El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció personalmente el jueves que impondrá aranceles de 25% a miles de productos que se importan desde China. Aseguró que estos impuestos recaerán sobre importaciones por 60.000 millones de dólares, una cifra que previamente la Casa Blanca había indicado que sería menor, de 50.000 millones de dólares.

Este anuncio llegó un día antes de que, ayer, entraran en vigor los nuevos impuestos sobre las importaciones, de 25% en el caso del acero y de 10% en el del aluminio, que también afectan en particular al comercio de Estados Unidos con China, su segundo socio comercial detrás de la Unión Europea.

Trump presentó dos argumentos para adoptar la nueva medida. Por un lado, apuntó al déficit comercial que tiene Estados Unidos respecto de China, que es de 375.000 millones de dólares, según Trump, “el mayor de la historia de la humanidad”. Por otro, acusó a China de llevar adelante prácticas ilegales que enturbian la libre competencia comercial. Entre otras cosas, dijo que en China “hay un tremendo robo de propiedad intelectual” que equivale a “cientos de miles de millones cada año”, y que se produce todo tipo de abusos contra las compañías extranjeras. Por estas razones, Estados Unidos presentará una demanda contra China ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), agregó Trump.

A su vez, el presidente dijo que su país está “hablando” con China “en una negociación muy grande” que busca reducir el déficit al menos en 25%. “Veremos adónde nos lleva; mientras tanto, vamos a tomar esta medida”, indicó.

Los bienes afectados por el nuevo impuesto serán anunciados en un máximo de 15 días por la oficina del representante estadounidense de Comercio Exterior, Robert Lighthizer. Se prevé que sean unos 1.300, que irían desde zapatos y ropa hasta productos tecnológicos de alta gama. Lighthizer fue el responsable de una investigación que se llevó a cabo en los últimos meses y que concluyó en que China está dañando los derechos de propiedad intelectual de empresas estadounidenses al exigirles la transmisión del conocimiento tecnológico que está detrás de sus productos.

El anuncio no quedó en la nada: China respondió rápidamente y advirtió a Estados Unidos que no quiere entrar en una guerra comercial, pero que tampoco tiene miedo de enfrentarse a una. El gobierno de Xi Jinping anunció que está preparado para imponer aranceles de entre 15% y 25% sobre 128 productos que se importan desde Estados Unidos por un valor en el entorno de los 3.000 millones de dólares. Entre esos productos estarían los tubos de acero, la carne de cerdo, las frutas y el vino.

El Ministerio de Comercio chino anunció que esta medida será efectiva si “no hay un acuerdo entre las dos partes” en el marco de la OMC, y advirtió que con la imposición de nuevos aranceles Estados Unidos “ha creado un precedente muy malo”. Se prevé que China tome una decisión sobre este nuevo impuesto una vez que Estados Unidos dé a conocer los productos chinos afectados por el arancel anunciado el jueves.

“China no quiere una guerra comercial, pero tampoco la teme. Tenemos confianza y somos capaces de manejar cualquier desafío”, advirtió la cartera en un comunicado en el que también señala: “Esperamos que Estados Unidos retroceda antes de que sea demasiado tarde”.

Estas noticias, que apuntan a un aceleramiento del enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China, causaron fuertes pérdidas en los mercados asiáticos. Tokio cerró la jornada de ayer con una caída de 4,5%, Shangái de 3,4% y Hong Kong de 2,5%.