En la capital egipcia, El Cairo, donde la Liga Árabe se reunió este domingo en forma extraordinaria para abordar el tema, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, pidió a la comunidad internacional que “proteja” a los palestinos de Israel, “que ha cruzado todas las líneas rojas” desde que asumió el nuevo gabinete ultraderechista.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el año pasado fue el más mortífero en Cisjordania desde 2005. De acuerdo a la agencia AFP, hubo 235 muertos, casi el 90% de ellos palestinos. Y en lo que va de este año, según fuentes oficiales israelíes y palestinas, murieron en el marco de enfrentamientos al menos 43 palestinos, nueve civiles israelíes y una mujer ucraniana.
“La situación actual exige una intensificación de nuestros esfuerzos”, expresó el rey de Jordania Abdalá II, a quien el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó recientemente su “firme apoyo a una solución de dos estados”, uno israelí y otro palestino.
Esta iniciativa, que cuenta con el visto bueno de la mayor parte de la comunidad internacional, supondría el desmantelamiento de los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados y la partición de Jerusalén, concesiones que Israel no está dispuesto a hacer, menos aún bajo la actual administración, que va en la dirección opuesta.
En su discurso, Abbas, de 87 años, criticó a Biden porque a su entender no está haciendo “nada” para resolver el tema y dijo que los palestinos acudirán “dentro de unos días ante el Consejo de Seguridad de la ONU” y tienen intención de remitir el asunto a la Corte Penal Internacional porque ahora cuentan “cada día más de un mártir”.
La Liga Árabe está cada vez más dividida sobre la cuestión de Israel: tres nuevos países árabes lo reconocieron en 2020 -Marruecos, Baréin y Emiratos Árabes Unidos- y Sudán expresó hace poco su intención de avanzar “hacia la normalización” de las relaciones entre ambos países.
Mientras tanto, en Israel, por sexto fin de semana consecutivo, el sábado por la noche hubo masivas manifestaciones contra la reforma judicial que pretende implementar el gobierno de Netanyahu, que llegó al poder con el apoyo de los partidos religiosos y de tres sectores ultraderechistas.
Medios israelíes informaron que más de 50.000 personas se manifestaron en Tel Aviv, pero también hubo marchas en decenas de ciudades del país. La reforma, que comenzará a ser discutida el lunes en el Parlamento, pretende otorgar más poder al Ejecutivo en detrimento de la Justicia, cuya independencia se vería profundamente debilitada.
La situación es compleja y por eso en la noche del domingo el presidente israelí, el exlíder laborista Isaac Herzog, brindó un discurso televisivo en el que dijo que el país está viviendo “días fatídicos”. Como en otras democracias parlamentarias, el cargo de presidente en Israel es básicamente protocolar; sin embargo, tiene una función arbitral cuando hay crisis políticas.
Herzog dijo en su mensaje que en las últimas semanas estuvo trabajando para buscar un “acuerdo amplio” sobre las polémicas propuestas del gobierno para reformar el poder judicial.
“Todos perderemos, el Estado de Israel perderá”, si no se llega a un acuerdo consensuado, expresó Herzog, cuyas declaraciones fueron recogidas por el diario The Times of Israel.
Al hablar sobre una serie de ataques mortales perpetrados por palestinos recientemente, Herzog dijo que la familia de una de las víctimas le pidió “que hiciera todo lo posible para detener esta locura”.
Herzog enfatizó en que la actual división ya no es sólo una crisis política, y advirtió que el país está “al borde del colapso constitucional y social”.