De: Guido Manini Ríos
Para: Fernando Amado
Señor Amado, debo confesarle que me impactó muy negativamente su libro sobre mi persona. Tras haber leído sus investigaciones sobre los masones, los millonarios, los católicos y los judíos, esperaba algo más cercano a El Código Da Vinci. En lugar de eso, solamente vi declaraciones sacadas de contexto y nada que se pareciera a una teoría conspirativa de esas que tanto les gustan a los votantes de Cabildo Abierto.
De: La mamá de Fernando Amado
Para: Guido Manini Ríos
Señor Manini Ríos. Revisando la casilla de correo de mi hijo me encontré con un mensaje sumamente agresivo. Para su información, el bullying es uno de los grandes problemas que enfrenta nuestra juventud, y me parece muy lamentable que incurra en esta práctica nefasta contra alguien que es menor de edad.
De: Guido Manini Ríos
Para: Ediciones de la Banda Oriental
Señores tupamaros:
He escrito un libro que, creo, puede ser de su interés. Se titula: Fernando Amado, el hijito pródigo del astoribergarismo. Es una biografía novelada sobre un joven escritor que se dedica a publicar libros poco serios, repletos de teorías conspirativas y fantasías, pero que son los únicos que su infantil imaginación puede pergeñar. Si les interesa, tengo varias copias en distintos lugares seguros de la capital.
De: Ediciones de la Banda Oriental
Para: Guido Manini Ríos
Estimado general Manini Ríos:
Nos sorprende gratamente su ofrecimiento, ya que siempre estamos en busca de títulos que combinen actualidad e interés político. Lamentablemente, nuestra lista de publicaciones para los próximos dos años ya está completamente ocupada por los 27 tomos de la Historia precolombina, colonial, independentista y republicana del Uruguay, que, como seguramente ya sabe, está finalizando el investigador Gerardo Caetano.
De: Fernando Amado
Para: Guido Manini Ríos
Señor Manini Ríos:
Antes que nada, me gustaría pedirle que empiece a escribirme a esta casilla, que es más segura.
Con respecto al libro, lamento que algunas partes lo hayan desilusionado, pero le pido que me comprenda. Si en un libro no logro meter alguna polémica que compita mínimamente con una nota de Leo Haberkorn, me voy a quedar sin editorial. Sería el fin de mi carrera como escritor y tendría que dedicarme a la política. No quiero eso.