Cultura
Bajo el telón de 2010
Como las cachipollas, acaso la rama más trágica de los insectos pterigotos, lo teatral no puede sino operar en el orden de lo efímero. Perogrulladas como “cada función es única e irrepetible”, repetidas éstas sí hasta el agobio, tratan de colocar en esa cualidad constitutiva parte de su fascinación, aunque en los casos más logrados sea su abismo.