Mientras el racismo campea (en el mundo y también en nuestro solidario y perfecto Uruguay), hay que reconocer que en los últimos años algunas cosas han cambiado para mejor, o al menos para menos peor. Alcanza con viajar un par de décadas atrás para recordar un programa japonés de entretenimientos, en plan supervivencia del más apto, que se popularizó en España y América Latina como Humor amarillo. Hoy sería impensado ese título, al menos entre las cadenas de televisión que tengan un poco de vergüenza.
Reconociendo la pifia histórica comienza una nueva versión, remozada para los tiempos que corren, del mismo entretenimiento llegado de tierras niponas, que básicamente tenía a decenas de participantes estrellándose contra muros, cayendo en lagos embarrados o siendo capturados por una serie de trabajadores disfrazados de guerreros o monstruos. La nueva traducción conserva el título original de El castillo de Takeshi y las nuevas voces españolas se apuran en aclarar: “Humor, pero de ningún color en particular”.
Por suerte, lo más gracioso que tuvo este programa, que, si mi memoria no falla, aquí se transmitía fragmentado dentro de programas locales de variedades, era ver a aquellas personas fallando en sortear obstáculos. Los mismos que luego Marcelo Tinelli adaptaría (uno quiere creer que pagando los derechos), como aquel con la tabla de surf agarrada a un brazo que iba girando y los competidores debían saltar o agacharse en el momento justo.
Hay elementos del programa que uno recién pudo descubrir con la nueva edición, que llegó hace poquitos meses a Prime Video. En primer lugar, cuando hablaban de Takeshi, no era otro que el actor y director (pero antes comediante) Takeshi Kitano, que jugaba a ser el señor de una fortaleza que debía ser conquistada para así llevarse una generosa cantidad de yenes. Comenzaban decenas de interesados, y cada prueba física iba descartando a unos cuantos hasta llegar a uno o dos afortunados que enfrentaban difíciles pruebas finales.
En segundo lugar, en mis averiguaciones descubrí que en España la versión doblada (la del título cromático) fue todo un éxito y que allá poco les importaba la mecánica del juego. El chiste era ponerles sobrenombres (algunos irrepetibles) a los concursantes, inventarles biografías delirantes y (también, claro) relatar cómo se reventaban contra tal o cual muro.
Prime Video nos permite “quedarnos con el pastel y a la vez comerlo”, como dicen los yanquis, porque trae dos versiones bastante distintas. Una es la original, japonesa con subtítulos, que consiste en ocho episodios de alrededor de una hora en donde nos explican la mecánica de cada uno de los juegos, las posibilidades de continuar en competencia, y el ridículamente adorable folclore del asunto, con una participación pequeña de un Kitano a quien los años lo han sacudido más que los monstruos a los participantes.
Y después está la versión del doblaje, que tiene a figuras como Dani Rovira, el mismo que llevó a Superlópez a la gran pantalla, relatando lo que ocurre en pantalla. Pero no solamente eso, sino que el programa está completamente reeditado en ocho episodios de poco más de media hora cada uno, lo que cercena por completo a la historia pero también inventa personajes recurrentes (como el maravilloso Divorciado) e incluye a los Venga Monjas haciendo canciones originales que pueden no tener absolutamente nada que ver con lo que estamos presenciando.
Ustedes se preguntarán qué versión elegí, y la verdad es que decidí sacrificarme por todos ustedes como lo hizo una vez el hijo de un carpintero (hablo de Pinocho, por supuesto), y vi ambas versiones. Por un lado, la original, porque tenía ganas de saber qué ocurría, y por el otro, la española, porque es que estos tíos son muy graciosos. Aunque leí por ahí que para muchos no era lo mismo que con las voces originales... algunas de las cuales están en roles de reparto.
La realidad es que soy una persona completista y no quería perderme la trama ni los chistes, así que terminé viendo ocho episodios de una hora y media. Pero ustedes liberen sus mentes y elijan. Por lo breve y porque realmente me arrancaron carcajadas, sugiero la del doblaje. Ya veremos si esta vez me hacen caso o no.
El castillo de Takeshi, ocho episodios en versiones de 30 y 60 minutos. En Prime Video.