La dupla femenina creativa de Silver Tree (You, Atypical) y Liz Feldman (2 Broke Girls, The Ellen DeGeneres Show) se ha especializado en narrar buenas historias con un aceitado humor negro. Ambas coescribieron y dirigieron la exitosa Dead to Me, una serie de tres temporadas sobre la amistad entre dos mujeres en duelo (una viuda sarcástica y una mujer más relajada con un sorprendente secreto) que se unen durante una terapia grupal. Ahora, ambas directoras, con la producción de Will Ferrell, regresan a la comedia oscura con Fachadas.

El título original en inglés es No Good Deed (algo así como “malas acciones) y la historia sigue a tres familias que intentan comprar una propiedad que consideran la casa de sus sueños, sin saber que dentro de esas paredes de centenario estilo español se esconde un asesinato sin resolver. Los protagonistas son Lydia, una exconcertista de piano (Lisa Kudrow, la icónica Phoebe de Friends) y Paul Morgan, un constructor en quiebra (Ray Romano en _ Everybody Loves Raymond_), un matrimonio que desde hace tres años padece la pérdida de su hijo Jacob, supuestamente asesinado en un robo que salió mal. En un esfuerzo por seguir adelante, deciden poner en venta su casa en Los Ángeles.

En la primera jornada a puertas abiertas, la majestuosa propiedad atrae la atención de varios potenciales compradores: Leslie (Abbi Jacobson) y Sarah (Poppy Liu), una pareja que después de varias fecundaciones in vitro fallidas, optan por desistir y usar sus ahorros para encontrar un lugar que sientan como su hogar. Otras dos familias compiten por la compra de la mansión: los futuros padres Carla (Teyonah Parris) y Dennis (OT Fagbenle), y la estrella de telenovelas venida a menos JD Campbell (Luke Wilson, que exhibe su interminable don para la comedia) y su complicada esposa Margo (Linda Cardellini).

A través de una ingeniosa y sombría trama, vemos cómo mientras todos mueven influencias para que su oferta por la casa sea la ganadora, con algún chantaje incluido, Lydia y Paul deciden tomar medidas algo drásticas para asegurarse de que no se revele lo que realmente pasó la noche en que murió su hijo, a la vez que aparecen pistas sobre quién fue el asesino. La pareja, encerrada por sus propios demonios, se ve atrapada en una red de mentiras y engaños mientras navega entre un doloroso pasado y un misterioso presente.

Con efectivos gags de humor negro y con una intensa trama policial, vemos cómo los Morgan luchan por ocultar los oscuros secretos atados a su hogar para finalmente darse cuenta de que la única manera de escapar de sus fantasmas es enfrentarlos. A medida que la guerra de ofertas se acelera, los enigmas empiezan a descifrarse.

El entramado de microhistorias se equilibra en gran forma entre el thriller, el drama y la comedia. Acidez, humor y emoción tiñen esta historia de la caída de una familia común, que es también un comentario sobre el peso de las apariencias y la mirada ajena, el valor del perdón y la necesaria naturalización de los errores y las mentiras, mientras desdramatiza el sentimiento de culpa, los duelos y la muerte.

Su talentoso reparto –Cardellini y Wilson brillan en sus papeles secundarios y aportan una buena dosis de alivio a todo este universo de relatos entrelazados–, su ritmo rápido y sus inesperados giros hacen de No Good Deed una serie adictiva y de premisa concreta: todos siempre ocultamos algo y ninguna fachada de vida perfecta resiste.

Fachadas. Ocho capítulos de 35 minutos. En Netflix.