El anuncio inesperado llegó el viernes: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aceptó reunirse con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un. La oferta llegó a través de Corea del Sur, que desde hace varias semanas vive un acercamiento con su vecina del norte. El régimen de Pyongyang está dispuesto a suspender sus ensayos nucleares y abordar la desnuclearización de toda la península a fin de reunirse con el presidente estadounidense, informó Corea del Sur.

La perspectiva de la reunión, que sería en mayo, fue celebrada por varios gobiernos y aplaudida por los otros países más involucrados en el tema: China y Japón. Tanto la Casa Blanca como China y Japón se congratularon por haber presionado a Corea del Norte hasta forzarla a incorporarse a negociaciones diplomáticas.

Sin embargo, en la tarde de ayer la Casa Blanca moderó el anuncio y dijo que Trump no se reunirá con Kim si no hay “acciones concretas” y “verificables” por parte de Corea del Norte que confirmen sus “palabras y retórica”.