Esta semana arribará a Buenos Aires una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI), que revisará las cifras de la economía argentina y definirá si aprueba el desembolso previsto para la primera quincena de setiembre, que es de 5.400 millones de dólares. La revisión es hasta mitad de año, por lo que no incluye la debacle de la moneda económica de la última semana, pero ese es un dato de la realidad que el organismo internacional tendrá en cuenta. Un FMI, además, que todavía busca un sustituto para su titular, Christine Lagarde, una de sus figuras más cercanas al presidente argentino, Mauricio Macri, que pasará a liderar el Banco Central Europeo.

La de Nicolás Dujovne era la “cara visible” de Argentina para el FMI. Él negoció el acuerdo por el cual el FMI le prestó a Argentina 57.000 millones de dólares, el mayor de su historia, a cambio de un programa de austeridad. También fue quien renegoció cuando el gobierno quiso utilizar parte de ese dinero para intervenir en el precio del dólar, una herramienta que utilizó especialmente en los meses previos a las elecciones, cuando la tranquilidad económica se consideraba fundamental para que el oficialismo lograra un buen resultado.

Sin embargo, los esfuerzos del gobierno no fueron suficientes y tuvo una mala elección el domingo 11, cuando en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) la fórmula encabezada por Macri quedó 15 puntos porcentuales por detrás de la integrada por Alberto y Cristina Fernández.

El resultado electoral tuvo entre sus consecuencias una fuerte devaluación del peso argentino y un paquete de medidas anunciadas por el gobierno que van desde un bono salarial hasta la eliminación del IVA para algunos productos, sobre todo alimentos, y el congelamiento del precio de los combustibles. Para algunos se trata de medidas atinadas para paliar el efecto de la devaluación en los bolsillos de los argentinos, para otros fue un paquete casi populista que busca tener más que nada un efecto electoral con miras a los comicios del 27 de octubre.

En todo caso, las medidas no se condicen con las habitualmente tomadas por el gobierno. De hecho, en Argentina varios programas de televisión recordaron que Sergio Massa (ahora parte del opositor Frente de Todos) había presentado una serie de propuestas similares en 2017 y desde el Ejecutivo lo calificaron de “populista” y “tribunero”. Dujovne no estuvo presente en la conferencia en la que se anunciaron las medidas ni en ningún lugar público la semana pasada. La semana cerró con una noticia peor: dos de las agencias calificadoras de riesgo le bajaron la nota a la deuda argentina y la dejaron prácticamente al nivel de bonos basura.

La economía argentina

En lo que va del año, la inflación es de 25,1% y se espera que cierre en el entorno de 50%, igual que en 2018. En la semana posterior a las PASO la bolsa acumuló una caída de 30% y el valor del dólar escaló 23,3%. Además, el riesgo país de Argentina trepó la semana pasada a 1.958 puntos básicos, el nivel más alto desde noviembre de 2008, y luego bajó a 1.644.

Sobre el fin de la semana los rumores crecían: que se iría Dujovne y también lo haría el jefe de gabinete, Marcos Peña, considerado responsable de la derrota electoral de Macri. El sábado se confirmó el primero. Según los medios argentinos, Dujovne no quiso enfrentar a la delegación del FMI, en la que no sólo tenía que aceptar la falta de resultados de su estrategia económica, sino también defender las medidas anunciadas por Macri, que no compartía, y que son la última señal de que el gobierno no cumplirá con los objetivos acordados con el FMI tampoco este año.

Dujovne renunció dejando una carta en tono personal en la que tutea al presidente. “La gestión que liderás necesita una renovación significativa en el área económica”, asegura el ex ministro, que repasa algunos de sus “logros”, pero también reconoce que se cometieron errores.

Para ocupar su lugar, Hernán Lacunza renunció al Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires, gobernada por María Eugenia Vidal. Lacunza asumirá mañana, pero ya mantuvo algunos encuentros después de volverse de Neuquén, donde estaba de vacaciones. Lacunza es de 1970 y, a diferencia de los demás integrantes del equipo económico de Macri, toda su educación y trayectoria ha sido exclusivamente en Argentina: estudió economía en la Universidad de Buenos Aires y tiene un posgrado de la Universidad Di Tella. Ocupó varios cargos públicos, entre ellos, una gerencia del Banco Central entre 2005 y 2010, durante la presidencia de Martín Redrado, y entre 2010 y 2013 estuvo al frente de una consultora privada. Su acercamiento a Propuesta Republicana ocurrió en 2013, cuando Macri, como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, lo convocó para que fuera gerente del Banco Ciudad. Luego, en 2015, se integró al equipo de Vidal y, como su ministro de Economía, formó parte de varias de las delegaciones que viajaron a Washington a negociar el préstamo con el FMI.

Los técnicos del FMI llegarán esta semana para evaluar las cifras de la economía argentina hasta mitad de año, aunque no se descarta que también consideren el contexto actual y reclamen a Macri que adopte otras medidas o dé marcha atrás con sus últimos anuncios, para evitar un aumento del déficit fiscal que tiene vedado.

En este sentido, se pronunció, durante varias entrevistas este fin de semana, Alberto Fernández. El ganador de las PASO le pidió al presidente que inicie la “inevitable” renegociación de la deuda con el FMI, para que el nuevo gobierno no tenga que hacerse cargo “de todos sus incumplimientos”. Además, volvió a criticar las medidas económicas adoptadas por el gobierno, a las que califica de electoralistas, porque también condicionan el presupuesto de las provincias, a las que no se les consultó antes de los anuncios. Fernández también dijo que los próximos cuatro años serán “de mucho esfuerzo” para recuperar la economía del país y paliar la inflación, que será una de sus prioridades.

Las cifras del ministerio bonaerense

La provincia de Buenos Aires tiene un nivel de desempleo superior al nacional y se perdieron 60.000 puestos de trabajo sólo en la producción. El nivel de actividad económica cayó 6,1% en el primer trimestre y se redujeron los recursos destinados a salud, seguridad y educación.

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