En un acto con varias figuras extranjeras y pocas españolas, se firmó la Declaración de Arnaga en la localidad de Cambo, en Francia, cerca de la frontera con España. En el texto se destaca que ETA “ha cumplido su palabra” desde que anunció el cese al fuego en 2011 y pide que se sumen voluntades para trabajar en la “reconciliación” en el País Vasco, para “reconocer y asistir a todas las víctimas” y para “asuntos importantes, como el de los presos y las personas [que integraron ETA] que se encuentran huidas”.

“Hoy es un día muy importante, es el fin del último grupo armado de Europa”, destaca el texto, antes de pedir “el esfuerzo de todos” para encontrar “una solución global, justa y duradera” para el País Vasco. “Construir una paz necesita de diálogo político, recurrir sólo a medidas de seguridad y prisión es raramente eficaz”, concluye, en una aparente referencia a la postura del gobierno de Mariano Rajoy, que se ha negado a dialogar o negociar con ETA y ha reafirmado que seguirá persiguiendo y juzgando los crímenes que ha cometido, que han causado la muerte de 853 personas.

Al acto asistieron figuras internacionales de renombre, como Gerry Adams, ex presidente del Sinn Féin, Jonathan Powell, ex asesor del primer ministro británico Tony Blair, y Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del Partido de la Revolución Democrática de México. También mandó un mensaje el ex secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan.

La imagen de estas figuras abrazándose y congratulándose por su actuación en el marco del Grupo Internacional de Contacto por el apoyo brindado al proceso, así como la alegría visible en el rostro de Arnaldo Otegi –que ha sido condenado por integrar ETA y hoy lidera Bildu–, contrastaba con la postura de las personalidades españolas que acudieron al encuentro pero no forman parte de la izquierda independentista vasca. El presidente del Partido Nacionalista Vasco –que pese a su nombre busca más autonomía pero no la independencia–, Andoni Ortuzar, apuntó que ayer se terminó con una “pesadilla” y dijo que “siempre quedan las ganas de reclamar” a ETA “que conteste a la pregunta de para qué ha servido”.

También tuvo duras palabras hacia la banda separatista el secretario general de la Unión General de Trabajadores, Raúl Arza, quien consideró que su disolución “llega tarde” y que el daño que causó fue “injusto, irreparable y carente de justificación”. Aun así, agregó, a partir de este momento es necesario “mirar al futuro sin olvidar el pasado y sin olvidar a las víctimas para construir una Euskadi plural”.

En un tono celebratorio por la ocasión, Otegi reclamó al gobierno que responda con gestos a la disolución de la banda armada: “ETA ha dado muchos pasos y otros no”, señaló.