El martes se define si Donald Trump es electo para otro período de gobierno o si debe dejar la presidencia de Estados Unidos al candidato del Partido Demócrata, Joe Biden. Aunque todavía no llegó el día de las elecciones, millones de personas ya votaron, de manera presencial o por correo.

Se esperaba que el voto anticipado, que ya estaba contemplado en el país, creciera este año facilitado por los gobiernos de varios estados para reducir las posibilidades de contagio de covid-19. Pero el fenómeno fue mayor de lo previsto.

Foto del artículo 'Biden o Trump: Números y claves que definirán las elecciones de Estados Unidos'

A una semana del martes 3 de noviembre ya habían votado 74 millones de personas, una cifra que superó por lejos a los 47 millones que adelantaron su voto en 2016, según datos de la iniciativa independiente US Elections Project. El número de quienes ya sufragaron equivale a 53% de todos los votos emitidos en las elecciones pasadas, que fueron 136 millones.

Por eso se prevé que este año la participación en las elecciones sea mayor. En Estados Unidos el voto no es obligatorio y la participación históricamente ha variado en las últimas décadas entre 50% y 65%. En las últimas elecciones, las de 2016, fue de 55%. Por otra parte, la votación por correo puede demorar el recuento y la definición de un ganador.

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Según un sondeo de CNN, la mayoría de quienes ya votaron o planeaban votar de manera anticipada respalda a Biden, 64% a 34%, pero Trump tiene más votantes entre los que tienen decidido ir a las urnas el martes, 59% a 36%. Esa relación parece coincidir con los discursos de los candidatos. Mientras que Trump le ha quitado importancia a la pandemia y ha insistido en que el voto por correo puede dar lugar al fraude, su rival ha criticado la política del gobierno frente al coronavirus y se ha mostrado más proclive a las medidas para frenar su expansión.

Las encuestas concluyen que la ventaja en el voto popular es para Biden, con un apoyo de 51% frente al 42% del actual presidente. Sin embargo, en Estados Unidos recibir más votos no equivale a ganar la presidencia.

Elección indirecta del presidente

Las elecciones del martes en Estados Unidos definen los nuevos presidente y vicepresidente, así como los 435 miembros de la Cámara de Representantes y un tercio de los 100 miembros del Senado. Todos ellos se eligen por voto popular, pero no el presidente.

La elección presidencial está a cargo de un Colegio Electoral de 538 integrantes que surge de la votación en cada estado. Gana las elecciones el candidato que consiga 270 votos o más en este órgano, no quien tenga más votos en las urnas.

Por eso fue posible que en 2016 Hillary Clinton superara por tres millones de votos a Donald Trump pero él accediera a la presidencia. La candidata demócrata reunió 227 votos en el Colegio Electoral, y el republicano 304. Tampoco en 2000 coincidieron el voto popular y el presidente electo. El demócrata Al Gore tuvo más apoyo en el voto popular, pero el republicano George W Bush fue proclamado presidente, después de un tenso recuento de los votos en Florida y de un fallo de la Corte Suprema al respecto.

Cómo se integra el Colegio Electoral

Cada uno de los estados tiene asignado un número de integrantes del Colegio Electoral que es igual a la suma de sus senadores y diputados en el Congreso. Los senadores son dos en todos los casos, y los diputados varían según la cantidad de población de cada estado.

Los críticos de este sistema cuestionan que el voto en los estados más poblados, como California y Texas, está subrepresentado en el Colegio Electoral. En cambio, tienen una sobrerrepresentación el de estados con menor población, como Dakota del Sur y del Norte. Según una comparación que hizo The New York Times, Wyoming tiene un integrante en el colegio electoral cada 193.000 personas, mientras que California tiene uno cada 718.000.

Otro elemento que le resta incidencia al voto popular es que la mayoría de los estados aplican la regla conocida como “el que gana se lleva todo”, por la cual el candidato más votado se queda con todos los representantes en el Colegio Electoral, sin importar si arrasó en votos o apenas superó el empate. Sólo Nebraska y Maine reparten a los integrantes del colegio electoral entre los partidos según la votación por cada distrito.

De este modo, en 2016 Trump ganó todos los representantes de varios estados en los que superó a Clinton por 1% de los votos. En un estado clave como Florida, que aporta 29 integrantes del Colegio Electoral, el actual presidente ganó con una ventaja de 1,2%.

Los estados con más integrantes en el órgano que elige al presidente son California (55), Texas (38), Nueva York (29), Florida (29), Illinois (20) y Pensilvania (20).

En caso de que ningún candidato consiga los 270 votos que necesita, es la Cámara de Representantes la encargada de elegir al presidente, aunque casi nunca se llegó a esta instancia. Tampoco suele ocurrir que los integrantes del Colegio Electoral no elijan al candidato más votado en su estado, pese a que no están obligados a hacerlo.

Cómo surgió el Colegio Electoral

La elección indirecta de presidente mediante el Colegio Electoral se impuso en el siglo XVIII, cuando se elaboró la Constitución. Por entonces, una campaña electoral en todo el país parecía difícil de llevarse adelante, y se consideró que este sistema evitaba que el candidato que ganara sólo en los estados grandes, con más votos, se quedara con la presidencia.

Este sistema fue apoyado por los estados chicos, y también por los del sur, porque tuvieron en cuenta que si bien los esclavos no votaban sí aumentaban el número del total de la población. De ese modo, los votos de los blancos del sur valían más que los de otros territorios.

Estados seguros y swing states

Para los candidatos a la presidencia lo que importa es ganar en muchos estados, no por muchos votos. Con el sistema bipartidista que tiene el país, hay estados que tradicionalmente votan al Partido Demócrata y otros al Partido Republicano. A estos se los suele llamar, en términos electorales, safe states o estados seguros.

Pero hay algunos que no siempre se comportan de la misma manera, que pueden apoyar a uno o a otro partido de una elección a otra, y en los que se juega el resultado. Se los llama swing states, estados pendulares o estados bisagra, y allí se concentran los esfuerzos de los candidatos durante la campaña. Se puede considerar dentro de esa categoría, en mayor o menor medida, a Arizona, Colorado, Florida, Georgia, Iowa, Michigan, Nevada, Nuevo Hampshire, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania, Virginia y Wisconsin.

En muchos de ellos, Trump ganó por poco en 2016. En Florida, por 1,2%, y en Michigan, Pensilvania y Wisconsin por menos de 1%. Pero esos cuatro estados junto a Ohio y Pensilvania le permitieron sumar 99 votos en el Colegio Electoral, que se agregaron a los votos seguros de los republicanos.

Por su tamaño y su cantidad de integrantes del Colegio Electoral, el principal de los estados pendulares es Florida (29), donde el jueves hubo actos de campaña de los dos candidatos a la presidencia. Los siguientes en la lista son Pensilvania (20) y Ohio (18).

Un promedio de encuestas que elabora CNN en una decena de estados clave para esta elección muestra una pelea pareja entre los dos candidatos a la presidencia en siete estados y una ventaja de Biden en otros tres: Pensilvania, Michigan y Wisconsin.

Quién vota a quién

Desde 1972, Ohio eligió a siete republicanos y cinco demócratas (y en todos los casos le dio la victoria al candidato que resultó electo presidente). Este estado, además de ser conocido por esa casualidad, forma parte del llamado rust belt, el “cinturón de óxido”, la zona que décadas atrás fue una región industrial y que se extiende sobre todo por el noreste del país. La desindustrialización llevó desempleo y pobreza a esas poblaciones, integradas en su mayoría por trabajadores blancos, que en 2016 le dieron su apoyo a Trump.

Los estudios de intención de voto, como los que realiza el Pew Center, muestran que el voto varía según género y otras variables. Los votantes de origen latinoamericano tienden a votar a los demócratas en mayor medida que a los republicanos, 65% a 32%. La excepción son los de origen cubano, que prefieren a los republicanos 58% a 38% y que han volcado hacia estos el voto latino en Florida. Entre la población afroestadounidense hay una clara preferencia por Biden frente a Trump, 71% a 24%.

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El voto de los hombres estadounidenses se divide entre los dos candidatos, pero entre los hombres blancos Trump es favorito. En cambio, la mayoría de las mujeres respalda a Biden, y en particular las que tienen estudios universitarios.

A quién favorece el sistema de Colegio Electoral

“En este momento, el Colegio Electoral favorece a los republicanos, por la manera en que los votos republicanos están distribuidos en el país. Es más probable que se emitan en estados que están estrechamente divididos” entre los dos partidos, dijo el profesor George Edwards, de la Universidad A&M de Texas, según publicó el diario The Guardian.

A la misma conclusión llegaron dos investigadores de la Universidad de Columbia, Robert Erikson, profesor de ciencias políticas, y Karl Sigman, profesor de ingeniería industrial, en un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences y difundido por la agencia de noticias Efe. Después de analizar los resultados electorales desde 1980 y hacer miles de simulacros, concluyeron que el sistema va a favorecer en estas elecciones a la candidatura de Trump, aunque en menor grado que en 2016. Según los investigadores, “el punto de inflexión entre una probable victoria demócrata o republicana en el Colegio Electoral no está en un voto popular 50 a 50, sino más bien en el rango de 51% demócrata y 49% republicano”.

Siempre un martes

Aunque en la mayoría de los países el día de las elecciones es un domingo, en Estados Unidos se definió que la elección presidencial debe convocarse para el primer martes después del primer lunes de noviembre.

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