Pese a los cuestionamientos y los pedidos de que se hagan públicas las actas electorales de la votación del domingo en Venezuela, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de ese país ratificó el viernes que el presidente Nicolás Maduro fue reelecto y especificó que obtuvo 51,95% de los votos. Según los nuevos números que presentaron las autoridades, con el 96,87% de las actas escrutadas el principal candidato opositor, Edmundo González Urrutia, obtuvo un apoyo de 43,18%.
Sin embargo, los datos del CNE no son aceptados por la oposición. A su vez los observadores del Centro Carter advirtieron que la elección del domingo no cumplió los “parámetros y estándares internacionales” y “no puede ser considerada como democrática”.
Sin publicar las actas, y bajo el argumento de que hubo un ataque al sistema de votación que retrasó su divulgación y el recuento de votos, Maduro recurrió al Tribunal Supremo de Justicia, que al igual que la autoridad electoral está en manos del oficialismo, para pedirle que despeje las dudas sobre las elecciones presidenciales. Ese tribunal llamó el viernes a “todos los ciudadanos” y partidos políticos a “acatar y respetar” su sentencia cuando la emita.
Mientras tanto, varios países reconocían como ganador a González Urrutia. El primero en hacerlo fue Estados Unidos, el jueves.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, manifestó que “dadas las abrumadoras pruebas, es claro para Estados Unidos, y sobre todo para el pueblo venezolano, que Edmundo González Urrutia ganó la mayoría de votos en las elecciones presidenciales de Venezuela el 28 de julio”. Por lo tanto, pidió un proceso de transición acorde a ese resultado.
Blinken afirmó que en los contactos internacionales que ha mantenido sobre la situación en Venezuela encontró que “cada país ha tomado diferentes caminos para responder”, pero “ninguno ha concluido que Nicolás Maduro ha recibido la mayoría de votos”.
Maduro llamó a Estados Unidos a “sacar sus narices de Venezuela porque el pueblo soberano es el que manda en Venezuela, el que pone, el que elige, el que dice, el que decide”. El presidente agregó que el proceso electoral, “legalmente, constitucionalmente, institucionalmente, está todavía por completarse, y Estados Unidos hoy dice que tiene las actas y las pruebas”.
Washington decidió dar por bueno el recuento de votos de la oposición, que sí se hizo público y que según sus dirigentes abarca el 80% de las mesas. Para Estados Unidos, esos números muestran que González Urrutia “recibió la mayoría de votos con un margen insuperable” y ratifican los resultados de encuestas a boca de urna y las estimaciones de observadores.
Blinken mencionó que la conclusión de la misión de observación del Centro Carter “ha despojado de toda credibilidad los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral” y que esos números oficiales no fueron acompañados de “ninguna prueba”: ni datos desagregados, ni actas.
En referencia al anuncio de Blinken, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuestionó la decisión de hacer un reconocimiento de ese tipo. “No sé si puede agravar, pero no ayuda a resolver las cosas, lo digo con todo respeto, es una imprudencia”, dijo.
Más tarde, también reconocieron a González Urrutia como ganador de las elecciones Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú y Uruguay.
López Obrador, junto al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el de Colombia, Gustavo Petro, tomaron otro camino y pidieron el jueves la publicación de las actas electorales y una “verificación imparcial” de las elecciones. Llamaron además a resolver “las controversias sobre el proceso electoral” por “la vía institucional”.
Los tres países manifestaron su “absoluto respeto por la soberanía” del pueblo venezolano y su “disposición para apoyar los esfuerzos de diálogo y búsqueda de acuerdos” que lo beneficien.
Pidieron además a los venezolanos que mantengan “la máxima cautela y contención en sus manifestaciones y eventos públicos con el fin de evitar una escalada de episodios violentos”. Señalaron que “mantener la paz social y proteger las vidas humanas deben ser las preocupaciones prioritarias en este momento”.
Petro manifestó que después de que se publicara el comunicado común de Brasil, México y Colombia habló con el presidente de Chile, Gabriel Boric, “para fortalecer este grupo latinoamericano” que trabaja por la “búsqueda de una solución política en Venezuela”.
Boric se sumó a esta posición. “Trabajaremos juntos para colaborar en que la paz y la democracia prevalezcan en nuestra América”, manifestó.
El viernes la Organización de las Naciones Unidas también llamó a “todas las partes a resolver cualquier disputa electoral por medios pacíficos” y rechazó las detenciones “arbitrarias”.
La líder de la oposición, María Corina Machado, que fue inhabilitada para ser candidata a la presidencia, denunció el viernes en un texto publicado en The Wall Street Journal que las protestas que siguieron a la proclamación de Maduro como ganador, dejaron ya 20 muertos, un millar de detenidos y 11 desapariciones forzadas.
Según la oposición, varios delegados de mesa que verificaron la votación en nombre de la opositora Plataforma Unitaria Democrática fueron detenidos por la Policía. El partido Primero Justicia, integrante de esa alianza, comunicó que algunos de sus militantes sufrieron ese tipo de detenciones en diversas regiones.
Para este sábado está prevista una marcha opositora en rechazo a los resultados electorales presentados por el gobierno. “Nos encontramos todos en familia, con nuestros hijos, nietos, abuelos en todas las ciudades de Venezuela [...] porque vamos a hacer un tributo a cada uno de esos héroes que hicieron valer y defender la voluntad de los venezolanos y que hoy el régimen persigue”, dijo Machado.
Maduro hizo una presentación diferente de esa convocatoria: “Quiero denunciar una nueva emboscada que se pretende mañana sábado”. Afirmó que “grupos de delincuentes” que están “armados con granadas y otras armas pretenden hacer un atentado mañana en la zona de Bello Monte [en Caracas]”.
Dijo que “no es la primera vez que la derecha pretendería atacar a su propia gente”, en este caso, por “órdenes de la señora Machado y con complicidad y conocimiento del señor González Urrutia”, que “están muy molestos porque el pueblo les dio una lección” y “no pudieron, con su emboscada, asaltar el poder”.