El sector Ir del Frente Amplio presentó la semana pasada, ante la bancada del Parlamento, un proyecto de ley integral para el fomento y acceso al cannabis medicinal y terapéutico en Uruguay. Según comentó a la diaria el diputado suplente del Ir, Alejandro Zavala, uno de los objetivos que persigue este proyecto es “sacar de la informalidad a un montón de gente que está haciendo aceites y extractos cannábicos que están en una situación irregular, que necesitan fiscalización para asegurar las condiciones de calidad”. En la exposición de motivos del proyecto de ley se detalla que “pretende generar un marco regulatorio que promueva la producción de cannabis y sus derivados para uso medicinal, en particular a pequeña y mediana escala, mediante la elaboración de productos vegetales, garantizando así la calidad en el proceso de producción y elaboración de estos”.

Otro de los objetivos que persigue el proyecto es la habilitación de nuevas formas de conseguir la medicina cannábica, además de su versión farmaceútica estandarizada que ya está regulada por la ley de medicamentos. Por un lado, habilita la creación de asociaciones de pacientes para el uso de cannabis con fines medicinales; por otra parte, crea un sistema de licencias para la elaboración de extractos de cannabis o cannabinoides para uso medicinal, que deberán cumplir con los requisitos de registro de productos vegetales y establecimientos semiindustriales. Por lo tanto, los pacientes podrán juntarse y elaborar su propia medicina.

Según explicó a la diaria Bolívar Moreira, integrante del Ir que participó en la elaboración del proyecto, la idea es que estas asociaciones de pacientes puedan producir y distribuir en su interna, siempre con la previa autorización de un médico. La diferencia con los clubes cannábicos actuales, puntualizó Moreira, es que en estos casos “se debería otorgar una licencia de producción que tenga en cuenta las características del club para determinar la cantidad de plantas con las que puede trabajar, no debería estar topeado por ley” y ejemplificó: “No es lo mismo tener 100 socios niños que tienen que tomar la medicina durante toda su vida, que una asociación de pacientes que lo usan como paliativo para el dolor en distintos tratamientos puntuales”.

Otro mecanismo que propone el proyecto de ley son las “formulaciones galénicas o magistrales elaboradas en farmacias habilitadas a partir de extractos de cannabis o cannabinoides”, en otras palabras, habilita al médico a recetar productos que no tengan carácter de fármaco estandarizado; este mecanismo ya está previsto en la ley de medicamentos. Moreira explicó: “El médico dispondrá de una herramienta para recetar productos personalizados con diferentes concentraciones, elaborados por farmacias habilitadas. Eso permitirá atender enfermedades y síntomas diversos para los cuales se requieren diferentes concentraciones de cannabinoides. No es lo mismo el tratamiento del dolor o la espasticidad que una epilepsia. Esperamos que este nuevo producto se adapte a las necesidades del paciente”. El integrante de Ir enfatizó que “el médico se va a hacer cargo, se supone que está formado para determinar qué es lo mejor para cada uno”. Sin embargo, para Julia Galzerano, médica vicepresidenta de la Sociedad Uruguaya de Endocannabinología, “el cuerpo médico todavía no está formado. Hay cada vez más interés, sin duda, pero en este momento no estamos preparados para la receta magistral, aunque sí hay médicos formados”, aseguró a la diaria.

Conscientes de esta carencia, el Ir estableció en el proyecto artículos sobre la formación de recursos humanos para el cannabis de uso medicinal y terapéutico, que debería estar a cargo del Ministerio de Salud Pública (MSP). Los artículos detallan que la cartera deberá desarrollar “recomendaciones dirigidas al conjunto de instituciones públicas y privadas vinculadas a la formación de profesionales de las disciplinas que participan en este programa” y a la actualización permanente del personal de salud.

El proyecto propone la creación de un Programa Nacional de Cannabis de uso Medicinal y Terapéutico. El programa estará en la órbita del MSP y tendrá entre sus competencias “todo lo relativo al proceso de evaluación, aprobación y fiscalización de las licencias de cannabis medicinal y terapéutico” así como también “administrar el Registro de Pacientes”. Para Zavala es fundamental que el programa forme parte de la Dirección de Salud del MSP porque, a su entender, debe haber una proyección internacional de mercado: “Nos preocupa mucho la carrera por un nicho que existe en el mundo con los productos de cannabis medicinal, se puede ver lo que están haciendo Colombia y Canadá; vemos que nos está sacando ventaja, cuando nosotros tenemos la marihuana legal. Hay que generar un programa que nos permita tener productos para atender a nuestra población y también exportar”.

Además del programa se crea la Comisión para la Inclusión Social y Productiva de pequeños y medianos productores de cannabis medicinal y sus derivados; operará el marco del Sistema Nacional de Transformación Productiva y Competitividad y estará compuesta por varios actores relacionados a la temática. Sobre esto Moreira detalló que el equipo del Ir dialogó con “diversos actores sociales, entre ellos la asociación de productores de cremas y aceites de cannabis” que manifestaron querer regularizar su situación “porque vienen actuando al costado de la legalidad porque no le queda otra”. Por su parte, Galzerano cree que fomentar nuevos productores será positivo porque se necesitan “más variedades del cannabis medicinal, sobre todo productos que tengan THC. Ese es el problema actual, necesitamos más variedades y que sea más accesible para que la gente no tenga que ir al mercado no regulado”.