La primera ministra británica Theresa May realizó ayer una solicitud formal al presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, para pedir que se retrase el brexit –la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE)– hasta el 30 de junio, mientras sigue manteniendo negociaciones con el Partido Laborista y otros sectores para lograr un acuerdo para su plan de retirada del bloque.

Paralelamente Tusk le planteó ayer a May una prórroga de hasta un año, según indicaron fuentes comunitarias. La idea de un plazo más extenso, responde, según aseguraron las mismas fuentes, a evitar que los líderes europeos tengan que reunirse de manera recurrente cada que vez expire un nuevo plazo de salida británica del bloque.

En la carta que redactó May después de un segundo día de conversaciones con los laboristas, se dice que ambas partes aceptaron la necesidad de aprobar el acuerdo de retiro legalmente vinculante, pero no habían alcanzado un consenso sobre la futura relación. Si eso no fuera posible, dijo May, ella esperaba acordar con el Partido Laborista un proceso para que el parlamento elija entre las posibles opciones, cuyo resultado ambas partes prometían aceptar. Eso podría permitir al parlamento ratificar el acuerdo, aprobar la legislación necesaria y retirarse antes del 22 de mayo, lo que significa que el Reino Unido evitará participar en las elecciones al parlamento europeo, que se realizarán el domingo 26 de mayo.

La cuestión del brexit será tratada el próximo miércoles en la cumbre extraordinaria de los 27 líderes de la UE convocada por Tusk el pasado 29 de marzo, después del tercer rechazo del Parlamento británico al acuerdo de salida presentado por May. La idea de los 27 países es exigir a May que llegue a dicha fecha con un acuerdo cerrado con los laboristas, lo cual permitiría al Reino Unido salir del bloque antes de las elecciones europeas.

Pero de todas maneras, dentro del bloque no hay una posición monolítica respecto del brexit, y ya ayer algunos integrantes de la UE se mostraron reticentes a seguir extendiendo el plazo de salida británica de la UE, según informó el diario The Guardian.

El país que más firme está en esta postura es Francia. Emmanuel Macron, el mandatario galo, ha declarado en más de una ocasión que para dar una prórroga debe existir un motivo claro, una razón que lo justifique. En este sentido, ayer el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, dijo durante una reunión de ministros de finanzas europeos realizada en Bucarest (Rumania), que “depende del gobierno británico dar una respuesta a esa pregunta clave”.

Por su parte, desde Holanda, uno de los países de la UE que más afinidad tiene con el Reino Unido, también se manifestó preocupación por la situación y el enfoque del tema que están teniendo los británicos. El primer ministro holandés Mark Rutte expresó su molestia y afirmó: “Sigo sorprendiéndome de cómo la quinta economía del mundo maneja sus intereses”.