El jueves 4 de agosto entró en vigencia una reforma del Opus Dei (Obra de Dios en latín) ordenada por el papa Francisco en una carta apostólica en forma de motu proprio titulada Ad charisma tuendum (Para tutelar el carisma en latín).
El Opus Dei fue erigido como prelatura personal en 1982 por el papa Juan Pablo II, y hasta el momento es la única organización religiosa de la iglesia católica que tiene esa figura. Si bien Francisco no le quitó esa forma institucional, sí ordenó que la congregación pase a depender de Dicasterio para el Clero, que desde ahora monitoreará sus actividades. Además, deberá presentar informes anuales de su desempeño y este será evaluado, algo que antes no era una obligación y se hacía cada cinco años. De esta manera, el Opus Dei pasará a tener mandatos similares a los que se aplican a las demás congregaciones religiosas (jesuitas, salesianos, franciscanos, por nombrar a las más importantes).
Francisco también estableció que el prelado del Opus Dei no necesariamente tenga que ser ordenado obispo, ni que porte los símbolos propios del episcopado.
En Ad charisma tuendum, el papa argumenta que “se entiende conformar la Prelatura del Opus Dei en el ámbito auténticamente carismático de la Iglesia, especificando su organización en sintonía al testimonio del Fundador [del Opus Dei], san Josemaría Escrivá de Balaguer”.
Tras conocerse la decisión del argentino y jesuita Jorge Bergoglio, el prelado del Opus Dei, el español Fernando Ocáriz, escribió una carta en la que relativiza el impacto del motu proprio y dice que “se trata de una concreción de la decisión del Santo Padre de encuadrar la figura de las prelaturas personales en el Dicasterio del Clero, que aceptamos fielmente”. Además, Ocáriz afirma que “la ordenación episcopal del prelado no era ni es necesaria para la guía del Opus Dei”.
Algunos medios de comunicación de Argentina y de España asociaron esta reforma, dada a conocer por Francisco el 22 de julio, con una denuncia que presentaron en setiembre de 2021 ante el Vaticano 43 mujeres de Argentina, Paraguay y Bolivia contra el Opus Dei por “abusos de poder y de conciencia con ulterior sometimiento de las víctimas a situaciones de explotación personal”, según informó en octubre de ese año eldiarioAR. Las denunciantes fueron captadas de familias pobres cuando tenían entre 12 y 16 años y llevadas a Buenos Aires en las décadas del 70, 80 y 90 con la promesa de recibir educación. Sin embargo, fueron capacitadas como domésticas en el Instituto de Capacitación en Estudios Domésticos, más conocido como “la escuela de mucamas del Opus Dei”, y luego pasaron a trabajar gratis en centros de la organización como tales.
Alicia Torancio, una de las mujeres, entrevistada por BBC Mundo esta semana, contó que estuvo 13 años, entró en 1994 con 16 años y salió en 2007, con 29. “Los últimos seis años estuve sumergida en una depresión terrible, ellos me trataron con psiquiatras de la obra y tuve un intento de suicidio. Me decían que esa era mi cruz, lo que tenía que pagar por los pecadores, y que con mi sufrimiento estaba sosteniendo las labores apostólicas. Sólo me dejaron ir cuando no servía más para trabajar”, narró.
Por esta denuncia, el Opus Dei anunció la creación de una “comisión de escucha y estudio”, con “una motivación moral y no jurídica”, “que permita comenzar a sanar lo que haya que sanar”, según explicaron a BBC Mundo desde la oficina de comunicación de la prelatura personal.
El Opus Dei, fundado por Balaguer en España en 1928, es una organización conformada mayoritariamente por laicos reclutados de ámbitos universitarios y profesionales que pueden ser supernumerarios, agregados, numerarios o numerarios auxiliares, dependiendo de sus grados de compromiso. Sólo 2% de sus integrantes son sacerdotes, elegidos por el prelado entre los numerarios y agregados.
A lo largo de su historia, decenas de exintegrantes de la organización han denunciado su carácter de “secta” que promueve ideas conservadoras, tradicionalistas y vinculadas a los partidos políticos de derecha. Junto con estos partidos, varios integrantes del Opus Dei han llegado a ocupar u ocupan cargos en gobiernos. En Uruguay, por ejemplo, durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera hubo dos ministros vinculados al Opus Dei: Mariano Brito y Carlos Delpiazzo, en el de Jorge Batlle, uno: Santiago Pérez del Castillo, y en el de Luis Lacalle Pou, otro: Pablo Bartol.