El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a recurrir a la amenaza de nuevos aranceles para imponer sus políticas migratorias a otros países. En este caso fue Guatemala, que ayer aceptó convertirse en un “tercer país seguro”.
El martes Trump había anunciado que había fracasado un intento de acuerdo migratorio con Guatemala y advirtió que le aplicaría a ese país “vetos, aranceles o impuestos a las remesas” o “todos juntos” si no se buscaba una solución. Esta llegó tres días después y ayer se firmó el acuerdo.
El documento establece que los migrantes que no sean guatemaltecos y pasen por ese país deberán solicitar asilo desde allí antes de llegar a Estados Unidos; Guatemala no podrá expulsar a esas personas durante dos años. Estos acuerdos de “tercer país seguro” forman parte de la política migratoria de Trump, quien en los últimos meses ha intentado frenar la llegada de inmigrantes a Estados Unidos.
El acuerdo es resistido en Guatemala, donde previamente la Corte Constitucional había advertido al presidente, Jimmy Morales, que un pacto de este tipo debería ser aprobado por el Congreso. En cambio, Morales y Trump aseguraron ayer en instancias separadas que el acuerdo entrará en vigor próximamente, sin hacer referencia a un eventual proceso legislativo.