El secretario de Estado [de Estados Unidos] Rex Tillerson, ha hecho pública la intención de su gobierno de provocar un cambio violento del presidente constitucional de Venezuela, incitando un golpe militar”, señaló ayer la cancillería venezolana, refiriéndose a un discurso que Tillerson brindó el jueves en el que dijo que la situación de ese país podría cambiar si Nicolás Maduro renunciaba o si los militares venezolanos “intervenían”, dando un golpe de Estado. La cancillería dirigida por Jorge Arreaza denunció que en ese discurso se pronunciaron “amenazas” a las que considera “graves” e “insensatas”. En ocasiones anteriores los militares venezolanos han manifestado pleno respaldo a Maduro y su gobierno.

El comunicado emitido por Venezuela agrega, en la misma línea, que el “objetivo principal” de la gira que Tillerson comenzó ayer por América Latina y el Caribe es “incrementar las presiones sobre gobiernos de la región, para que acompañen el perverso plan de agresiones contra Venezuela”.

En la misma línea, aunque sin mencionar a Estados Unidos, Maduro anunció ayer la creación de un “plan de defensa de la paz en Venezuela, de la soberanía y del triunfo electoral”, que estará liderado por el número dos del chavismo, Diosdado Cabello. Se tratará de una “unión cívico militar” que tendrá como objetivo contrarrestar “cualquier intento golpista”.

El único país latinoamericano que se pronunció ayer para respaldar al gobierno venezolano fue Bolivia. Su presidente, Evo Morales, manifestó en Twitter que mediante el discurso de Tillerson Estados Unidos “confiesa sus afanes golpistas”.

Ayer, en la primera parada de su gira por América Latina, en México, Tillerson matizó sus palabras y dijo que Estados Unidos quiere para Venezuela una transición pacífica y la restitución de la democracia por medio de elecciones “democráticas, abiertas y verosímiles”, sin volver a mencionar la opción militar.

Tillerson emprendió su gira mientras el gobierno y la oposición acercan posiciones en el diálogo que mantienen en República Dominicana, que ha tenido varios altibajos pero que el miércoles parecía acercarse a su final. Ese día, representantes de ambas delegaciones confirmaron que regresaban a Caracas para hacer consultas antes de firmar un acuerdo. Por su parte, el gobierno dominicano informó que se firmó un acta en la que se dejaron plasmados los puntos ya acordados. Ambas partes informaron que los puntos que falta acordar refieren a la celebración de las elecciones. Uno de los puntos en debate es la fecha: uno de los negociadores de la oposición, Jorge Roig, dijo que el gobierno “está empeñado en que se realicen el 8 de abril”, pero para esa fecha “no hay ningún tipo de posibilidades de tener las garantías necesarias”.

Dificultades electorales

La oposición viene reclamando la realización de elecciones presidenciales para terminar con el gobierno de Maduro desde hace dos años, pero la falta de respuesta del Ejecutivo, las diferencias sobre qué estrategia implementar ante la crisis venezolana y acerca de la actitud que se debería adoptar ante los embates del gobierno y la Justicia generaron algunas fracturas. Esto se tradujo, por ejemplo, en que algunos partidos opositores se fueran retirando de las conversaciones en República Dominicana, que, en principio, contaban con el respaldo de toda la coalición Mesa de Unidad Democrática (MUD). El último en bajarse fue Voluntad Popular, el partido del encarcelado Leopoldo López. Otro factor de tensión ha sido la propia convocatoria a elecciones, ya que algunos partidos de la MUD quieren presentarse y otros creen que es mejor no hacerlo porque consideran que no hay garantías para que sea un proceso transparente. En este sentido sumó tensión que la Justicia obstaculizara la candidatura de algunos partidos opositores y de la MUD.

Verde está, todavía, el debate sobre quién sería el candidato, en una oposición que tiene a todos sus líderes y decenas de integrantes inhabilitados o encarcelados y que, según han reconocido algunos de sus integrantes, ha perdido contacto con la gente, enfrascada en su disputa con Maduro y sin propuestas claras para afrontar la situación que vive Venezuela. La MUD se ha enfrentado a múltiples derrotas que colaboraron con una división que también es ideológica, planteó el analista y encuestador Luis Vicente León, quien se ha declarado opositor al gobierno de Maduro. En ese contexto, surgen nombres alternativos para que ostenten la candidatura presidencial de la MUD. El principal de ellos es Lorenzo Mendoza, dueño de la empresa de alimentos Polar, quien no se ha pronunciado sobre esta posibilidad. Desde hace años el gobierno presenta a Mendoza como un representante de la “oligarquía” venezolana y lo ha acusado de traición a la patria y de ser parte del empresariado, al que considera responsable de una presunta “guerra económica” en el país.

Tiendas rojas

En el oficialismo todo parece mucho más claro. El Partido Socialista Unido de Venezuela ratificó ayer a Maduro como su candidato por aclamación y unanimidad en una sesión que fue retransmitida por la televisión estatal. “Voy rumbo a una gran victoria”, aseguró el presidente.

“Juntos Podemos Más. Nicolás Maduro Presidente”, es el lema de una campaña en la que es notoria la ausencia de referencias al fallecido ex presidente Hugo Chávez, ni siquiera haciendo mención a la palabra “chavismo”.