G: ¿Hay que definir “laicidad”, como piden muchos, para establecer si estuvo bien que se hiciera ese taller?

M: No necesariamente. No creo que la discusión deba centrarse en aspectos como “bien o mal”

S: A mí me da la sensación de que, justamente, es la definición de “laicidad” lo que siempre termina generando el problema. Porque si bien da la impresión de que todos sabemos lo que es, cuando pasan estas cosas empiezan a saltar diferencias conceptuales importantes

M: Los procesos de secularización siempre han sido complejos. Continúan siéndolo. Todos los días podemos leer opiniones en relación al uso o no del burka

V: Esto fue un caso extremo de algo que está muy por fuera de la discusión de laicidad. Por la forma en que fue planteado está más relacionado con la discusión sobre derechos. Quizás el debate del Estado uruguayo del siglo XXI sea cómo aggiornar la idea de laicidad. Es decir, que no se trata de la negación pública de la diferencia, sino de la asunción de la diferencia en igualdad

I: A mí no me generó muchas dudas. Me parece que iba contra el marco legal que tiene el país... el taller decía que el aborto es un crimen, por ejemplo. Ahora, lo más interesante viene después: la discusión de cuál es el rol de lo religioso en la educación, y esta idea que vi por varios lugares, de que somos “demasiado secularizados”

S: Por lo que se vio, el material que les pasaron ni siquiera era la visión que puede tener una religión determinada sobre un tema, sino más bien un montón de mitos disparatados

M: Lo que permite lo que sucedió en Salto es dar la discusión respecto de la educación pública y su vínculo con la comunidad toda

V: ¿Cómo hace un Estado como el nuestro, que durante todo el siglo XX se encargó de eliminar las diferencias y homogeneizarlas, para celebrarlas preservando las decisiones estatales de las injerencias religiosas? Eso me parece lo importante e insisto en que lo que pasó en Salto está muy por fuera de este debate

M: Los sujetos en sociedad se organizan en relación a múltiples y heterogéneas creencias. No hay nada nuevo en ello

S: Supongo que podría haber un debate sobre cómo las religiones ven a la salud sexual y reproductiva, por ejemplo. Lo de Salto, en cambio, parece haber sido sumamente irresponsable, más cercano a agitar cucos que a generar algún tipo de educación

V: Fue un acto casi proselitista, quizás con la mejor de las intenciones... Pero no puede darse información científicamente incorrecta ni hablar de sexualidad desde la culpabilización y no desde la libertad. Eso Uruguay ya lo saldó de diferentes maneras

I: El debate me entusiasmó más cuando se empezó a discutir la forma en que todas las visiones del mundo tienen que tener un lugar. Hay quienes dicen que el marco general en el que se suele dar esa discusión es demasiado “cientificista”. Ahora, yo no tengo duda de que el espacio en común en que discutir las distintas aproximaciones filosóficas tiene que privilegiar la visión científica del mundo y el enfoque que, a falta de mejor nombre, llamamos racionalista

V: De acuerdo, es la parte más apasionante del debate

I: Si hay quienes creen que la “ideología de género” debe estar en discusión con otras, pues que esté en discusión todo lo que deba estar, pero si para esa lucha se quieren abrazar de visiones antediluvianas les va a ir muy mal y a mí me va a dar bastante miedo

G: ¿Les parece significativo que haya ocurrido en Salto, donde hubo problemas por la objeción de conciencia de los médicos para cumplir la ley de interrupción voluntaria del embarazo?

S: Evidentemente ahí hay movimientos sociales bastante presentes muy contrarios a la interrupción voluntaria del embarazo. En general, es un departamento que políticamente está bastante alejado del discurso de las organizaciones sociales o los sectores más progresistas del Frente Amplio

I: Lo de la vandalización a la estatua de Suárez lo dejo de lado :-)

V: Sí, creo que habla de muchos prejuicios y de no entender bien de qué hablamos cuando hablamos de ejercicio de derechos y de vivir la sexualidad en libertad y con responsabilidad

M: A mí me parece significativo que hayan sido los estudiantes los que visibilizaron lo que sucedió en el centro educativo. Eso es algo que no podemos desconocer como adultos. Entonces, para empezar, podríamos hacer el camino inverso en la reflexión que permite lo sucedido. Si fueron los estudiantes quienes se sintieron incómodos y notoriamente violentados por el taller, ¿no estaremos pensando al revés?

V: En la última evaluación del Programa de Educación Sexual una de las cosas que se veía era el altísimo grado de conocimiento de sus derechos de los y las estudiantes. Por eso, ellos mismos pudieron discernir que la del taller era información errónea. Creo que eso es mérito de la política pública

M: Se habla de los adolescentes como si fueran un objeto-misterio casi mágico

I: Me dejó feliz, en una de las grabaciones, ver a un estudiante que se reía y no podía creer el nivel de oscurantismo del video

S: A mí me sorprendió mucho la postura del Partido Colorado, especialmente en Salto, tomándolo como un ataque de la diputada del FA contra la directora, votante del Partido Colorado. Me parece que en la crítica frecuente a la “laicidad” también hay un poco de “antifrenteamplismo”

I: Y en algunas versiones más sofisticadas un poco de un antimodernismo más abstracto, de no relegar las creencias religiosas a una posición de segunda

G: Sí, a mí me llama la atención que el eje del debate se haya corrido hacia un polo muy retro. Que haya políticos y otros actores opinando que lo que se hizo está bien y que hay derecho a hacerlo

V: Con el nivel de oscurantismo del video creo que nadie debería tener dudas de que esa actividad no fue la mejor

I: Se puso retro-retro. No quiero ponerme puerilmente antirreligioso, pero las creencias religiosas para los creyentes, y el espacio de debate común para el intercambio, que no necesita ninguna creencia trascendente y confía en la deliberación racional. Y el Estado debe tomar partido por eso, asumiendo ese sesgo, y chau. Poniéndome profético, las religiones tienen como destino la reducción a una mínima expresión. Puede parecer ingenuo, o demasiado moderno (en el sentido de “antiguo, aunque menos que lo retro”, je), pero no se puede salvar la distancia entre los relatos religiosos y lo que sabemos científicamente del mundo ...

M: Visibilizar lo sucedido y que las autoridades han actuado de manera inmediata es el campo fértil que nos permite dar otras discusiones. ¿Quiénes imparten los talleres de educación sexual en ámbitos de públicos? ¿Dónde se forman? ¿Quién o quiénes planifican y debaten en relación a los objetivos? ¿Saben?

V: Bueno, sobre eso también habla la evaluación que les mencionaba. Las únicas capacitaciones se hacen en el ámbito del programa de educación sexual, que lleva diez años, y es la primera vez que un programa de educación sexual se sostiene como política pública más de un período. Pero es insuficiente

M: Por otro lado, quienes fueron a dar el taller a Salto no son docentes. No están formados, ni han reflexionado teórica y prácticamente sobre adolescencias. El aborto continúa siendo un tema tabú y los adolescentes son susceptibles y vulnerables a cualquier discurso adoctrinante

I: Eso, parece que la docencia no tuviera ese rol específico, que fuera “vení a contar la perspectiva de tu religión”

M: Mi insistencia tiene que ver con una urgencia y es repensar y dar el debate respecto de la educación pública. Dar la discusión sobre si hay o no libertad de culto (en sentido amplio) me parece sinceramente demodé

V: Nooooo... para nada, no estamos hablando sobre libertad de culto. Estamos hablando de cómo expresamos nuestras libertades en la esfera pública

S: Creo que las religiones marcan los valores comunes en una comunidad. Y constitucionalmente definimos que el Estado no se rige por los valores católicos (más allá de la influencia obvia). En todo caso la “laicidad” es la religión uruguaya

V: Tenemos unas cuantas sectas :)

I: Varias voces dicen que hay un balde laicista, y una educación demasiado ideológicamente secular, digamos, y que se da la espalda a la espiritualidad religiosa

G: Antonio Romano dice que el cruce con lo religioso nos toma poco preparados, porque aquí, separada la religión del Estado hace mucho tiempo, la laicidad se entendió más bien como distancia respecto de posturas partidarias

M: El derecho sobre nuestro cuerpo, los derechos sexuales y reproductivos, continúan siendo vistos como “conquistas” de la nueva agenda. Mientras esto no cambie, mientras insistimos con reproducir esquemas de pensamiento conservadores, estos sucesos serán corrientes

V: Desconocer la forma en la que los grandes metarrelatos (marxistas, cristianos, el que quieran) ordenan el mundo es perdernos una parte grande de nuestra cultura

I: A mí me gustaría un Estado que dijera: demos todos los debates, pero es válido que el terreno en común sea ese que llaman “demasiado racionalista” o “demasiado cientificista”. (Dicho sea de paso, todas las religiones son antiaborto porque son de la época que había que maximizar la fecundidad para que las comunidades sobreviviesen, por eso condenan hasta el onanismo, a veces, todo lo que no sirva para generar descendencia). ¿Puedo meter un paréntesis?

G: Dale y nos vamos.

I: Una vez escuché decir a Ernesto Cardenal que estaba cada vez más cerca de la ciencia para su vida poética y espiritual (si la materia no se destruye, quiere decir que podemos tener un átomo de Sócrates o de Jesús...). Lo anoto como un poroto para la posibilidad de una espiritualidad no teísta.