La semana se cerró con nuevos capítulos de la crisis económica que atraviesa Argentina. Ayer, luego de otra jornada agitada en la que el dólar siguió su escalada y cerró a más de 62 pesos, y en la que el riesgo país trepó hasta los 2.500 puntos, el Banco Central –ante el derrumbe incesante de sus reservas– emitió un comunicado en el que informó a las entidades financieras que operan en el país que deberán contar con su autorización para girar sus utilidades hacia el exterior. En otras palabras, estableció un control de capitales.

“Con esta medida se garantiza que se mantenga la liquidez del sistema, para que los depositantes puedan hacerse de la liquidez que demanden. En momentos de mayor incertidumbre, buscamos que la liquidez del sistema sea mayor para evitar cualquier tipo de falta de dinero”, dijeron fuentes del Banco Central argentino al portal Infobae.

Las turbulencias de las finanzas argentinas también fueron el tema central de una entrevista publicada ayer por el periódico estadounidense The Wall Street Journal al candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández. El dirigente peronista afirmó que su país “está en un default virtual y escondido”. Aludía así a las medidas adoptadas en el comienzo de esta semana por el gobierno que encabeza Mauricio Macri: anunció que extendió unilateralmente el plazo de vencimiento de todos los papeles a corto plazo y afirmó que quiere “reperfilar” su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En la entrevista, recogida por los medios argentinos, Fernández dijo que no estaba dispuesto a apoyar las medidas de emergencia del gobierno destinadas a contener la creciente volatilidad. “El mercado sabe ahora hacia dónde se dirigen”, afirmó el dirigente, y agregó que “la crisis actual es un caso de déjà vu”, al recordar la brutal crisis financiera que sufrió Argentina en 2001 y que provocó el impago de 100.000 millones de dólares de deuda pública, un récord en aquel momento.

Además, Fernández manifestó sus desacuerdos con las condiciones impuestas por el FMI, organismo al que también responsabilizó por la crisis de Argentina. “Lo que quiero que entiendan en el FMI es que son culpables de esta situación”, afirmó el candidato. “Fue un acto de complicidad con la administración Macri. Fue la campaña de reelección más cara de la humanidad, y le dieron dinero a un gastador compulsivo”, agregó. “Para revertir este ciclo hay que lanzar un plan para impulsar el consumo, y no voy a pedir permiso al FMI para ello”, dijo Fernández.

En el contexto de la entrevista, The Wall Street Journal recordó que “Argentina incumplió ocho veces su deuda externa a lo largo de sus 200 años de historia” y que “recibió cerca de 30 paquetes de apoyo del FMI, que ha tenido una relación inestable con anteriores líderes peronistas”.

A su vez, el FMI comunicó que su directorio se reuniría con los técnicos del organismo que estuvieron durante la semana en Buenos Aires para tratar en profundidad la crisis argentina. Según consignó Página12, durante el encuentro no se analizaría específicamente el desembolso de los 5.400 millones de dólares previsto para mediados de setiembre –a unos 40 días de las elecciones del 27 de octubre– ni tampoco estaría sobre la mesa la modificación del acuerdo que propuso el gobierno de Macri. El objetivo de la reunión sería informar y evacuar interrogantes de los directores del FMI. La dinámica sería similar a la que mantenían los directores del FMI en los momentos de mayor turbulencia de la crisis griega, que comenzó a fines del año 2009.

Si las novedades en Argentina siguen siendo negativas, el organismo de crédito quedará mal parado porque sus programas de austeridad serán vistos internacionalmente como un fracaso. El millonario préstamo otorgado al gobierno de Macri en 2018 –que en total es de 56 mil millones de dólares, el más grande que aprobó la entidad en toda su historia– representa cerca de la mitad de los fondos prestados por el FMI en la actualidad.