–Soy científica.
–¿Trabajás en una investigación en particular? –preguntó Santiago del Moro.
–Dirijo un grupo de investigación del Conicet en la Universidad de San Martín, trabajamos en el desarrollo de nuevas terapias para el cáncer.
–Otro aplauso, por favor –pidió el conductor.
La crisis del sistema científico argentino llegó al prime time de la televisión y se convirtió en tendencia en las redes: los 500.000 pesos que la investigadora Marina Simian ganó contestando preguntas en el programa Quién quiere ser millonario servirán para financiar la investigación afectada por los recortes en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Dos días después de la participación de la científica en Telefé, la investigadora, socióloga e historiadora feminista Dora Barrancos anunció su renuncia al Directorio del Conicet. “Esto no da para más”, dijo. ¿Qué está pasando en la institución que debe promover el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Argentina?
1. La crisis institucional
Desde 2016 el Conicet atraviesa una crisis institucional que ahora estalló con la renuncia de Dora Barrancos. El directorio está compuesto por ocho integrantes, cuatro de ellos elegidos a través del voto de sus pares. Cada mandato dura cuatro años y se renuevan por mitades. En las elecciones de 2016 uno de los dos elegidos fue el bioquímico Roberto Salvarezza, presidente del Conicet entre 2012 y 2015.
En un hecho inédito, el gobierno no firmó su designación durante más de un año y medio. La comunidad científica denunció que se trató de un acto de “discriminación política”. En diciembre de 2017 Salvarezza asumió como diputado nacional por Unidad Ciudadana, y desistió del cargo en el Conicet.
Dos años después, el gobierno repitió la mecánica: el sociólogo Mario Pecheny (en Ciencias Sociales y Humanidades) y Alberto Kornblihtt (en Ciencias Biológicas y Salud) fueron elegidos para reemplazar a Dora Barrancos y Mirtha Flawiá, alineada con el gobierno nacional. Un año después de la elección, el presidente todavía no firmó el decreto para efectivizar la designación.
Barrancos presentó su renuncia. “Es un problema porque el área queda sin representación, pero esto no da para más. Junto a Flawiá tenemos los mandatos muy vencidos, corresponde que demos un paso al costado”, dijo la filósofa al diario Página 12.
2. Menos presupuesto para la ciencia
En diciembre de 2018, durante la ceremonia de entrega de los Premios Houssay, que homenajean a investigadores y científicos argentinos, el presidente Mauricio Macri dijo que “prácticamente se duplicó el presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva”.
La realidad lo contradice: el presupuesto nacional para ciencia y tecnología entre 2010 y 2015 era de 0,35% del Producto Interno Bruto. En 2018 cayó a 0,256%. En relación al presupuesto total, el dinero destinado a ciencia y tecnología pasó de 1,46% en 2015 a 1,22% en 2018. En la aprobación del presupuesto para 2019 será aun menor: 1,13%.
“Hay recortes en todos lados: se han reducido programas de educación, de salud. El ajuste es en todas las funciones del Estado. La Secretaría de Ciencia y Tecnología gastó el año pasado la mitad de lo que gastó en 2015, ajustado por el índice del INDEC [Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina]”, explicó a Cosecha Roja Jorge Aliaga, investigador del Conicet y ex funcionario del Ministerio de Ciencia.
Desde 2015, además, los salarios de los investigadores perdieron más de 35% de su poder adquisitivo, según explicaron 143 directores y directoras de institutos de Conicet que se reunieron en Córdoba a debatir la crisis del sistema científico nacional. “La tarea del investigador está relacionada con la labor internacional. Los sueldos se depreciaron en pesos, pero más en dólares. Es una situación complicada, limita la posibilidad de acceder a congresos y conferencias en el exterior”, explicó Aliaga.
3. Menos investigadores
Además de recortar fondos, el Conicet recortó los ingresos de la carrera de investigador científico. Este año sólo admitió 450, apenas 17,7% de los postulantes. Más de 2.000 doctores formados en universidades públicas quedaron afuera del sistema científico estatal.
“Han quedado afuera 2.500 jóvenes doctorados que no pueden acceder al Conicet y que tampoco se pueden desarrollar en el sector privado por la crisis. Hay un ajuste, no es sólo un atraso en los pagos”, criticó el biólogo Alberto Kornblihtt.
4. Fuga de cerebros
En el año 2000 el gobierno nacional lanzó el programa para repatriar técnicos y científicos que se habían ido del país. En 2003 el proyecto fue relanzado y en 2008 el Congreso de la Nación lo declaró política de Estado. Según datos oficiales publicados por Chequeado, gracias al programa volvieron 1.300 científicos al país.
El año 2010 tuvo el pico más alto: 153 científicos volvieron al país. Desde 2016 esa cifra comenzó a descender. En 2017 sólo regresaron 17 y en 2018 fueron 32, según un pedido de información oficial de Chequeado.
5. La ciencia no es una prioridad
“Estamos complicados con el tema presupuestario en ciencia y tecnología y tengo compromisos con mis becarios y les tengo que proveer lo que ellos necesitan para trabajar”, le dijo Marina Simian a Santiago del Moro. La presentación de la científica conmovió a la audiencia de Telefé y puso en agenda la discusión sobre la crisis del sistema científico nacional.
Después del programa los medios consultaron al ministro del Interior de Argentina, Rogelio Frigerio, por los recortes en ciencia y tecnología: “Cuando uno discute prioridades, discute también qué cosas no son prioritarias para el país”, contestó.