Tim Robinson tiene uno de esos nombres sencillos, fáciles de recordar (aunque también se puede confundir con Tim Robbins o con Craig Robinson). También tiene una de esas caras muy fáciles de recordar, con una combinación de rasgos que ha sabido utilizar para formar toda clase de morisquetas. Y tiene un estilo de humor que, si logra atraparte, te convertirá en robinsonista de por vida.
Entre 2012 y 2016 fue parte del staff de Saturday Night Live (SNL), primero como actor y luego como guionista, con algunas apariciones que pueden encontrarse en Youtube (busquen “Roundball Rock”). De la serie Detroiters poco puedo decir porque nunca la vi; este hombre entró en mi radar gracias a la serie Netflix Presents: The Characters, antología de ocho episodios protagonizados por ocho comediantes. El suyo, que comienza con su interpretación de un crooner con mala suerte, es ineludible.
En 2019 llegaría I Think You Should Leave (ITYSL), traducida por Netflix como ¿Por qué no te vas?. Con seis episodios de menos de 20 minutos cada uno, Tim se convirtió en nueva figura del panorama actual de sketches. La clave estaba en no quedarse demasiado tiempo aferrado a una idea... excepto cuando la gracia está en quedarse aferrado a una idea demasiado tiempo, como ese personaje (en el primer sketch del primer episodio) que empuja una puerta cuando debía tirar de ella, y para evitar la vergüenza del error termina rompiéndola hacia afuera.
Creada junto con Zach Kanin, esta serie suele estar protagonizada por personas que siempre van un pasito más allá. Estos seres, casi siempre en la piel de Robinson, intentan disimular errores con situaciones aún más equivocadas, gritan cuando hay que quedarse en silencio y logran generar incomodidad de las maneras más variadas posibles. Tres temporadas lo testifican, la última de ellas estrenada en 2023.
Desde entonces la televisión (las plataformas, ustedes me entienden) extrañaban a Tim Robinson. Y su ausencia se debió a que, junto con Kanin, se encontraba pergeñando una ficción más ambiciosa, al mismo tiempo más tradicional (o menos rara), pero que no defraudará a aquellos que cada tanto tienen que volver a escuchar “Lady Luck” o buscar en Youtube el sketch sobre el sombrero de Brian. Se llama The Chair Company, pero HBO Max decidió traducirla como La silla.
Está bien, es verdad que todo comienza con una silla, pero los robinsonianos sabemos que las cosas suelen terminar en algún lugar mucho más lejos del punto de origen. Ron (Robinson) trabaja en una empresa de desarrollo inmobiliario y está a cargo del proyecto de un nuevo centro comercial. Bien al comienzo, luego de hablar para toda la compañía, se sienta en una silla (la silla) y esta colapsa de inmediato, ocasionando un accidente aparatoso.
Cualquier otra persona se reiría de ese momento y no mucho más. Pero este es el mundo de Tim y Zach. Así que mientras Ron debe acudir a diferentes reuniones de Recursos Humanos (porque al caerse vio por debajo de la pollera de una compañera de trabajo), el hombre se obsesiona por completo con la compañía que fabricó la silla que lo hizo caer.
Si estuviéramos en ITYSL veríamos a Ron descender rápidamente hasta los infiernos de la obsesión, poner en riesgo su matrimonio con Barb (Lake Bell) y la relación con sus hijos Natalie y Seth (Sophia Lillis y Will Price, respectivamente). Toda esa locura podría suceder en cuatro minutos que desde fuera del televisor se sintieran como mil, pero esta es una serie de ocho episodios de alrededor de media hora, con una sola historia.
Por momentos parece como cuando Los Simpson, o algún sketch de la mencionada SNL daba el salto a la gran pantalla y surgía la pregunta de si la idea que funcionaba en pocos minutos soportaría un largo-metraje (el guion va a propósito). En ese sentido La silla es un poco ITYSL: la película, por ridículo que suene, aunque lo importante es que el resultado final es igual de atrapante y gracioso. Con muchas más risas, porque hay más minutos para hacerlo, y al menos un momento que demuestra que es una serie exclusivamente para adultos.
Ron se toma su tiempo para convertirse en investigador privado e ir detrás de Tecca, la Chair Company del título original, que podría ser apenas un vértice de una enorme conspiración. En el camino, como sucede en sus historias de formato corto, se irá cruzando con personajes increíbles, como el investigador Mike Santini (Joseph Tudisco), un hallazgo maravilloso de esta serie. Robinson es mejor que Quentin Tarantino, porque este último recupera estrellas del limbo y Tim crea estrellas de perfectos desconocidos. Además de que no es fetichista de los pies.
Si ya conocen el humor de Tim, no piensen que es una versión lavada, sino que raciona los picos de tensión emocional para que no los experimentemos nosotros. Si todavía no lo conocen, creo que es una buena puerta de entrada y que al terminar la primera temporada (es importante mencionar que continuará) puedan conocer al Driving Crooner, al veterano que quiere autos más chiquitos, o a los absurdamente literales Pointer Brothers.
La silla. Ocho episodios de media hora en HBO Max.