Sin importar de qué mercado se esté hablando, proponerse una historia o arco narrativo en tres libros es algo por completo ambicioso no sólo a efectos creativos sino también comerciales. Particularmente en Uruguay, anunciar una trilogía en la primera entrega sería probablemente un suicidio económico. Y, sin embargo, aquí estamos: el tercer tomo de Prócer zombie, de los Silva Bros, acaba de salir a la calle y se transforma, sin lugar a dudas, en el lanzamiento de historietas nacionales del año (y lo sería incluso en un año no tan particular como este).
Volver con la frente marchita
El final del tomo 2 encontraba al prócer regresando a Paraguay, luego de haber sido derrotado –otra vez– y asumiendo que no podría nunca realizar sus ideas en nuestro país. Uruguay quedaba en manos de Mikael Landowski, un recién llegado a la política que sorprendentemente entendía todo a la perfección y arrasaba en las elecciones (puede tener que ver que sea la reencarnación de nada menos que Napoleón Bonaparte, aunque fueron varios quienes lo compararon con el senador Juan Sartori). Ha transcurrido un período completo de gobierno: es 2026 y el país está sumergido en un futuro distópico, donde se arrasa con todo aquel que piensa distinto, se somete por completo cualquier disidencia y se utiliza todas las herramientas de la prensa y la propaganda para imponerse, o la violencia más directa cuando lo anterior no funciona.
En este contexto desolador, Artigas vuelve a ser reclamado por su gente y no tiene otra opción que volver a rescatar al país de este horrible destino.
Ciencia ficción, el Dark Knight Returns de Frank Miller, las referencias a los videojuegos, la total y absoluta anarquía histórica (los Silva revisan constantemente a personajes como Lecor, Otorgués, Ansina –que en este tomo brilla– y a viejos conocidos como Lavalleja y Rivera) que busca, como dice Leonardo Borges en el prólogo, “interpelarnos sobre nuestra identidad y quizás sobre lúgubres retazos y discursos bien armados, en definitiva, nuestra historia oficial. Los mitos de una historia digitada, sobre todo ensamblada sobre un deber ser que cada año parece más vacío, aunque el establishment no se ha enterado. Un andamiaje que este prócer zombie pone a temblar”.
Este Artigas redivivo no regresa sólo en formato de comedia o de revisión histórica (para horror de algún votante de Cabildo Abierto), sino que lo hace también como emocionante relato de aventuras, que referencia constantemente a todo lo que ha alimentado a los Silva: el cine de acción de los 80, la ficción posapocalíptica, los videojuegos de peleas. Este es el mejor tomo de la trilogía, que cierra de gran forma una historia que comenzó hace cinco años y que resultó debidamente ambiciosa.