Un australiano de 28 años llamado Brenton Tarrant fue el autor, ayer, de un ataque contra dos mezquitas cercanas ubicadas en la ciudad de Christchurch, en Nueva Zelanda, que causó la muerte de 49 personas y heridas a casi 50.

La acción fue transmitida en vivo por Facebook, ya que el atacante tenía una cámara colocada en su cabeza que le permitió hacer un streaming no sólo de los asesinatos, sino también mostrar los momentos previos, así como el auto en el que viajaba y el arsenal de armas que utilizó para perpetrar la masacre, la peor acción terrorista de la historia de Nueva Zelanda.

El video del ataque contra la mezquita de Al Noor, donde murieron la mayor parte de las víctimas, dura 17 minutos y fue bajado de la red social poco después de ser publicado. Twitter anunció que también canceló la cuenta que el atacante tenía registrada.

El agresor, según informaron medios locales, publicó un manifiesto antes del ataque en el que mostraba una ideología antiinmigrante y de extrema derecha. El hombre, que al parecer actuó en coordinación con otras tres personas, ya está detenido, al igual que sus cómplices, y hoy todos deberán declarar ante la Justicia.

La repulsa por la acción fue generalizada y la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, afirmó en una declaración pública que “esto sólo se puede describir como un ataque terrorista”. La jerarca de 38 años, perteneciente al Partido Laborista, dijo además que en su país no hay lugar para los atacantes, pero sí para esas comunidades de emigrantes. “Nueva Zelanda es su hogar. Ellos son nosotros”, afirmó Ardern.

La primera ministra dijo además que para esos emigrantes Nueva Zelanda es un país al que muchos se trasladaron “por su seguridad”, un sitio donde “se sienten libres de practicar sus culturas y sus religiones”. “Para los que se preguntan cómo ha podido ocurrir algo así aquí... No fuimos elegidos porque seamos un puerto seguro para esos que odian; no fuimos elegidos porque condonemos el racismo, porque seamos un enclave para el extremismo. Fuimos elegidos, de hecho, porque no somos nada de eso”, sentenció.

Pero si bien el rechazo al hecho fue prácticamente unánime, un senador australiano de extrema derecha se desmarcó y culpó por la acción a la masiva inmigración musulmana que llegó en los últimos años a Nueva Zelanda. El senador Fraser Anning tuiteó: “¿Alguien todavía discute el vínculo entre la inmigración musulmana y la violencia?”. En una declaración compartida por un periodista australiano en Twitter, el senador también escribió: “Como siempre, los políticos de izquierda y los medios de comunicación se apresurarán a afirmar que las causas de los disparos de hoy se encuentran en las leyes sobre armas de fuego o en aquellos que tienen opiniones nacionalistas, pero esto es así. La verdadera causa del derramamiento de sangre en las calles de Nueva Zelanda hoy es el programa de inmigración, que permitió a los fanáticos musulmanes migrar a Nueva Zelanda en primer lugar”.