Nagasaki recordará este sábado en el Parque de la Paz el impacto que tuvo en esa ciudad el lanzamiento de una bomba nuclear, el 9 de agosto de 1945. Esta ceremonia, con asientos para 2.700 asistentes, será mucho menor que la del miércoles, en Hiroshima, a la que asistieron unas 55.000 personas de 120 países. Allí tuvo lugar la principal conmemoración por los 80 años de los ataques nucleares estadounidenses contra Japón, en la Segunda Guerra Mundial.
El primer ataque mató de inmediato a 70.000 personas en Hiroshima, y el segundo a 40.000 en Nagasaki, pero se estima que las secuelas de las explosiones dejaron un total de 400.000 muertos.
En la ceremonia prevista para este sábado, en Nagasaki, Yuriko Nakao, de 93 años, una hibakusha o sobreviviente de la bomba atómica, agregará a la lista oficial de víctimas los nombres de los hibakusha de esa ciudad que murieron en el último año. Hasta la ceremonia del año pasado, eran 198.785 personas. Después de 80 años, sólo quedan con vida unos 99.100 sobrevivientes en total.
Para Nakao el sábado es también el aniversario de la muerte de su madre, que en 1945 estaba embarazada y murió de inmediato por el impacto de la bomba nuclear.
En la conmemoración en Hiroshima, el alcalde Kazumi Matsui recordó el horror que sufrieron los hibakusha, su lucha por la erradicación de las armas nucleares, y dijo que terminar con ese tipo de armamento es “lo mejor que puede hacerse por los muertos” y su memoria.
Señaló el aumento de los discursos belicistas de Estados Unidos y Rusia, la invasión de Ucrania, “el caos” en Medio Oriente, y dijo que todo esto fomenta el desarrollo de armamento en el mundo.
“Estos acontecimientos ignoran flagrantemente las lecciones que la comunidad internacional debería haber aprendido de las tragedias de la historia. Amenazan con derribar los marcos de consolidación de la paz que tanto se han esforzado por construir”, agregó.
La alta representante de la Organización de las Naciones Unidas para Asuntos de Desarme, Izumi Nakamitsu, dijo el miércoles que 80 años atrás el mundo cambió para siempre, y que si bien la ciudad de Hiroshima fue reconstruida, el conflicto nuclear sigue siendo una amenaza global.
Rindió homenaje a los hibakusha, “cuyas voces se han convertido en una fuerza moral para la paz”, y dijo que, “aunque su número disminuye cada año, su testimonio y su eterno mensaje de paz nunca nos abandonarán”.
Advirtió que “hoy en día el riesgo de un conflicto nuclear está aumentando”. Dijo que “la confianza se erosiona, las divisiones geopolíticas se profundizan, y las mismas armas que causaron tanta devastación en Hiroshima y Nagasaki se utilizan una vez más como herramientas de coerción”.
Celebró que el Nobel de la Paz de 2024 se otorgara a la organización antinuclear japonesa Nihon Hidankyo, que representa a los supervivientes, y llamó a hacer un compromiso por un mundo libre de armas nucleares.
El nombre Nihon Hidankyo es una forma de abreviar Consejo de Organizaciones de Víctimas de las Bombas Atómicas y de Hidrógeno de Japón, que es un grupo formado por los hibakusha en 1956 con los objetivos de apoyar a las víctimas de los ataques de 1945 y militar por la abolición de las armas nucleares.
Si bien Japón defiende los “tres principios no nucleares”, que consisten en no producir, no poseer y no permitir armas nucleares en su territorio, declarados en 1967 y respetados desde entonces por todos los gobiernos, en los últimos años se reabrió la discusión sobre las armas nucleares, algo que antes era impensable. Con los avances de Corea del Norte hacia la producción de armas atómicas, el creciente poderío militar de China, e incluso la guerra en Ucrania, y la sintonía entre Pionyang, Moscú y Pekín, este asunto se puso sobre la mesa.
El ex primer ministro Shinzo Abe, asesinado en 2022, dos años después de dejar el poder, había dicho que Japón debía discutir la posibilidad de compartir las armas nucleares de Estados Unidos, en un régimen similar al de los aliados de Washington en la OTAN.
También el actual primer ministro, Shigeru Ishiba, que pertenece, como Abe, al Partido Liberal Democrático, había hablado en campaña electoral de una “OTAN asiática” y de la posibilidad de que Washington compartiera su armamento con Tokio en el actual contexto geopolítico.
Sin embargo, desde que asumió el cargo, Ishiba no reflotó esa idea y el jueves rechazó la posibilidad de que Japón comparta las armas nucleares de Estados Unidos y reafirmó el compromiso con los “tres principios no nucleares”, informó la agencia Efe.
“Ha habido cierta confusión con el hecho de si compartir armas nucleares se traduce en poseerlas, pero no contemplo ninguna de estas opciones basándome en los tres principios no nucleares”, dijo Ishiba. Sin embargo, agregó que es necesario “estudiar” un “fortalecimiento de la credibilidad de la disuasión nuclear”, en referencia a la protección de Estados Unidos a Japón.
Por su parte, la alta representante de la ONU Nakamitsu insistió en el aniversario del ataque a Hiroshima en que “los compromisos deben conducir a un cambio real mediante el fortalecimiento del régimen mundial de desarme, en particular el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, complementado con el impulso generado por el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares”.
“Trabajemos para erradicar la amenaza de las armas nucleares erradicando las propias armas. Y cumplamos nuestro compromiso con los hibakusha garantizando que su testimonio y mensaje de paz perduren”, pidió, y agregó que “recordar el pasado significa proteger y construir la paz hoy y en el futuro”.