Durante el funeral de un alto comandante muerto junto con otras 44 personas en un ataque israelí perpetrado en los suburbios del sur de Beirut el viernes, el subsecretario general de la organización chii libanesa Hezbolá, Naim Qassem, dijo este domingo que empezó “una batalla abierta de ajuste de cuentas”.

Los acontecimientos llevaron al secretario general de la ONU, António Guterres, a advertir sobre el riesgo “de transformar Líbano en otra Gaza”.

De acuerdo con lo que informó The Guardian, en las últimas horas, en una escalada significativa del conflicto, aviones de combate israelíes llevaron a cabo sus bombardeos más intensos en casi un año en todo el sur de Líbano, mientras que Hezbolá respondió con sus ataques con cohetes más profundos contra Israel desde el inicio de la guerra de Gaza.

La organización islámica proiraní calificó esta acción como una “respuesta inicial” a los ataques israelíes de la semana pasada. En Líbano y Siria, miles de personas resultaron heridas el martes por la explosión de buscapersonas utilizados por integrantes de Hezbolá como parte de una operación israelí. El miércoles siguió otra ronda de ataques contra walkie-talkies utilizados por el grupo. Los dos ataques mataron al menos a 39 personas e hirieron a más de 3.000, según el Ministerio de Salud libanés.

Mientras los aviones de combate israelíes bombardeaban las aldeas fronterizas y más de 100.000 residentes de dichos lugares huyeron hacia el norte, las autoridades libanesas pidieron una reducción de las tensiones para evitar una guerra, pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, mantuvo su retórica mordaz. “En los últimos días hemos infligido a Hezbolá una secuencia de golpes que no imaginaba. Si Hezbolá no entendió el mensaje, les prometo que lo entenderá”, afirmó de manera desafiante el líder del Likud.

“Ningún país puede tolerar disparar contra sus residentes, disparar contra sus ciudades, y nosotros, el Estado de Israel, tampoco lo toleraremos... Haremos todo lo necesario para restablecer la seguridad”, agregó Netanyahu.

Este domingo, voceros militares israelíes informaron que se habían disparado desde Líbano cientos de cohetes, algunos de los cuales cayeron cerca de la ciudad norteña de Haifa.

Los funcionarios castrenses agregaron que se habían disparado proyectiles “hacia zonas civiles”, señalando una posible escalada, después de que bombardeos anteriores estuvieran dirigidos principalmente a objetivos militares en territorio israelí.

Ante la situación planteada, la Unión Europea expresó su preocupación por las consecuencias que puede implicar esta escalada. En un comunicado, el bloque comunitario pidió un alto el fuego urgente, afirmando que “los civiles de ambos lados están pagando un alto precio”, enfatizando la necesidad de una mediación diplomática en la próxima Asamblea General de la ONU.

Por su parte, desde Estados Unidos, el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo este domingo en una entrevista con la cadena ABC que Washington está haciendo todo lo posible para evitar una “guerra total” entre Israel y Hezbolá.