El general de división del Ejército chileno y responsable de seguridad durante el estado de emergencia decretado en Santiago, Javier Iturriaga, anunció en conferencia de prensa este sábado la implementación del toque de queda en la capital del país trasandino, que regirá desde las 22.00 hasta las 7.00 del domingo, informó la agencia de noticias Efe.
Las autoridades justificaron la medida en la persistencia de los disturbios que se desataron hace una semana por el alza de las tarifas del Metro de Santiago. Este sábado, al menos cuatro estaciones de metro fueron incendiadas en Santiago de Chile pese al establecimiento del estado de emergencia y el despliegue de militares en la ciudad.
El presidente, Sebastián Piñera, anunció hoy que daba marcha atrás con el aumento.
Los antecedentes
El viernes a la noche el gobierno de Sebastián Piñera decretó el estado de emergencia en varias zonas de la Región Metropolitana, entre ellas la capital, Santiago, después de que unas protestas iniciadas hace varios días derivaran en disturbios.
El aumento del precio del boleto del metro disparó una serie de movilizaciones protagonizadas por estudiantes de liceos y universidades que se vinculan con un malestar general hacia el gobierno. El alza se anunció hace dos semanas y el lunes de esta semana comenzó la medida de protesta, que consistía en ingresar en masa al metro para viajar sin pagar el boleto.
La movilización contó desde un principio con el respaldo de los trabajadores del metro, que consideraron válido el reclamo en un país en el que el salario mínimo es de 424 dólares y se estima que al menos una décima parte se destina a pagar el transporte público para ir a trabajar. Como consecuencia de las protestas, la empresa decidió la suspensión del servicio en Santiago (que transporta diariamente a casi tres millones de personas) al menos durante la jornada del viernes, con la posibilidad de extenderla hasta el domingo.
Esa decisión colapsó el tránsito de vehículos y dejó a millones de personas sin su transporte habitual. En ese contexto, la situación se endureció en las estaciones de metro, así como la cantidad de carabineros que reprimían las protestas, incluso usando gases lacrimógenos en espacios cerrados y subterráneos. Los disturbios se extendieron fuera de las estaciones y se recrudecieron durante la noche, cuando también circuló a través de Twitter una foto de Piñera cenando en una pizzería donde uno de sus nietos celebraba su cumpleaños. En determinado momento de anoche en algunas zonas de Santiago se producían saqueos, había enfrentamientos entre con los carabineros, se destrozaban varias estaciones de metro y autobuses y se incendiaba el edificio de la empresa de distribución eléctrica Enel.
Después de la visita a la pizzería, Piñera regresó a La Moneda, donde volvió a reunirse con integrantes de su equipo de seguridad para luego decretar el estado de emergencia para las zonas de la Región Metropolitana más afectadas por los disturbios. Esta medida implica que la seguridad de esas zonas queda bajo el mando de un militar, en este caso el general de división Javier Iturriaga. Además, mientras rija el estado de emergencia el Ejecutivo puede restringir algunas libertades y ordenar el toque de queda, una medida que Iturriaga dijo que, por ahora, está descartada.
Durante la madrugada el Ejército comenzó a desplegarse en las zonas que están bajo el estado de emergencia, que está vigente en principio durante 15 días y puede extenderse si cuenta con el respaldo del Congreso.
“El objetivo es muy simple pero muy profundo: asegurar el orden público, la tranquilidad de los habitantes de la ciudad de Santiago, proteger los bienes tanto públicos como privados y, por sobre todo, garantizar los derechos de todos”, dijo Piñera al anunciar el decreto a través de una cadena nacional. “El gobierno va a hacer todos los esfuerzos a nuestro alcance para poder atenuar y aliviar la situación de nuestros compatriotas que se han visto afectados por esta alza en el precio del Metro”, agregó el presidente, en las primeras declaraciones en dos semanas dirigidas a mitigar la protesta.
El aumento del precio del boleto (de 800 a 830 pesos chilenos) lo solicitó la empresa que gestiona el metro, en cuya propiedad participa el Estado chileno, y fue aprobado por el Ministerio de Transportes. La titular de esa cartera, Gloria Hutt, había dicho antes de las declaraciones de Piñera que no se daría marcha atrás con la decisión.
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