“No es una simple elección la que tendremos el domingo. O votamos para restablecer la democracia o vamos a permanecer en la barbarie que estamos viendo”, dijo el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva sobre la segunda vuelta electoral, a la que llega como favorito. También el presidente Jair Bolsonaro, que busca la reelección, advierte contra un triunfo de su rival. Dice que si gana Lula se perseguirá a los cristianos, se cerrarán las iglesias y gobernará un “ateo” y “abortista” que pretende “liberar las drogas”.
Para Lula, un retrato del Brasil de Bolsonaro es lo que ocurrió el domingo, cuando un exdiputado bolsonarista, Roberto Jefferson, se atrincheró en su casa, disparó contra un grupo de policías que se disponían a arrestarlo y lanzó una granada que hirió a dos de los funcionarios.
Bolsonaro intentó tomar distancia de la figura de Jefferson. “Como determiné con el ministro de Justicia, Anderson Torres, Roberto Jefferson acaba de ser detenido y el tratamiento que se le da a quien tirotea policías es de delincuente. Transmito mi solidaridad a los policías heridos en el episodio”, dijo el presidente en un video.
Jefferson, que había sido detenido en agosto de 2021 en el marco de una investigación sobre la actuación de milicias digitales contra la democracia, había accedido a la prisión domiciliaria, pero debía cumplir una serie de medidas restrictivas, entre ellas, tenía prohibido el uso de las redes sociales. Sin embargo, la semana pasada las usó para insultar a una de los integrantes del Supremo Tribunal Federal, Cármen Lúcia Antunes. Por violar esas condiciones para la prisión domiciliaria, se dispuso su detención.
Para Lula, el comportamiento de Jefferson es reflejo del discurso de Bolsonaro. “Lo que ocurrió en Brasil el domingo no fue un problema de seguridad pública sino una demostración de la falta de respeto por las instituciones”, dijo. “Lo que Bolsonaro dice todo los días sobre las instituciones, sobre el Supremo Tribunal Federal, sobre los magistrados, sobre el Congreso es inconcebible. El presidente tiene por hábito ofender con palabras a las instituciones”, agregó.
Además, Lula anunció que si gana las elecciones terminará con la política de flexibilización del acceso a las armas que impulsó Bolsonaro. “Lo que está en juego es si queremos ver a los niños en la televisión con un libro o con una ametralladora en la mano. Un arma no educa. Un arma mata”, dijo.
También la política exterior cambiará si es electo, dijo el expresidente en otro acto de campaña. “Este país es muy importante y nosotros vamos a restablecer nuestra política externa activa y altiva”, afirmó. Dijo que Brasil fue “aislado” por otros países que no quieren que su presidente los visite. “Este país va a tener que hablar con Bolivia con el mismo tono que habla con Estados Unidos. No podemos hablar grueso con Bolivia y delgado con Estados Unidos, con miedo, tenemos que hablar igual con los dos”, dijo.
“Brasil no acepta ser víctima de la guerra fría entre China y Estados Unidos”, sino que quiere “el respeto de China y también el de Estados Unidos”, agregó Lula. “Vamos a volver al continente africano, porque Brasil tiene que comprender que tenemos una deuda de 350 años de esclavitud que no vamos a pagar con dinero. Vamos a pagarla con solidaridad y transferencia de tecnología”, manifestó. Sin embargo, si gana, “las primeras medidas” de su gobierno tendrán como objetivo “rescatar del hambre a 33 millones de personas y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileños”, afirmó.
Por otra parte, si gana las elecciones, Brasil va “a tener más mujeres, negros e indígenas en el gobierno”, prometió el dirigente. “Porque mi gobierno tiene que tener la cara de la sociedad brasileña, la cara de Brasil”, dijo el líder del Partido de los Trabajadores (PT) durante una conferencia de prensa en Minas Gerais, citada por la agencia Efe.
Allí también lamentó la agresión que sufrió la líder de Rede, Marina Silva, que le declaró su apoyo y que el viernes fue llamada “traidora” por un hombre en un restaurante de Belo Horizonte. “Eso es retrato de la tristeza del momento político que estamos teniendo. Es la ‘normalidad’ que el fascismo está implantando en este país, es casi que una orden que parte del presidente de la República y por eso necesitamos volver a ser humanos”, dijo Lula.
Días después, el martes, un grupo de seguidores de Bolsonaro tiró huevos contra la comitiva que encabezaba otra dirigente que apoya a Lula en la segunda vuelta, la excandidata a la presidencia del Movimiento Democrático Brasileño Simone Tebet, aunque ninguno llegó a alcanzarla. También a ella le gritaron insultos.
Bolsonaro y los resultados
Por su parte, Bolsonaro intenta vincular a Lula y al PT con supuestas irregularidades en la propaganda electoral en radios. Según el presidente, decenas de radios, en particular del nordeste, dejaron de transmitir la propaganda gratuita a la que tenía derecho. “Soy víctima otra vez”, dijo en Minas Gerais. “A donde debían llegar nuestras propuestas, nada llegó”, y “ahí está el dedo del PT”, afirmó. Según denunció, 154.085 anuncios no fueron emitidos. “Ha sido comprobado por nuestros equipos técnicos que hay una interferencia, una manipulación”, agregó.
De acuerdo con el diario Folha de São Paulo, las empresas de radios acusadas dicen tener pruebas para contrarrestar esas acusaciones y en particular la auditoría al respecto que Bolsonaro presentó ante el Supremo Tribunal Electoral, según la cual no se cumplió con la propaganda establecida.
El presidente de ese tribunal, Alexandre de Moraes, rechazó el pedido de investigar el caso porque no se incluyó “ningún documento suficiente para comprobar sus alegaciones”, porque sólo se adjuntó un informe generado por una empresa, Audiency Brasil Tecnología, “no especializada en auditorías y cuya metodología no ofrece las condiciones necesarias de seguridad para las conclusiones apuntadas por los autores”. Además, según informó la revista Carta Capital, De Moraes pidió a la fiscalía que investigue si se cometió un “delito electoral con la finalidad de perturbar la segunda vuelta en su última semana”. Un grupo de abogados bolsonaristas llegó a pedir a la Fiscalía General que se suspendieran las elecciones del domingo.
Por su parte, el coordinador del programa de gobierno de Lula, el exministro Aloizio Mercadante, dijo a corresponsales extranjeros que Bolsonaro mantiene “dos tácticas” en estas elecciones: “Una que es disputar la elección e intentar ganar dentro de las reglas, y una segunda que es cuestionar el resultado inspirado en su gran referente”, el expresidente estadounidense Donald Trump.
Mercadante recordó que Bolsonaro puso en duda la fiabilidad de las urnas electrónicas, arrojó sospechas sobre el Tribunal Superior Electoral, y a esto se sumó ahora la denuncia sobre la difusión de propaganda en radios. “Cuanto más se siente amenazado por la derrota, más aparece en campaña este tipo de comportamiento”, dijo. Pero señaló que “las fuerzas representativas del país no admiten ningún retroceso” y que “el mundo no lo va a permitir”.
El medio digital Brasil 247 informó que la cúpula del Poder Judicial sigue con atención la retórica de Bolsonaro contra el Tribunal Superior Electoral y se dice preparada para actuar si el presidente pone en cuestión los resultados de las elecciones. “Lo que se ve es una serie de cosas planteadas para desestabilizar y alterar el proceso electoral”, dijo una fuente del Poder Judicial a la agencia Reuters.
Por su parte, Folha de São Paulo informó que integrantes del Supremo Tribunal Federal y del Tribunal Superior de Justicia consideran que Bolsonaro copia a Trump en estos últimos días de campaña y busca generar en sus seguidores cuestionamientos contra el resultado de las elecciones en caso de que sea derrotado. Diversas encuestas coincidieron esta semana en un triunfo de Lula el domingo, con 53% o 54% de los votos válidos.