El domingo 21 de mayo el papa Francisco (el argentino José Mario Bergoglio) volvió a sorprender a la comunidad católica apostólica romana al anunciar la creación de cinco nuevos cardenales electores (quienes por tener menos de 80 años, pueden participar en un cónclave de elección papal). Sorprendió, en primer lugar, porque aumentó la diferencia entre los cardenales electores europeos y del resto del mundo, ya que entre los que formalmente recibirán el nombramiento de manos del papa el próximo 28 de junio, hay dos europeos y tres no europeos.
Pero además, sorprendió que uno de los cardenales nuevos será el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez (74 años), estrecho colaborador de Óscar Arnulfo Romero, arzobispo metropolitano de San Salvador entre 1977 y 1980, conocido por sus homilías dominicales contra la violación a los derechos humanos en El Salvador. Romero fue asesinado mientras daba misa el 24 de marzo de 1980, un día después de que había hecho un llamamiento a los soldados de la Guardia Nacional a dejar de matar a los de su “mismo pueblo” y a que “cese la represión”.
Rosa Chávez es uno de los más firmes impulsores de la canonización de Romero, es periodista (licenciado en Comunicación Social por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica) y, según Página 12, “sufrió exclusiones y marginaciones en el interior de la propia iglesia”, por ser impulsor de la causa de Romero.
En 1995, el papa Juan Pablo II había nombrado como arzobispo de San Salvador a Fernando Sáenz Lacalle (que pertenece a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, una asociación de curas seculares ligada al Opus Dei), quien, según el diario argentino, “tomó medidas para limitar el accionar de Rosa Chávez e hizo todo lo que estuvo a su alcance para bloquear el proceso de canonización de Romero”.
Las cosas empezaron a cambiar con la asunción de Bergoglio, el primer papa no europeo y el primero en llegar al puesto siendo miembro de la Compañía de Jesús (jesuitas): rehabilitó el proceso de canonización de Romero, cuyo centenario se celebrará el 15 de agosto. El actual presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, solicitó a Francisco que haga coincidir esa fecha con la canonización del obispo asesinado.
Según Página 12, en marzo, tras entrevistarse con el papa Francisco, el nuevo cardenal recordó que Bergoglio afirmó querer “una iglesia pobre para los pobres y la iglesia para Romero fue precisamente una iglesia pobre y para los pobres, y le costó la vida”.
Resto del mundo versus Europa
En marzo de 2013, cuando el humo blanco señaló la elección de Bergoglio como papa, en el cónclave había 115 cardenales electores (60 europeos, 14 de Estados Unidos y Canadá, 19 de América Latina y el Caribe, 11 de África, diez de Asia y uno de Oceanía). Había dos cardenales más con edad para elegir papa, pero no participaron (un indonesio, por motivos de salud, y un norirlandés, por haber sido acusado de “conducta inapropiada” con otros curas). Desde ese día, el actual papa ha venido creando cardenales, lo que cambió el escenario electoral: ahora son mayoría los no europeos. En este último anuncio, nombró como cardenales, además de a Rosa Chávez, a dos europeos: Anders Arborelius, obispo de Estocolmo, Suecia, y Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, España, pero también al asiático Louis-Marie Ling Mangkhanekhoun, vicario apostólico de Paksé (en Laos) y al africano Jean Zerbo, arzobispo de Bamako, Mali.
Estos, que serán también creados cardenales en el consistorio público del 28 de junio, dejan a la iglesia católica con 121 cardenales electores, de los cuales 49 fueron nombrados directamente por Bergoglio, como el uruguayo Daniel Sturla.
Si se cuenta sólo a los menores de 80 años, el actual Colegio Cardenalicio tiene 53 cardenales europeos (24 italianos), 19 de Asia y Oceanía, 13 de América del Norte (diez de Estados Unidos y tres de Canadá), 21 latinoamericanos y 15 africanos. Europa ya no tiene la mayoría, e Italia, que tenía 28 cuando Francisco asumió, ahora tiene 24 (aunque sigue siendo la nación con más cardenales). Estados Unidos es el segundo país. Según versiones de la prensa italiana, jugaron un rol determinante en el cónclave que eligió a Francisco, al volcarse hacia él su apoyo. En marzo de 2013, el país tenía 11 cardenales electores y ahora tiene diez.
Cuando Bergoglio fue electo, era el único cardenal jesuita del Colegio Cardenalicio, y de hecho, actualmente esa congregación, una de las más importantes de la iglesia católica, no tiene ningún cardenal elector. Entre los 22 que pertenecen a congregaciones, los salesianos son mayoría con cinco, uno de ellos Sturla.