Cultura
Una más
Hay pocas maneras de meterse, en el espacio de una reseña teatral, con un tema como la pedofilia, razón de ser del último estreno en el Solís, Blackbird, del escocés David Harrower, primera dirección de Margarita Musto. Una opción es neutralizarlo, no quitar el ojo a las dinámicas de los cuerpos en el espacio y en sus vestuarios; concentrarse en las construcciones escenográficas y la habitabilidad de la trama y la acción en ellas; escuchar las alquimias de voces, música y ruidos.