Canelones lanzó un Informe Ambiental Estratégico en el que propone la creación de un Sistema Departamental de Áreas de Protección Ambiental, que ya fue aprobada en la Junta Departamental. Sin embargo, la noticia no llamó demasiado la atención de los medios, que prefieren dedicar generosos centímetros a la negativa de Trump a rubricar los tratados internacionales para combatir el cambio climático pero que parecen no entender la importancia de actuar con urgencia a escala local. Y es una pena que la noticia no haya tenido mayor repercusión: estamos ante un acontecimiento sin precedentes en el que una intendencia recurre a la academia (el Centro Universitario Regional del Este –CURE– de la Udelar, en este caso) para gestionar ambientalmente el territorio y sienta un precedente que permite tener esperanzas en que nuestros hijos heredarán un mundo mejor que el que habitamos.

Cuando uno piensa en esa quimera que es el Uruguay Natural; rara vez el paisaje imaginado pertenece a un sitio de Canelones. Es que, más allá de la belleza de muchos parajes y playas del departamento, su cercanía a la capital lo condenó a estar lleno de esas criaturas que arrasan con todo. Pero si algo tiene el ser humano es la capacidad de aprender de sus errores. Y en eso está la comuna canaria. Con votos de todos los partidos, la Junta Departamental aprobó el decreto que crea el Sistema Departamental de Áreas de Protección Ambiental (SDAPA). Y eso hoy significa comprender que parte de la riqueza no se mide por puntos del Producto Interno Bruto, sino por la calidad de vida y el acceso a los recursos de los habitantes. De hecho, así lo dice el Informe Ambiental Estratégico, que hace pública la línea de acción del Intendente Yamandú Orsi y su gobierno: “Las áreas protegidas constituyen espacios naturales que aseguran hábitats de especies y servicios ecológicos y ecosistémicos fundamentales para el bienestar socioeconómico de la región” siendo conscientes de que que la biodiversidad “aumenta la productividad de los ecosistemas, la complementariedad de funciones ecológicas que mantienen los procesos y ciclos de nutrientes, agua y suelo, y la resistencia y resiliencia a los impactos de origen antrópico (contaminación biológica, orgánica) o natural (fenómenos climáticos)”. Tampoco se debe sacar de la ecuación el hecho de que Canelones tiene a lo largo de su costa una fuente de ingresos por el turismo y, tierra adentro, la mayor concentración de pequeños productores rurales del país (incluidos 49% de los productores orgánicos). Si las playas pierden su arena y la tierra se sigue llenando de agrotóxicos, pensar en un plan de manejo ambiental no pasa tanto por un fetiche de volver a un estadio anterior –y discutible– en el que la vida era más armoniosa con la naturaleza, sino por comprender que maltratar al ambiente es maltratar también el futuro del departamento, su gente y su forma de generar ingresos.

“Nosotros identificamos que, a pesar de que Canelones ha tenido un impacto importante durante décadas por una fuerte concentración de personas y actividades, tenemos recursos naturales valiosos y hay que generar estrategias para que las futuras generaciones puedan disfrutarlos y utilizarlos como nosotros”, dice Leonardo Herou, director de Gestión Ambiental de la Intendencia de Canelones (IC). Leyendo el informe, uno se sorprende con la cantidad de especies y paisajes que Canelones aún está a tiempo de preservar, y al ver la lista de “ecosistemas canarios relevantes para la conservación” dan ganas de salir e ir a conocerlos todos. Muchas veces en la vida no nos damos cuenta de lo magníficas que son algunas cosas hasta que las perdemos, así que salgamos a disfrutar de los bosques de algarrobos, talas, o espinillos, los bosques serranos, los matorrales costeros, los bañados salinos o la biodiversidad de la Laguna del Cisne, mientras aún están. En los ecosistemas canarios viven unas 178 especies confirmadas de plantas y animales que son prioritarias para la conservación, aunque se sospecha que el número aumentaría a 264 si se realizaran estudios de campo que buscaran confirmar su presencia. Y esa es una de las características que más llama la atención de este plan de gestión ambiental canario.

Una simbiosis productiva

“No es posible gestionar sin un sustento fuerte del conocimiento. Y para eso fuimos a buscar a la Universidad y tenemos un convenio con el CURE”, dice Herou. El equipo del CURE está coordinado por el biólogo Álvaro Soutullo, de la Licenciatura en Gestión Ambiental, quien recordó: “El director de Gestión Ambiental estuvo en Medellín y vio que lo que vendría a ser la intendencia de allá tenía un convenio con una universidad que funcionaba como apoyo técnico a las decisiones de gestión. A él ese modelo le pareció buenísimo y lo importó, y a nosotros nos parece que es una lógica que debería aplicarse en muchísimos temas”. Soutullo, que se ha formado y trabajado en biodiversidad, gestión y conservación de especies, no oculta su sorpresa: “En temas ambientales, este vendría a ser un antecedente un poco único en Uruguay”.

Claro que este asesoramiento a la IC implica desafíos: “Esto te obliga a salir del espacio de seguridad de la academia, de ese lugar impoluto en el que sólo generás conocimiento y estudiás lo que querés, y te hace acercarte a un tomador político de decisiones. Y vos tenés la oportunidad de asesorarlo para que las decisiones que toma sean lo más correctas posible desde lo que te dice el conocimiento científico del que disponés” reconoce Soutullo. Y remata dejando ver que el desafío le provoca cierta excitación: “Esto, además, te ayuda a entender una lógica de decisión que es bien distinta de la tuya. Los tiempos políticos son otros que los de la academia, tenés que resolver cosas antes de que se defina un presupuesto o antes de determinados meses, porque luego de ese plazo no se puede porque ya se entró en campaña”. Desde el otro lado, Herou afirma que “durante décadas el departamento ha tenido un desarrollo que no estuvo basado en una planificación, y mucho menos en un plan con pienso colectivo”. Las cosas han comenzado a cambiar: “Paulatinamente, el departamento se va ordenando, se va planificando”, razona Herou, mientras enumera todas las cosas que Canelones tiene en la actualidad, como directrices de ordenamiento territorial, planes en en determinadas zonas (Costa Plan, Plan de Ciudad de la Costa, de Costa de Oro, de Ruta 5 sur, de Ruta 8) y anuncia que “ahora se está discutiendo un plan de uso del suelo rural”. Para Herou, el instrumento del SDAPA es “complementario a esos planes y requiere que todos asumamos el desafío”.

El desafío es también una oportunidad para la academia. “En términos de aprender, es provechoso que lo que decimos teóricamente, la IC lo implemente, y al ver los resultados podamos entender mejor los modelos y corregir lo que pensábamos”, dice Soutullo sobre esta retroalimentación entre ambos organismos, que también nutre a los estudiantes. Ni bien terminemos de hablar, Soutullo dictará a sus alumnos del CURE una clase del Taller de Prácticas Interdisciplinarias. “Ellos tienen que hacer un proyecto de investigación que, más que de investigación per se, tiene que generar insumos para la gestión. Y el proyecto en el que están trabajando y que coordino es sobre Jaureguiberry y va de la mano del Plan de Ordenamiento Territorial que la IC está desarrollando allí”, cuenta. A modo de resumen, sentencia: “La IC se apropia de los insumos que nosotros generamos para tomar decisiones, mientras que las preguntas que nosotros estamos abordando son las que nos traslada la IC. Eso es invaluable para gurises que querés formar para que trabajen en esa interfase”.

Lo que se viene

El informe para el SDAPA identificó 14 sectores que requieren intervención. De la lista de tres cifras de especies prioritarias para la conservación que hay en el departamento, las autoridades definieron que cuatro son de especial interés: el tucu tucu (Ctenomys pearsoni), el delfín franciscana (Pontoporia blainvillei), la corvina (Micropogonias furnieri) y el cangrejo estuarino (Neohelice granulata). En cuanto a las Áréas de Protección Ambiental en sí mismas, Herou cuenta que están “en cada zona donde se identificaron valores naturales relevantes. Se está en el proceso de delimitar el área y hablar con los actores para llegar primero a una cautelar y luego establecer un plan de manejo”. Entusiasmado, adelanta: “Hoy estamos por terminar ese proceso en el Solís Grande, y estamos por comenzar uno similar en Margat. Esas van a ser las dos primeras áreas que se integren al sistema”.

El Área del Solís Grande tiene sus particularidades: por un lado, el medio del cauce reúne mayoritariamente emprendimientos agrícolas, mientras que en la parte baja hay un balneario. En la cuenca media se instalará el Área Protegida, que va a tener un complemento que inunda de alegría a Herou: “el Área Solís Grande se va a complementar con algo que es muy novedoso, al menos para mí: Jaureguiberry va a tener un plan de Ordenamiento Local y va a constituirse en ‘el primer balneario sustentable’. Esa normativa incluye desde clasificación domiciliaria de residuos hasta medidas para los espacios públicos”. Desde la academia, Soutullo señala que Jaureguiberry “tiene los problemas de los balnearios que están en pleno proceso de desarrollo: la transformación y el crecimiento urbanístico, y asociado a ello, temas de saneamiento, agua, residuos y el aumento de la presión humana, que producen deterioro de la franja costera. Y la franja costera es justamente el motor de por qué la gente decide ir para allí”. El asunto no es sencillo: “Son soluciones no exclusivamente técnicas, involucran posiciones de personas que tienen intereses distintos en el lugar. Y entonces hay un proceso de encontrar acuerdos que son tolerables, tal vez no para todos, pero para la mayoría”. Y allí es donde interviene la política: “Estamos convencidos de que es el camino que hay que recorrer”, dice Herou, y recuerda que el intendente Orsi ha dicho claramente que es prioridad “cuidar la salud de la gente, los recursos naturales y las pautas culturales que ha tenido la gente en Canelones para vivir durante décadas. Y esa es una responsabilidad política que asumimos”.

La segunda Área Protegida a implementrase será en Margat, al norte del departamento y cerca del Santa Lucía. Herou dice que allí “hay una historia, una sensibilidad y una organización local muy fuerte. Hay preocupación, hay organización de jóvenes, docentes y vecinos en general. Como es un área relevante, decidimos seguir por ahí, porque hay una movilización local interesante. Cuando vos tenés vecinos organizados y movilizados, se te allana el camino”, dice, sin ocultar cierto tono de orgullo por esos canarios organizados. Y tan contento está, que hasta me dice, a modo de adelanto total: “La tercera Área Protegida va a ser en los bañados de Pando”, y uno, del otro lado de la línea, siente el contagio de ese ímpetu por cuidar lo que nos rodea.

La tarea por delante es ardua y dificultosa. “Vamos suave porque las capacidades nuestras dan para ir paso a paso”, reconoce Herou mientras celebra el acuerdo con la Asociación de Guardaparques, que permitió que hoy Canelones cuente con 20 personas formadas en el trabajo en áreas protegidas. Mientras tanto, yo no puedo dejar de recordar aquellos versos de Frank Sinatra en los que decía algo así como que si lo lográs en Nueva York, lo lográs en cualquier parte. Y teniendo en cuenta todos los problemas de Canelones, su complejidad y distintos intereses, no puedo dejar de preguntarle a Soutullo si lograr una buena gestión ambiental allí no es un poco como lograrlo en la Gran Ciudad. “Canelones es un gran desafío, sí”, ríe él. “Si logramos implementar soluciones exitosas, podemos dar la idea de que se puede hacer también en Rivera, Rocha o en cualquier parte”. Bingo, la analogía con los versos de Frank es compartida. Sin embargo, Soutullo es inteligente y enseguida tiene un pero: me dice que hay que reconocer que la IC tuvo el empuje inicial de recurrir a los demás para que la ayuden a tomar decisiones con la mejor información disponible e involucrando a todos los actores a manejar el tema. “Capaz que Canelones tiene una madurez que le permite plantearte cosas que en otros departamentos serían más fáciles de implementar pero que no son posibles porque no están las condiciones para que desarrolles esa relación”, dice el biólogo, y concluye: “Canelones tiene mucho terreno ganado en esa madurez institucional. Pero sí... Si funciona en Canelones, debería funcionar en cualquier lado”.

Números 250 _ hectáreas ocupadas por productores orgánicos en Canelones

116 _ especies de plantas de interés para la conservación cuyo hábitat es Canelones

80_ porcentaje que representa en la dieta de la corvina negra el cangrejo estuarino que vive en Canelones

19 _especies de arácnidos de interés para la conservación que habitan en Canelones

15 _especies de aves de interés para la conservación que habitan en Canelones

6 _especies de mamíferos de interés para la conservación que habitan en Canelones

5_ especies de helechos de interés para la conservación que habitan en Canelones

4 _especies de reptiles de interés para la conservación que habitan en Canelones

2 _especies de crustáceos de interés para la conservación que habitan en Canelones.