La tragedia de Cromañón es uno de los eventos más traumáticos para la sociedad argentina de las últimas décadas. El incendio ocurrió en la madrugada del 30 de diciembre de 2004 durante el recital de la banda Callejeros en el boliche República de Cromañón del barrio Once, que era gerenciado por Omar Chabán, un conocido empresario de la noche.
Se trata de uno de los mayores desastres no naturales de Argentina y de la música mundial; dejó 194 muertos y casi 1.500 heridos, y además produjo importantes cambios políticos, culturales y sociales. El jefe de gobierno de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, fue sometido a juicio, fueron encarcelados empresarios y los propios Callejeros (hoy reciclados como Don Osvaldo), y la tragedia fue una bisagra en las disposiciones de seguridad para locales para espectáculos, que fueron mucho más allá de prohibir el uso de bengalas en locales cerrados y redujeron considerablemente la cantidad de locales con música en vivo en la capital argentina.
Ahora, Armando Bó hijo, Marialy Rivas (La jauría) y Fabiana Tiscornia (La reina del miedo) se basan en este hecho real para dar vida a la miniserie Cromañón. El guion corrió por cuenta de la periodista Josefina Licitra, autora de 38 estrellas: la mayor fuga de una cárcel de mujeres de la historia y de otros proyectos en torno al escape de presas políticas del penal de Punta Carretas en 1971.
La serie fue producida por About Entertainment (propiedad de Bó) y la uruguaya Cimarrón, fue filmada en gran parte en Uruguay y cuenta con el uruguayo Roberto Suárez (que interpreta a Chabán) en su elenco, que se completa con figuras como Soledad Villamil, Luis Machín, Paola Barrientos, Esteban Lamothe y Muriel Santa Ana.
Atravesada por dos líneas temporales entre 2004 y 2008, la historia es narrada desde la perspectiva de Malena (Olivia Nuss), su novio Lucas (José Giménez Zapiola) y su amigo Nico (Toto Rovito, el hijo de Dolores Fonzi en Blondi). En el presente de la historia, Malena vive en Rosario y sufrió esta tragedia en primera persona. Cuatro años después, al enterarse del suicidio del chico que la sacó aquella noche del incendio, regresa a su barrio natal de Villa Celina (el mismo de Callejeros) para enfrentar su pasado y superar la culpa que le genera el hecho de seguir viva.
La estética reproduce la del rock barrial de inicios de los 2000 y la historia refleja con naturalidad el espíritu rollinga de los que hacían todo por su banda. La nutrida banda sonora incluye a Las Pelotas, La Renga y los Ratones Paranoicos pero no a Callejeros, que negaron toda posibilidad de participar y no cedieron los derechos de sus canciones.
A lo largo de ocho episodios, se tejen microhistorias que giran alrededor de esa fatídica noche a través de saltos temporales que, con una impecable cinematografía, nos llevan desde el momento en que una bengala quema el cielorraso y desata la tragedia con miles de personas atrapadas en una caja de humo y fuego (había más de 4.000 personas cuando estaba habilitado para 1.000) hasta el año 2008, cuando todo se revive con el inicio del juicio.
El regreso de Malena es la excusa para narrar este gran flashback que da cuenta de la corrupción política y policial, la desidia, el caos del operativo, el periplo de la búsqueda, la inusual cobertura mediática y el efecto residual del shock. También aparecen el amor y la valentía de los que volvían para ayudar a sus amigos (casi la mitad de los fallecidos murieron al regresar al local para sacar gente), de los héroes anónimos que salvaron vidas y de una lucha por justicia que duró décadas.
Cromañón es, por un lado, una impactante crónica de una tragedia; el quinto y sexto capítulo son los más fuertes, ya que narran la masacre, que se registra de forma pormenorizada y cruda, con un relato riguroso que logra transmitir el drama de esa noche y desnuda el morbo a su alrededor (“No filmes, hermano, ¿no ves que se está muriendo gente acá?”, grita un sobreviviente en medio de ambulancias y cuerpos).
Por otra parte, también es el reflejo de la identidad de la generación poscrisis de 2001: el machismo en la música, el amor homosexual, el embarazo adolescente y el aborto como temas que rondan a los protagonistas, a la vez que se narra con emoción el valor de la amistad y la lealtad y el esfuerzo de los familiares por la verdad frente a un sistema judicial con fallos absurdos.
Mezcla de ficción, catarsis y homenaje, Cromañón es una serie sólida, respetuosa y sensible que domina el mensaje que quiere dar a través de la redención de un grupo de amigos que sobrevivieron al trauma de una masacre evitable pero que entendieron que no eran culpables por estar vivos. Así, vuelve a poner en debate un tema doloroso que invita al ejercicio de la memoria de una herida aún abierta.
Cromañón. Ocho capítulos de 40 minutos. En Prime Video.