Este domingo, mientras se reanudaron las clases en Damasco y otras ciudades, cuando aún no cesan las celebraciones por la caída del régimen de Bashar al-Assad, quien está refugiado en Moscú, las fuerzas israelíes prosiguieron con sus bombardeos contra instalaciones militares sirias.

Además, este domingo, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, informó que el gobierno que encabeza aprobó la ampliación de los asentamientos con población judía en los Altos del Golán, una zona de vital importancia estratégica que los israelíes ocupan desde 1973, luego de la guerra de Yom Kippur.

Netanyahu justificó sus planes para la decisión “a la luz de la guerra y el nuevo frente que enfrenta Siria” y el deseo de duplicar la población israelí en la zona. “Fortalecer el Golán es fortalecer el Estado de Israel, y es especialmente importante en este momento. Continuaremos aferrándonos a él, haremos que florezca y se establezca en él”, dijo la oficina de Netanyahu en un comunicado consignado por la prensa local y agencias internacionales.

Según informó el diario británico The Guardian, la ONU le pidió a Israel que se retire de la zona desmilitarizada, que se encuentra entre Siria y la zona ocupada por Israel. El secretario general de la entidad, el portugués António Guterres, dijo estar “profundamente preocupado por las recientes y extensas violaciones de la soberanía y la integridad territorial de Siria”. Por su parte, los gobiernos de Francia, Alemania y España también pidieron formalmente al gobierno de Netanyahu que se retire de la zona desmilitarizada.

Pero, lejos de esa idea, Israel atacó durante todo el fin de semana en decenas de ocasiones Siria, a pesar de que el líder de los rebeldes que derrocaron a Al-Assad, Ahmed al-Sharaa, dijo que su grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) no estaba interesado en un conflicto con Israel. “No hay excusas para ninguna intervención extranjera en Siria ahora que los iraníes se han ido. No estamos en el proceso de involucrarnos en un conflicto con Israel”, expresó Sharaa en una declaración a medios sirios.

El líder militar, que desde que derrocó a Al-Assad está intentando legitimar políticamente lo que consiguió con las armas, dijo que Israel estaba usando pretextos falsos para justificar sus ataques contra Siria, pero que no estaba interesado en involucrarse en nuevos conflictos. Al-Sharaa agregó que las “soluciones diplomáticas” eran la única manera de garantizar la estabilidad, en lugar de “aventuras militares imprudentes”.

Los continuos ataques, que son simultáneos a los que se siguen llevando adelante sobre la Franja de Gaza, vienen provocando una creciente preocupación entre diplomáticos y funcionarios internacionales por lo que temen que pueda ser una nueva ocupación indefinida del territorio sirio. Paralelamente, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo que su país ya había establecido “contacto directo” con los rebeldes sirios de HTS.

El comentario de Blinken, que dejará de ejercer el cargo cuando asuma la nueva administración de la Casa Blanca, el 20 de enero, es relevante, porque Washington designó a los rebeldes del HTS como terroristas en 2018.

Blinken se reunió el sábado con funcionarios diplomáticos de varios países en un encuentro que se realizó en la ciudad de Áqaba, en Jordania. “Hemos estado en contacto con HTS y con otras partes”, dijo Blinken, sin especificar cómo se produjo el contacto.

Turquía, que, junto con Estados Unidos, una representación de la Unión Europea (UE) y delegaciones de naciones árabes, fue uno de los participantes de la cumbre de Áqaba, anunció por su parte que había reabierto su embajada en Damasco, casi una semana después de que los rebeldes tomaran la capital siria.

El gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan, un feroz enemigo de Al-Assad, jugó un rol determinante en el conflicto interno de Siria, manteniendo una influencia considerable en el noroeste del país, financiando grupos armados allí para contrarrestar la influencia kurda y manteniendo una relación fluida, aunque no de estrecha afinidad con HTS, que encabezó la ofensiva que derrocó a Assad.

En una declaración conjunta tras la reunión en Jordania, diplomáticos de Estados Unidos, Turquía, la UE y los países árabes “afirmaron el pleno apoyo al pueblo sirio en este momento crítico de su historia para construir un futuro más esperanzador, seguro y pacífico”.