La “toma de Venezuela” anunciada por la oposición para la jornada de ayer, con la cual intentaría frenar las elecciones constituyentes previstas para mañana, terminó con piquetes en varias avenidas de Caracas y enfrentamientos entre manifestantes y policías.

La Mesa de la Unidad Democrática convocó a sus seguidores a continuar con las movilizaciones hoy y mañana, día de la votación, durante el cual se pretende cortar todas las rutas del país. La oposición ya no contempla la posibilidad de que el gobierno suspenda las elecciones, tal como pidió en su momento, y según el ex candidato presidencial Henrique Capriles, mañana las calles tienen que estar llenas y los centros de votación, vacíos. Por su parte, el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Freddy Guevara, advirtió: “Hay que olvidarse de la idea de que el gobierno suspenda la Asamblea Constituyente. Debemos prepararnos para la profundización de las protestas”.

Ante la amenaza de las movilizaciones, el gobierno prohibió las manifestaciones entre el viernes y el martes, argumentando que estas buscan obstaculizar la votación. “La organización de las elecciones ha estado marcada por grupos violentos que se empeñan en dañar la democracia. El voto es la única solución para lograr y mantener la paz del país”, aseguró ayer la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, en una conferencia en la que anunció que se habilitó un nuevo centro de votación, porque algunos que ya habían sido preparados fueron destruidos en las protestas opositoras.

Como consecuencia de algunas de las protestas de ayer, el Tribunal Supremo de Justicia ordenó la detención de Alfredo Ramos, alcalde de la ciudad de Barquisimeto, en el estado de Lara, a quien condenó a 15 meses de prisión.

Mientras tanto, Venezuela sufre las consecuencias de los dos días de paro general convocados por la oposición para miércoles y jueves. Según medios internacionales, los precios se dispararon ante la escasez de productos por el paro de los distribuidores, los cajeros automáticos no tenían dinero por la paralización bancaria y el temor a qué pasará a partir de mañana hacía que hubiera largas colas para retirar efectivo en los bancos y para hacer compras en los supermercados.

Con este escenario de fondo, mañana se abrirán las urnas. Un dato clave para los análisis del lunes será el de la participación, aunque su veracidad sea puesta en duda, tal como sucedió con la consulta popular realizada a mediados de este mes por la oposición, a la que, según sus propios datos, concurrieron más de siete millones de personas.

Medios venezolanos y extranjeros, así como el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, denunciaron ayer que el gobierno de Nicolás Maduro está presionando a todas las personas que reciben recursos del Estado para que vayan a votar, desde trabajadores hasta jubilados, incluyendo a los beneficiarios de programa de alimentación.

Mientras tanto, la Mesa de la Unidad Democrática intentará boicotear unas elecciones en las que se negó a participar, entre otras cosas, porque considera que están dadas las condiciones para que se produzca un fraude electoral.

En las elecciones de mañana se elegirá a los 545 integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente que se encargará de debatir modificaciones a la Constitución promulgada en 1999 por Hugo Chávez. La elección será entre 6.120 candidatos que supuestamente no representan a partidos políticos, aunque entre ellos figuran reconocidos dirigentes chavistas como la ex canciller Delcy Rodríguez, el ex diputado Diosdado Cabello y la primera dama, Cilia Flores.