En la antesala de su disolución definitiva, cuyos detalles se anunciarán el lunes, la organización Euskadi Ta Askatasuna (ETA) emitió ayer un comunicado enviado a los diarios Gara y Berria, en el que hace una profunda autocrítica y reconoce el daño causado “durante su trayectoria armada” y su incidencia en el “sufrimiento desmedido” por el que pasó la sociedad vasca durante décadas.

“Somos conscientes de que en este largo período de lucha armada hemos provocado mucho dolor, y muchos daños que no tienen solución. Queremos mostrar respeto a los muertos, heridos y víctimas que han causado las acciones de ETA, en la medida que han resultado damnificados por el conflicto. Lo sentimos de veras”, se establece en el comunicado publicado originalmente en euskera, titulado: “ETA al pueblo vasco: declaración sobre el daño causado”.

Más adelante, el texto dice: “Entendemos que muchos consideren y expresen que nuestra actuación ha sido inaceptable e injusta, y lo respetamos, pues a nadie se le puede forzar a decir lo que no piensa o siente. Para otros muchos también han sido totalmente injustas, pese a utilizar el disfraz de la ley, las acciones de las fuerzas del Estado y de las fuerzas autonomistas que han actuado conjuntamente, y tampoco esos ciudadanos y ciudadanas merecen ser humillados”.

De todas maneras en el texto se enmarca el “dolor” dentro de un “conflicto” que en opinión de la organización se remonta hasta el bombardeo de Guernica, ocurrido durante la Guerra Civil Española en 1937, y distingue entre los afectados por su violencia que no tenían “responsabilidad alguna en el conflicto” y el resto. “A consecuencia de errores o de decisiones erróneas, ETA ha provocado también víctimas que no tenían una participación directa en el conflicto, tanto en Euskal Herria como fuera de ella”, se dice en el comunicado. Este último punto generó rechazo desde varios frentes.

El presidente del gobierno vasco, Iñigo Urkullu, exigió a ETA que ponga “en la misma consideración” a todas las víctimas de sus acciones y que reconozca de forma inequívoca “el daño injusto causado” a toda la sociedad vasca. La misma postura adoptaron todos los partidos políticos vascos con excepción de EH Bildu, sector nacionalista de izquierda. El líder de esta coalición, Arnaldo Otegi, quien además es ex integrante de ETA, dijo ayer que la declaración de la organización marca “un hecho histórico sin precedentes, una contribución definitiva a la paz”.

Desde el gobierno español que encabeza Mariano Rajoy se expresó que el comunicado “no es más que otra consecuencia de la fortaleza del Estado de Derecho que ha vencido a ETA con las armas de la democracia”. La Moncloa considera que hace mucho tiempo que ETA tendría que haber pedido perdón “de forma sincera e incondicional” por el daño causado. Por otra parte, el portavoz del gobierno, Iñigo Méndez de Vigo, dijo que lo expresado por la organización vasca “certifica la derrota total de ETA, la derrota política, la derrota social, la derrota económica, la derrota internacional”. Además, recalcó que ETA no obtendrá “jamás” ninguna clase de contrapartida por su disolución, por su “derrota total”, como puede ser la reducción de penas para presos que pertenecen o pertenecieron a la organización.

Por último Méndez de Vigo garantizó que el relato final de lo ocurrido “no será el de ETA, sino el de todos los demócratas que vencimos a ETA con ayuda de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de los jueces y con la ayuda internacional”.

También ayer, luego de conocida la declaración de ETA, los obispos de las ciudades de Pamplona, Bilbao, Vitoria, San Sebastián y Bayona (esta última ubicada en Francia) emitieron un comunicado conjunto en el que pidieron “perdón” por las “complicidades, ambigüedades y omisiones” que se han dado en el seno de la iglesia durante los años de terrorismo de ETA, en los que también muchos de los que conforman esta institución “han dado lo mejor de sí mismos”.

“A lo largo de todos estos años, muchos de los hombres y mujeres que conforman la iglesia han dado lo mejor de sí mismos en esta tarea, algunos de forma heroica. Pero somos conscientes de que también se han dado entre nosotros complicidades, ambigüedades, omisiones… por las que pedimos sinceramente perdón”, se dice en el tercer punto del comunicado. En sus orígenes ETA se nutrió de numerosos jóvenes militantes católicos del Partido Nacionalista Vasco, y a lo largo de su historia la organización contó con un fuerte apoyo por parte de muchos religiosos.

“La deseada disolución de ETA ofrece nuevas posibilidades para la normalización, que debieran de ser aprovechadas por todos. Pensamos en la oportunidad de atender las peticiones de los familiares de los presos inmersos en diversas necesidades humanitarias. También es importante que el retorno de los excarcelados a sus lugares de origen se realice de forma que las víctimas del terrorismo no se sientan humilladas”, concluye el comunicado.