Desde que llegó al gobierno, Evo Morales ha reunido una base fuerte de apoyo popular que lo mantuvo más tiempo en el cargo que a cualquier otro presidente de Bolivia. Ganó las elecciones de 2005 con 53,74% de los votos, las de 2009 con 64,22% y las de 2014 con 61,36%. Si es reelecto presidente el domingo continuará en el cargo hasta 2025, y, de acuerdo con las últimas encuestas publicadas antes de la veda, el presidente tiene posibilidades de ganar las elecciones. Uno de esos estudios, elaborado por la consultora IPSOS, concluye que Morales es el favorito y cuenta con una ventaja suficiente como para ser electo en primera vuelta. En Bolivia para ganar una elección sin necesidad de balotaje se necesita reunir 50% de los votos o 40% y una ventaja de 10% con respecto al siguiente candidato. Este sondeo le atribuye al presidente un respaldo de 40%, 18% más que al segundo en votos, el ex presidente (2003-2005) Carlos Mesa, de la alianza Comunidad Ciudadana.

La encuesta concluye, además, que la fórmula del Movimiento al Socialismo (MAS), integrada por Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera, tendrá mayoría en siete de las nueve regiones de Bolivia. Sin embargo, 8% de los votantes consultados por IPSOS todavía no definió a quién va a apoyar el domingo.

En una eventual segunda vuelta en la que deba competir con Mesa, el candidato oficialista ganaría 47% a 39%, de acuerdo con este estudio. Otros sondeos, de la consultora CiesMori y de la Universidad Mayor de San Andrés, estiman que la presidencia se va a definir en un balotaje porque Morales tiene una intención de voto de entre 32% y 36%, frente a 27% de Mesa.

Acostumbrado

En su acto de cierre de campaña, el presidente boliviano se mostró confiado en que ganará “por paliza”. Además de un historial de elecciones ganadas, Morales ha tenido un buen desempeño incluso cuando perdió. En 2002, cuando compitió por primera vez por la presidencia, obtuvo 20,9% de los votos, casi el mismo porcentaje que logró Gonzalo Sánchez de Lozada, 22,5%. Sin embargo, como ninguno de los dos superó la mitad de los votos, y de acuerdo con la Constitución de entonces, el Congreso fue el encargado de elegir entre los más votados, y así llegó Sánchez de Lozada a su segunda presidencia.

Otra votación que perdió Morales fue más pareja. El 21 de febrero de 2016 ganó el No en una consulta acerca de la reelección del presidente y el vicepresidente. Una mayoría ajustada rechazó la posibilidad de modificar el artículo 168 de la Constitución, que establece que quienes ocupan esos cargos sólo pueden ser reelectos una vez: el No recibió 51,3% de los votos y el Sí, 48,7%. Por entonces Morales argumentó que la gente votó engañada, y acusó a la oposición de haber orquestado un escándalo sobre un falso caso de paternidad no reconocida para perjudicarlo.

Pese al triunfo del No, Morales y García Linera pudieron postularse en las elecciones del domingo porque militantes oficialistas presentaron un recurso ante el Tribunal Constitucional para que declarara inaplicables o ilegales los artículos de la Constitución que prohíben la reelección del presidente. La Justicia accedió y el MAS reeditó su fórmula electoral.

La oposición acusa a Morales de no haber acatado el resultado del referéndum, y el presidente afirma que sus rivales políticos tienen planeado no reconocer su triunfo electoral y dar un golpe de Estado. Días atrás, según informó el diario La Razón, Morales dijo que tiene grabaciones que prueban estas intenciones y que se las presentará a los observadores internacionales que estarán presentes en estas elecciones.

La manera en que Morales sorteó la prohibición constitucional golpeó su imagen y el apoyo popular que recibía, sobre todo en las ciudades grandes. Sin embargo, a lo largo de la campaña electoral su candidatura fue cobrando cada vez más fuerza frente a sus rivales, una oposición política que se presenta en las elecciones muy fragmentada. Además de Mesa, que cuenta con el apoyo de Samuel Doria Medina, uno de los dirigentes opositores más arraigados, se postulan otros siete candidatos.

La economía a favor

El presidente boliviano también tiene a su favor los buenos resultados económicos que apuntalan su gestión y están presentes en el discurso de campaña del oficialismo. A lo largo de los 13 años de Morales en la presidencia el Producto Interno Bruto per cápita de ese país no dejó de crecer –pasó de 961 a 2.392 dólares–, mientras que la pobreza se redujo de 38,5% a 15,2% y la inflación se suele mantener por debajo del 1,5% anual.

El oficialismo afirma que los votantes van a inclinarse por “la certidumbre” de mejora económica que les da el MAS. “Somos proteccionistas donde nos conviene y somos librecambistas donde necesitamos”, dijo García Linera a la agencia de noticias Efe. “Apostamos a las exportaciones donde nos conviene, protegemos nuestra industria y mercado interno donde necesitamos”, agregó, y opinó que “esta salida anfibia que Bolivia ha comenzado a trabajar desde hace 13 años hoy se está mostrando como la vía más propicia en un mundo y en un continente latinoamericano confuso, caótico, donde ya no hay tendencias únicas, sino que es como un panorama ambiguo, de tendencias contradictorias de todos los países”.