De acuerdo a un informe publicado por la revista semanal Época, que edita el grupo Globo, existen divergencias dentro de las más altas jerarquías de las Fuerzas Armadas brasileñas respecto de la gestión de gobierno que viene llevando adelante el presidente Jair Bolsonaro.
Uno de los pocos puntos en los que hay consenso con el mandatario –que se dio de baja del Ejército con el grado de capitán– es en la cuestión ambiental. Para los militares, las críticas extranjeras a las iniciativas de Bolsonaro en la Amazonia esconden intereses económicos que pueden socavar a la soberanía del país. En su informe, Época recogió las opiniones de más de diez generales, en actividad y también retirados, además de ministros y ex ministros.
Dentro de los puntos divergentes uno de los más importante se da en el área de la diplomacia, donde se ve con recelo el alineamiento absoluto con Estados Unidos, así como también la posible designación de Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, como embajador brasileño en Washington. Según la opinión general de los entrevistados, Brasil históricamente siempre se colocó internacionalmente en una postura de promoción del diálogo, sin alinearse con nadie. Algunos militares afirmaron que ni durante la dictadura (1964-1985) hubo una relación tan próxima con Estados Unidos.
La diplomacia brasileña es conducida por el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, un político de extrema derecha alineado con las posturas del escritor y astrólogo Olavo de Carvalho –cuyo discurso es uno de los pilares teóricos de Bolsonaro y su entorno–, que es fuertemente resistido por los altos jerarcas militares.
Según la nota de Época, los mandos castrenses también están en desacuerdo en la estrategia de Bolsonaro de formar una base política de apoyo en el Congreso y con la idea de privatizar algunas empresas estatales, particularmente la petrolera Petrobras.