A diez días para la segunda vuelta de las elecciones en Brasil, se divulgaron algunos detalles de la estrategia y funcionamiento de los grupos de mensajería digital de la campaña de Jair Bolsonaro. El tema ya venía siendo ubicado como pieza relevante de su campaña por algunos analistas políticos y de comunicación en medios escritos, pero sin mayores repercusiones. Este miércoles The New York Times publicó una columna sobre el funcionamiento de la divulgación masiva de contenidos falsos por grupos de mensajería, y finalmente el jueves el diario Folha de Sao Paulo le dio cobertura a la conexión entre empresas y financiamiento de la estrategia de divulgación de noticias falsas.
Llamar ahora la atención sobre el tema no es menor. Pero la reacción ante su incidencia en el proceso electoral llega demasiado tarde, sobre todo porque se trata de una estrategia que se viene implementando por lo menos desde hace tres años.
Ingresar a los grupos de Whatsapp y Telegram de Bolsonaro no es difícil. Sobre todo en los que fueron activados para la segunda vuelta y que tuvieron como eje la agitación digital en los estados y ciudades del nordeste donde el candidato perdió contra Fernando Haddad en la primera vuelta.
Uno de los grupos a los que ingresé fue creado en enero de 2017, es decir, un año y medio antes de estas elecciones. Otro, en este caso de Telegram, tuvo una media de 8.400 mensajes diarios, con 3.500 miembros estables. A partir de los resultados de la primera vuelta del 7 de octubre, cuando se confirmó que el nordeste fue la región en donde más se resistió el embate de Bolsonaro, se pudo monitorear por lo menos 26 grupos de Whatsapp, atendiendo diferentes estados y puntos urbanos de esa región. Como Whatsapp tiene un límite relativamente pequeño de integrantes por grupo, los activistas los segmentaron hasta generar centenares de nuevos grupos. Además, pasaron a emplear Telegram, que permite armar mega grupos con varios miles de usuarios.
Es importante tener claro que la etapa de rápida masificación de la estrategia de mensajería de Bolsonaro está bastante alejada en el tiempo de la etapa de implantación de la estrategia. Todo indica que el inicio del trabajo de generación de contenidos coincide en el tiempo con hechos como las movilizaciones de 2015 en paralelo al proceso de impeachment a Dilma Rousseff, el transcurso de la investigación Lava Jato y la huelga de camioneros.
Es decir, primero hubo un aprovechamiento de los grupos de mensajería en teoría “no políticos” pero que estaban fuertemente activados en demandas o campañas de movilización contra el gobierno, para transmitir un mensaje de descontento político. Una vez instalado el proceso electoral, la “migración” desde esos grupos “no políticos” a grupos de apoyo a Bolsonaro fue casi instantánea.
La estrategia les dio buenos resultados. Luego del ataque con una puñalada en Juiz de Fora, Bolsonaro no participó en actividades urbanas. Si se considera, además, que el candidato casi no tuvo presencia en el horario electoral asignado en televisión abierta, y se compara su rendimiento del 7 de octubre con el de Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña, que tuvo la segunda mayor asignación de minutos en el horario electoral, el contraste no puede ser más chocante. La decisión de no utilizar la mediación de los canales tradicionales para transmitir su mensaje le generó innumerables beneficios al candidato del Partido Social Liberal. Pero para que ello fuera posible, estos dispositivos debieron ser desarrollados con mucho tiempo de antelación respecto al momento específico de las elecciones.
¿Lo peor es que sea fake?
La reacción de los últimos días en Brasil apunta que estos canales se utilizan para diseminar contenidos falsos y fake news. Sin embargo, el problema mayor no es este. En general, la izquierda –y tampoco especialistas de comunicación política, académicos o periodistas– no tiene muy claro dónde radica lo más grave del asunto. Un análisis del funcionamiento y de los diferentes tipos de mensajes pueden dar algunas pistas, pero hay que tener claro que sólo eso no proporciona mayor información sobre lo que está detrás de la estructura de emisores, receptores y mensajes.
Los grupos vistos en las últimas semanas son más que nada espacios de agitación y difusión de memes, videos variados (que van desde los tópicos clásicos del “marxismo cultural”, la Escuela de Frankfurt y el psicoanálisis hasta consejos de “supervivencia urbana”) y propagación de consignas. Una menor cantidad de mensajes refieren a posteos más “clásicos” con comentarios o análisis de una nota, la campaña en general, propuestas de los candidatos, etcétera. Algunos grupos especializados en debates evitan los videos y las imágenes y se centran en pulir frases para los diferentes temas de la campaña electoral, y en cómo rebatir argumentos de otras personas.
Entre los centenares de mensajes diarios, se pueden identificar patrones de organización bastante sencillos, así como los roles que juegan algunos usuarios que pasan de ser simples adherentes. Con relación a lo primero, usualmente los grupos amplifican los mensajes de tipo “Tarea del día”, que indican alguna acción digital concreta para realizar de forma bastante simple y automática luego de que llega el mensaje. Por ejemplo, una de ellas era ingresar al sitio del Senado y cliquear en la opción de “Plebiscitar la revocación del Estatuto de Desarme Civil”. El resultado a las pocas horas fue medio millón de votos por el “Sí”. Y así, muchas otras “tareas”, como reenviar videos a los contactos particulares, intervenir en discusiones en Twitter o Facebook, hostigar a algún analista “del otro bando”.
Los mensajes, en general, tratan de ser muy sencillos. Sin embargo, no es el contenido del mensaje en sí lo que resalta, sino la rapidez con que se plantean respuestas ante los temas del día o incluso, de momentos exactos. Otro aspecto es que en casi ningún caso se trata de construir argumentos para una discusión racional, sino de un énfasis en la repetición, la instantaneidad y las respuestas preelaboradas, lo que indica una lógica instrumental pero no comunicativa.
El hecho en sí termina constituyendo un hecho comunicativo, pero no la lógica detrás del funcionamiento de estos dispositivos de respuesta rápida. Lo más creíble no es lo más divulgado ni aceptado. Mensajes absurdos –cuando no directamente grotescos– dan paso a múltiples respuestas y reacciones que preparan a los usuarios para eventuales interacciones cuando son reenviados a otros grupos que funcionan en la periferia de la política (grupos familiares, de amigos, en el trabajo, etcétera).
No existe posibilidad alguna de establecer un canal de diálogo por fuera de toda esa racionalidad instrumental. Muchos videos comienzan con la muletilla de reconocer el derecho a cada uno de elegir su candidato, para luego dar paso a la seguidilla de que optar por Haddad es darle el voto a un payaso que defiende bandidos y, por ello, quien lo defienda es otro bandido, un gay, una puta o un cínico, en los tonos más despectivos e insultantes posibles. El interés mayor no es convencer al otro, sino derrotarlo. Todo en 15 segundos de tensión y aceleración total.
El eje no parece estar planteado entre lo verdadero y lo falso, sino entre la adhesión y el rechazo, entre la aceptación y el odio. Lo importante es que la máquina funcione y no tanto lo que produzca.
Aunque Bolsonaro no puede jactarse de su productividad a lo largo de su carrera como parlamentario, en junio de 2017 presentó dos proyectos relacionados al uso de Whatsapp. Uno de ellos era una enmienda constitucional que apuntaba a agregar un inciso al artículo 102, indicando que el uso de servicios de mensajería, como la mencionada, solamente podía ser limitado por una decisión del Supremo Tribunal Federal, y no por jueces de primera o segunda instancia.
Frenar un dispositivo tecnológico puntual no resolverá el problema, porque como se ha mencionado, existen varios más para cumplir su función. El estudio de los mensajes analizados por The New York Times estimaba que 56% de los contenidos más compartidos analizados eran engañosos. Poner el acento sobre un contenido en particular –falso o no–, no modificará la esencia del problema.
Hubo fraude, hay fraude, habrá fraude
Llama la atención cómo los adherentes y miembros del “movimiento” comparten la idea que todo el sistema político, el conjunto de actores políticos y diferentes instituciones –incluido el Tribunal Electoral– están contra Bolsonaro. Se engaña el que piensa que solamente hay críticas a los llamados esquerdópatas –izquierdistas afines al Partido de los Trabajadores (PT), al Partido Comunista, a Lula; en Uruguay el término que se le asemeja es el de focas, con el que se procura ridiculizar a los adherentes del Frente Amplio–, sino también a figuras de partidos tradicionales de la centro-derecha brasileña como Fernando Henrique Cardoso o José Serra. Otro foco de crítica es la cobertura que hacen de Bolsonaro los medios de prensa escrita (sobre todo Folha de São Paulo), pero también la cadena Globo de televisión y la iglesia católica.
Este abanico le termina impregnando a todo el asunto un carácter de gesta, de rebelión brutal contra el status quo. La interacción no deja de ser un tránsito entre la tragedia, bajezas repugnantes y caricaturas de debates extremadamente serios. Armas, aborto, anticomunismo ferviente, el reconocimiento de derechos para personas LGBT, todo pasa por el tamiz de un sentido de urgencias, de un “esto no da para más” más impostado que verosímil.
Más fingido incluso es el “hacer de cuenta” que pueda ser cierto que si no gana Bolsonaro solamente se deberá al fraude del PT y no a la unificación de todo un espectro democrático para frenar el fascismo. Brasil es demasiado festivo como para el “que se vayan todos” pero está expresando de esta manera que si no gana Bolsonaro el caos será el titular del día siguiente.
En los diferentes grupos, la reacción a la denuncia de las notas mencionadas fue de épica: el bolsonarismo inquietando a los medios más influyentes del mundo. En definitiva, terminó reforzando el mecanismo de “todos contra nosotros” y la idea de que, con los celulares como única herramienta, “el pueblo está bancando la campaña del Capitão”.
El resultado de la segunda vuelta no alterará en lo fundamental estos vasos comunicantes de una porción significativa de la sociedad brasileña. Tampoco alterará la composición del Congreso. Después de todo, las corporaciones más importantes de la estructura económica y social de Brasil reforzaron su presencia en el Parlamento. Las bancadas religiosas, militares, de ex policías y del agronegocio podrán imponer al próximo gobierno sus líneas sin grandes dificultades. Proyectos como el régimen penal para menores infractores, la liberación del porte de armas, el fin de demarcación de tierras para comunidades indígenas, negras y campesinas, podrán ser impuestos como moneda de cambio entre el próximo Ejecutivo y el Congreso.
En los grupos se expresa lo más superficial de esos temas; de hecho llama la atención la marginalidad de lo económico y lo laboral entre los miles de mensajes cruzados. Nadie habla de la crisis económica o del recorte del gasto público para políticas sociales o de la reforma laboral implantada por el gobierno de Temer.
Tal vez sea demasiado pronto para afirmar que las redes sociales cambiaron la política para siempre, tal como dijo recientemente José Roberto De Toledo, un periodista de la Revista Piauí, cuando dijo que “Whatsapp es el cementerio de la democracia”. Lo que sí parece claro es que salir ahora a las apuradas a intentar contener el impacto no tiene mayor sentido. Incluso hablar de este tema en este tramo de la campaña también puede tener un efecto de cáscara de banana para lo que resta del sistema político democrático.
De hecho, como si fuera una macabra bienvenida al mundo del bolsonarismo, otros temas muy importantes denunciados esta semana quedaron tapados, como la denuncia publicada en Carta Capital el pasado lunes, sobre la interceptación y seguimiento del equipo de campaña de Haddad por un sector de la inteligencia del Ejército.
Para muestra...
“Comenzó la represión en Whatsapp!, Comenzó la Censura general en internet, Flavio Bolsonaro se encuentra impedido de utilizar la red! Su número +552199548-9280 está impedido de registrarse en Whatsapp. Divulguen”
“Es así, gente, ellos están apelando a todo. Mi Dios, eso es alarmante. Régimen totalitario es lo que ya vivimos!”
“Los comunistas petistas y psolistas revelan su vocación para la censura y el cercenamiento de las libertades individuales”
“Fascismo mata? Sí. Racismo mata? Sí. Machismo mata? Sí. Homofóbia mata? Sí. Xenofobia mata? Sí. Pero tu ignorancia disfrazada de pseudo intelectualidad histórica como justificación para votar en partido de bandidos mata mucho más”
“Solicitar el bloqueo de Whatsapp fue la mayor estupidez electoral en la historia política brasilera. #VeASerBurrodeEsaFormaaVenezuela”
“Amigos, precisamos de gente en este grupo para reclutar nuevos bolsonaristas @haddadvsbolsonaro”
“Video DENUNCIA GRAVÍSIMA!! PT planea armar un atentado a Haddad en las vísperas de las elecciones. Este es el nuevo golpe del PT. https://deusacimadetodos.com/”
“Para interactuar con personas en búsqueda conocimientos y habilidades de sobrevivencia urbana y rural con la llegada del posible CAOS si la IZQUIERDA gana la elecciones de manera fraudulenta, ingresar al grupo”
“Grupo Whatsapp para Denuncias (43) 99644-9099. Envíe videos y fotos de abusos políticos en su Parroquia! -Reenvíen este video para que todas las personas que vayan mañana a misa por el día de Nuestra Señora Aparecida denuncien a curas y obispos y quienes vayan a hacer campaña por el PT”
“Atención, Católicos, denuncien padres que usen la maquinaria de la Iglesia para hablar de política. Filmar el hecho es importante para realizar la denuncia.”
“Cuando uno piensa que el PT ya no tiene más nada para robar, el viene y le roba los colores de la campaña a Bolsonaro”.
“Feliz Día del Niño, en especial a aquellos que van a nacer. Aquí no abortamos el futuro de una Nación”
“¿Será que Trump viene a la asunción de Bolsonaro?”
“Hoy refuté (con argumentos) a un colega que dijo que Bolsonaro era racista. Él se basó en aquella entrevista en CQC –respondiendo a la pregunta capciosa– de la negra Gil. Argumenté que Bolsonaro pidió la grabación original para probar que el programa había manipulado el orden de las respuestas. Que Dios nos bendiga en esta lucha que enfrentamos”
“Patriotas! Vamos a garantizar un gobierno anti comunista en 2019. En el día de la Elección, vote y permanezca próximo al local de votación hasta la difusión de los resultados. Estén preparados para parar indefinidamente el país en todas las 5570 ciudades. Bolsonaro solamente no será ganador de estas elecciones si hay fraude. Resistencia Patriótica Brasilera. Dios, Familia y Patria con Orden y Progreso”
“El infierno está delante de tus ojos: LUla CIro FERnando Y nos va a reinar si tú lo permites”
“Están queriendo implantar el Día de Marielle. Si Bolsonaro hubiera muerto nosotros también deberíamos exigir el día de Bolsonaro. Él si lo merece y ella no. Solo por ser negra, pobre y de favela. Pobre no, era concejal y ya gana bien“
“Haddad tiene que entender que Brasil quiere a Bolsonaro y nada que él haga va a cambiar eso... Solo culpa a las redes sociales siendo que detrás de las redes sociales existe una persona, un elector, un ser humano buscando cambios. Mi sueño es encontrar a Haddad de frente...”