El secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, presentó la renuncia a su cargo tras los planes del presidente Donald Trump de retirar las tropas desplegadas en Siria, citando diferencias políticas irreconciliables. Mattis, al igual que otros de los principales asesores de seguridad nacional de Trump, se opuso a la medida, pero el mandatario de todas formas tomó la decisión. Para Mattis –un general de 68 años de edad conocido por su fuerte carácter y que no por casualidad es apodado Perro Rabioso– la postura de Trump era incompatible con su permanencia en su puesto, por lo que fue a la Casa Blanca y le presentó personalmente su renuncia.

“Ya que usted tiene derecho a tener un secretario de Defensa con puntos de vista mejor alineados con los suyos en estas y otras materias, creo que lo correcto es que me retire”, escribió Mattis en su carta a Trump. El funcionario había advertido que un retiro temprano de las tropas estadounidenses de Siria era un “error estratégico”. “Nuestras tropas continúan brindando las capacidades necesarias para prevalecer en el conflicto y mantener la fuerte influencia global de Estados Unidos”, señaló en su carta de renuncia. Además de la retirada de las tropas de Siria, Mattis se opone a la reducción a la mitad de la presencia de tropas estadounidenses en Afganistán, algo que puede darse en las próximas semanas.

La renuncia de Mattis no cayó nada bien del otro lado del Atlántico. Según The Guardian, esta medida dejará a Europa sin uno de sus interlocutores más confiables y un firme partidario de la alianza transatlántica de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Además, los europeos perciben la decisión de Mattis como como un símbolo poco tranquilizador acerca de la determinación de Trump de hacerse cargo personalmente de la política exterior de su país. La salida de Mattis también deja en evidencia las enormes diferencias de enfoque entre la política exterior de Trump y la corriente principal del Partido Republicano sobre las responsabilidades de Estados Unidos con respecto a Europa y el Medio Oriente.

Los ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores de Reino Unido, quienes suelen ser sumamente discretos y dentro de lo posible evitan referirse a sus diferencias con Estados Unidos –uno de sus más fuertes aliados–, criticaron abiertamente la decisión de Trump. El ministro de Estado para Medio Oriente y el norte de África, Alistair Burt, escribió en su cuenta de Twitter: “No hay vacíos en la política exterior, ciertamente no en el Medio Oriente. En una región frágil cada acción es un catalizador para otra. Si no se puede confiar en los aliados, se busca que otros tomen su lugar. Jim Mattis lo entendió: es vital que cualquier sucesor esté de acuerdo”.