Publicada por Fin de Siglo, El corazón de piedra de la tía Perla, de Fabián Lucas, fue la obra ganadora, en 2023, del Premio Juan Carlos Onetti que la Intendencia de Montevideo otorga anualmente a publicaciones inéditas, en la categoría Narrativa infantil y juvenil. Lucas ya había obtenido un segundo premio en los Onetti en 2020 con Lena, Emma y Dulce Marta, que también fue publicada por Fin de Siglo, que ha mostrado en los últimos años una política editorial atenta a este tipo de premiaciones para incorporar nuevos autores a su catálogo.
Ambas novelas tienen algo más en común que haber sido seleccionadas en la misma premiación, lo que permite leer El corazón de piedra de la tía Perla en diálogo con su antecesora. También en este caso la protagonista es una niña de 12 años que se encuentra en la transición entre la escuela y el liceo; también aquí se traslada a un alejado y olvidado pueblo del interior del país durante las vacaciones; también aquí la separación de su mejor amiga es su preocupación. Sin embargo, hay otras tantas diferencias con respecto a Lena, Emma y Dulce Marta: Nina, la protagonista, no va a pasar al liceo porque debe repetir sexto, y el viaje al pueblo Pato Blanco con la tía Perla del título es un traslado impuesto, que ella percibe como un castigo y que sus padres deciden como una forma de propiciar un cambio o un aprendizaje. El vínculo, firmemente establecido en el texto, con su mejor amiga, Franca, a quien siente que traicionó con el traspié que impedirá continuar juntas en la nueva etapa escolar, se mantiene.
“Querido diario: ¿Qué pasa si te tirás de un auto a toda velocidad? No digo que vaya a hacerlo pero me gustaría saber”, arranca el primer capítulo, titulado inequívocamente “Todo mal para Nina”. Nos sitúa en un auto en el que la protagonista viaja en el asiento de atrás, sin celular, con un cuaderno y una lapicera como únicas herramientas, rumbo a un destino que es el epicentro del disgusto y que define como “la cárcel”. En las dos páginas y media de ese primer capítulo queda planteada con claridad la situación, y el lector es invitado a acompañar a Nina en el viaje. De inmediato, el “querido diario” pasa a ser “querida Franca” y es la perspectiva –y el deseo– de comunicación con la amiga la que signa el relato.
Una vez más, pero con mayor firmeza, la voz de la niña protagonista de esta novela de Lucas es convincente, orgánica y vital. La angustia, el hastío, la bronca son retratados con honestidad y vamos siguiendo la historia desde la perspectiva de Nina, que por intermedio de la escritura a su diario –y a Franca– teje la historia. La acritud con que la recibe la tía es la contracara de la amabilidad de sus padres. Perla no manifiesta preocupación por su sobrina ni mucho menos empatía: desde un principio deja claro que deberá seguir sus reglas, que incluyen obedecer, colaborar con las tareas de la casa y adaptarse a una rutina muy aburrida y rígida.
El descubrimiento de que la tía teme a los fantasmas y que es fiel escucha de Secretos de los misterios, el programa de radio conducido por un tal Doctor Julián, experto en parapsicología, a quien la tía venera, le da a Nina una punta para llevar adelante su plan: asustar a la tía para forzar que decida devolverla a su hogar. En adelante, se encadenan engaños y revelaciones, la tía Perla cuenta su historia y la de una piedra roja que atesora y que sintetiza su historia, y que ya conocemos como anticipación desde los sentidos que abre la metáfora del título: “corazón de piedra”.
Tía y sobrina emprenden un viaje que la tía concibe como reparación por una vieja culpa, en el que Nina conoce a Luna, la hija de Juan Roberto, el camionero, con la que tiene muchas cosas en común. Es un viaje de descubrimiento y de aventura: lo que comienza como un regreso en el tiempo para purgar una vieja culpa de la tía Perla va abriendo distintas capas de historias a medida que se van conociendo los personajes y despliegan sus respectivos relatos, que se enlazan en el periplo de Nina. Pasado y presente, infancias diferentes y con puntos en común, y un viaje de regreso en el que la piedra robada vuelve a ser el tema, en un juego de espejos. Y se desata la acción; la búsqueda une a los cuatro personajes y al mismo tiempo cambia el ritmo y el tono de la narración, que se vuelca más al humor y la velocidad.
Todos los caminos abiertos en la narración finalmente confluyen para cerrar una historia redondita en la que se pone en juego el valor de la verdad y se va desenredando toda una cadena de engaños. Con un ritmo sostenido, El corazón de piedra de la tía Perla sostiene sin pausa la atención del lector en sus distintos tonos, basada en una voz infantil convincente y genuina que desde la primera página a la última tiene como preocupación la amistad. En los 43 capítulos que componen esta novela, los sentimientos, la comprensión y la verdad prevalecen y trastocan lo que parecía irreparable.
El corazón de piedra de la tía Perla, de Fabián Lucas. 280 páginas. Fin de Siglo, 2024. $ 590.
Coplitas en el bolsillo
La biblioteca mendocina-montevideana Dragón Dorado vuelve a abrir sus puertas en la tarde del sábado con la presentación de un nuevo libro de poesía para niñas y niños de Mercedes Calvo. Coplitas en el bolsillo tiene ilustraciones de la chilena Paloma Valdivia y acaba de ser publicado por el sello mexicano Ediciones Castillo. La cita es este sábado a las 16.00 en Porongos 2623, esquina Guadalupe. La actividad es sin costo, pero el cupo es limitado, por lo que es necesario inscribirse en el formulario.
Transformers constructivistas
Es el sábado 14, de 15.00 a 17.00, pero al tratarse de una actividad con cupo limitado conviene anotarse con tiempo en el formulario. En el marco de la celebración de los 150 años del nacimiento de Joaquín Torres García, el Museo Torres García (Sarandí 683) y el Centro Cultural de España (CCE, Rincón 629) proponen Hacé tu juguete, un taller familiar en el que se recorrerá la vida y obra del artista, en particular la etapa en que diseña y desarrolla los juguetes transformables, que fueron creados para sus hijos y luego se transformaron en el sustento de la familia.
“Los juguetes transformables reúnen varias de las nociones plásticas que Joaquín desarrolló a lo largo de su camino. La obra como unidad, el todo y las partes, la armonía. Permiten la estimulación de la exploración, la creatividad y la búsqueda de soluciones, el ensayo y la vivencia de conceptos como equilibrio, peso, composición. El equilibrio entre la intuición y la razón”, explican los organizadores. La propuesta comienza en el museo, donde “disfrutaremos de los juguetes originales, de las réplicas con las que podremos jugar y del entorno de la muestra Joaquín Torres García: clásico, moderno, universal”, para trasladarse luego al CCE, donde los participantes crearán su propio juguete transformable.