La ciudad de Barcelona fue el epicentro este domingo de una serie de movilizaciones populares con las que los sectores independentistas catalanes reivindicaron la consulta de autodeterminación realizada el 1º de octubre de 2017 (1-O).

Los actos además se realizaron en un momento en que aquellos hechos están teniendo mucha relevancia en la coyuntura política actual.

Entre lunes y martes, siguiendo los pasos formales dictados por la Constitución española, el rey Felipe VI recibirá a los líderes de los partidos que obtuvieron representación parlamentaria, con las excepciones de los catalanes de Junts y Esquerra Republicana, los vascos izquierdistas de Bildu y los gallegos del bloque nacionalista que se autoexcluyeron de esta instancia.

Como es de esperar, después de la investidura fallida del líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, el monarca le encomendará al presidente en funciones, el socialista Pedro Sánchez, que conforme gobierno y son precisamente los partidos independentistas catalanes, pero con más énfasis Junts per Catalunya, el sector que encabeza Carles Puigdemont, los que están planteando condiciones para brindar su apoyo.

Un primer planteo formulado por los catalanes a Sánchez es el de una amnistía para todos aquellos políticos que fueron procesados por su participación en el proceso que terminó con la consulta de octubre de 2017, considerada ilegal por la Justicia española y también por la mayor parte de los partidos políticos en el momento, empezando por el gobierno del PP, que por aquellos años lideraba Mariano Rajoy.

Varios dirigentes de los partidos independentistas y de plataformas afines a esta idea fueron encarcelados, entre ellos Oriol Junqueras, líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y el entonces presidente de la Generalitat, Puigdemont, quien evitó ir preso porque escapó hacia Bélgica, donde reside desde entonces, más precisamente en la ciudad de Waterloo.

La cuestión de la amnistía es negociable para los socialistas, pero lo que no lo es es el segundo planteo de los soberanistas catalanes, que es generar los mecanismos legales para llevar adelante una consulta popular sobre la independencia de esta comunidad autónoma.

Este último tema fue abordado este domingo por el actual presidente catalán, Pere Aragonès, quien aprovechó el mensaje institucional por el aniversario del referéndum de 2017 para reivindicar una votación pactada sobre la soberanía, pero, al mismo tiempo, expresó que “hay margen” para negociar avances en el marco del pacto de investidura con Sánchez. “Sabemos que las posiciones son muy distantes”, reconoció el político integrante de ERC, de acuerdo a lo que consignó El País de Madrid.

Por su parte, en la Plaza Catalunya de Barcelona, donde se concentraron miles de personas, se emitió por video en pantalla gigante un discurso de Puigdemont desde su exilio belga.

El líder del sector independentista de centroderecha marcó sus diferencias con ERC, que viene planteando a Junts la idea de ir a negociar unidos con Sánchez. Puigdemont dijo, respecto a la cuestión de la autodeterminación, que desde su partido ese tema “nunca han querido dejarlo estar” y exigió no “malvender” los “puntos cardinales” del 1-O “buscando salidas personales”.

Según informó El Periódico de Barcelona, en su mensaje desde Bélgica, Puigdemont evitó hablar expresamente de sus condiciones en las negociaciones con los socialistas, pero sí dijo que envió dos avisos claros a dos destinatarios. El primero a los republicanos, a quienes les quiso dejar claro que no dejarán que nadie “pase página” en su nombre hablando sobre la autodeterminación. Y el segundo al Partido Socialista Obrero Español de Sánchez.

“Estos seis años no han sido fáciles, hemos tropezado más de una vez”, expresó. Dijo también que cree que hay cuentas pendientes e hizo alusión a “la represión” y a las “cloacas del Estado” para rechazar aceptar “la paz autonómica” que a su entender están ofreciendo los socialistas.

Además, sin ser muy específico al respecto, en su discurso Puigdemont reivindicó el 1-O como “fórmula” para llegar a la independencia. “La fórmula existe, sólo tenemos que decidirnos a aplicarla”, dijo Puigdemont, pidiendo una “confluencia de voluntades” para que el 1-O sea “más que una data a conmemorar”.