales ―aquel, el del origen de todo―, que está disponible [en la web de la editorial)(https://iamique.com.ar/actividades/).

Un deleite por donde se lo mire, cuidado hasta el más mínimo detalle y sin escatimar nada, ¿Así es la muerte? 38 preguntas mortales de niñas y niños es también una manera de acercarnos a lo que les preocupa, a quitarle la etiqueta de “incómodo”, “difícil” o “escabroso” a un tema que nos atañe a todos y que para los más chicos se presenta en forma de preguntas interesantes y urgentes.

¿Así es la muerte? 38 preguntas mortales de niñas y niños, de Ellen Duthie y Anna Juan Cantavella, con ilustraciones de Andrea Antinori. 140 páginas. $ 1.390. Ediciones Iamiqué, 2024.

Posibles links

» El pato, la muerte y el tulipán, de Wolf Erlbruch. Bárbara Fiore Editora.
» Soy la vida y Soy la muerte, de Elisabeth Helland Larsen y Marine Schneider. Bárbara Fiore Editora.
» ¿Cómo será el más allá?, de Shinsuke Yoshitake. Libros del Zorro Rojo.
» Bigudí, de Sébastien Mourrain y Delphine Perret. Limonero.
» ¿Hay alguien ahí? Preguntario interplanetario para terrícolas inteligentes. De Ellen Duthie y Studio Patten. Iamiqué.