A Mariano Tenconi Blanco le consta que el afiche de La fiera, protagonizada por Mané Pérez en la versión uruguaya, todavía decora las paredes del Varela Varelita. Aunque ya no frecuente tanto ese bar palermitano, no se siente a trabajar en sus mesas –se mudó, está más casero–, sigue defendiendo la materialidad de la escritura, el papel, incluso los diarios íntimos que nunca llevó pero incluye en sus obras.
Ejemplo próximo de esto es Quiero decir te amo, que este fin de semana presenta en la sala Verdi en el marco del Festival Internacional de Artes Escénicas (Fidae). “Una mujer ve a un hombre socorriendo a los heridos de un accidente de autos y se enamora de él. Esa mujer comienza a escribirle cartas de amor al hombre. La esposa de ese hombre captura las cartas. Ella comienza a responderle”, explica el avance.
Tanto la literatura como lo epistolar son tópicos y vehículos de la dramaturgia de un argentino muy ligado a esta orilla: la rama femenina de su familia es uruguaya –su abuela, que lo crio, era salteña– y su primera obra estrenada llevaba por título Montevideo es mi futuro eterno.
Para octubre prepara, con la Comedia Nacional, una pieza que explora los vínculos filiales de un dramaturgo bloqueado. Es una historia que orbita los mitos de origen y la construcción de un relato.
Mientras tanto, La saga europea, una tetralogía de la que dio a conocer Las cautivas y Las ciencias naturales, quedó en suspenso no porque Tenconi tenga la hoja en blanco, sino porque la agenda de su compañía está más cargada que nunca.
¿En qué momento está Teatro Futuro?
En uno muy bueno, de mucho vigor. Tenemos siete obras en cartel en distintos circuitos. La compañía la fundamos junto con Carolina Castro, la productora artística, con un rol que se parece al de productor musical, e Ian Shifres, que es el músico de la compañía. Durante casi diez años hicimos mayormente obras mías, en las que Caro e Ian tenían un rol en la creación. En los últimos dos años la compañía comenzó a hacer obras no necesariamente escritas por mí; el punto de partida fue Una casa llena de agua, de Tamara Tenenbaum, dirigida por Andrea Garrote, con Violeta Urtizberea. Actualmente tenemos dos obras de Tamara, Las moiras y El día más largo del mundo; una comedia musical, Derecho de piso, escrita y dirigida por Ian Shifres junto con Ana Schimelman; y una obra de Santiago Loza, Viento blanco, que dirigen Valeria Lois y Juanse Rausch. Y surgió La mujer fantasma para hacer en Barcelona.
Es una compañía sin actores. Aunque hay caras repetidas, los elencos varían.
Tal cual. Un poco tiene que ver con que hay una dinámica de la escena teatral de Buenos Aires en la que los actores hacen muchos espectáculos a la vez. Entonces, en principio la compañía no tiene un elenco fijo, pero hay un montón de gente que a su manera forma parte central, como el caso de Lorena Vega, que desde 2017 es una compañera, una socia, además de una amiga.
Ahora que hacen obras ajenas, ¿siguen predominando los personajes femeninos?
Podemos decir que el manifiesto no escrito, las obras que nos interesan, suelen tener dos características: que sean ficción, de una dramaturgia importante, intensa, bien trabajada, sólida, y al mismo tiempo que haya una actuación que tenga una centralidad; nos gusta mucho el Teatro con mayúscula, digamos. Es uno de los motores, más allá de que sea yo el autor o no.
¿Cómo fue el contexto creativo de Quiero decir te amo? Está agrupada en el libro Mitos y maravillas, productos de oficina, donde figura “La vida extraordinaria”, que también tiene que ver con las misivas.
La escribí y estrené en 2012. Es mi tercera obra, estuvo en una sala pequeñita, era un material casi de culto. Ese libro reúne buena parte de mi obra que tiene que ver con los personajes femeninos, porque de alguna forma son una misma serie, en donde hay un trabajo con la literatura de intimidad y es lindo poder mostrarla ahora, porque fue la primera obra en la que empecé a experimentar en torno a esta forma escritura, digamos, en los márgenes de la literatura, y a ver qué podía ofrecerle al teatro.
¿Cómo te encuentra esta nueva versión?
Tiene muchísima reescritura, casi la mitad. Siento que muchas de las cosas que ese joven dramaturgo escribió a tientas se volvieron parte de un gesto, o sea, cosas que estaban en una zona de absoluta indagación ahora son una marca de autor, y eso me gusta. Con el correr del tiempo uno va adquiriendo otra relación con lo teatral. El aporte que le hizo el autor grande al autor joven tiene que ver con esto, con esa mirada que tiene muchos años sobre los escenarios.
¿La vida extraordinaria es la más exitosa de tus obras? Es la que más ha permanecido en cartel.
Es una obra muy importante para el conjunto de mi obra, está hace muchos años en cartel, siempre las funciones tienen muchísimo público. La estrenamos en el teatro Cervantes, tuvimos una temporada a lleno, la íbamos a reponer en 2020 y teníamos dos meses agotados, cuando comenzó la pandemia, y fue de las primeras obras en volver cuando todavía había restricciones para el teatro. Tiene una significancia importante también con la escena teatral porteña: por el momento en el que estuvo, por las funciones que hizo, por quiénes son las actrices, por un montón de motivos. Reúne las cosas hermosas que tiene la escena porteña, con total orgullo y pertenencia. Lo del éxito es un poco raro de decir. Quizás viajó un poco menos que Las cautivas, por ejemplo, que hizo temporada en Madrid. Tuvo un camino hermoso y ojalá que también lo tenga Quiero decir te amo. Uno quiere a todas las obras por igual, sobre todo cuando me han dado tantas alegrías y además las hago con gente que quiero tanto.
En Montevideo las temporadas son cada vez más cortas y a los artistas les cuesta conseguir sala. ¿Qué situación tienen ustedes?
No puedo no hablar de la crisis en la que estamos sumidos desde que ha llegado este nuevo gobierno. Cualquier actividad, económica o artística, lo que sea, está atravesada por lo que estamos viviendo. La situación es muy difícil y al mismo tiempo hay una retracción en la producción de los teatros estatales en virtud de este furor por acusar a todo lo estatal de negativo. Eso define un poco la producción, pero después, en contrapartida, las obras que tienen la suerte de conectar con el público duran mucho tiempo en cartel y no tenemos la lógica de temporadas cortas.
¿Qué podés avanzar de lo que preparás con la Comedia Nacional? Juega con tus datos biográficos. ¿Será autoficción?
A mí me gusta trabajar con la mirada biográfica pero desde la ficción. En este caso, a la hora de pensar en una obra para Uruguay sentí que mi historia personal era parte, porque mi mamá es uruguaya, mi abuela era uruguaya. Tengo un vínculo afectivo profundo, no tanto de venir, pero sobre todo porque los relatos de ellas sobre Montevideo eran como míticos. Hay algo de todo eso que me atraviesa, que forma parte de esta obra que se llama Madre ficción pero que también es fruto de la imaginación. Una parte muy importante es el diario de un escritor que prepara una obra para la Comedia Nacional. Son cuatro actores, pero hacen muchos personajes. Lo teatral aparece como dispositivo que tiene que ver con lo performático. Me gusta esa maquinaria, me gusta el oficio, el vestuario, el escenario, las pelucas. En ese mundo me siento cómodo, siento que la ficción se vuelve más poderosa.
Quiero decir te amo, con Lucía Aduriz y Violeta Urtizberea. Este sábado a las 20.00 en la sala Verdi. Entradas a $ 400 en Tickantel y boletería. 2x1 para la diaria.