“General Seregni, ¡hemos cumplido!”. Era 8 de mayo de 2005. El Frente Amplio (FA) había ganado por primera vez siete intendencias en el interior del país. El electo jefe comunal de Canelones, Marcos Carámbula, había esperado en el puente de La Paz a su par de Montevideo, Ricardo Ehrlich, para fundirse en un abrazo, símbolo del desembarco de la izquierda en el interior del país. “La victoria del pueblo tiene raíces muy hondas que se nutrieron de la lucha y de la vida de miles de militantes de Montevideo y Canelones”, le dijo Carámbula a la gente tras el abrazo. El FA rompía por primera vez los límites de la capital del país y, a influjos de su primer triunfo a nivel nacional en 2004, gobernaría durante ese período en Canelones, Florida, Rocha, Salto, Paysandú, Treinta y Tres y Maldonado.
15 años después, la realidad no luce tan auspiciosa para la coalición de izquierda. Las elecciones departamentales del domingo 27 de setiembre marcaron la derrota del FA en tres intendencias departamentales que estaban en su poder, y la pérdida de ocho municipios en el interior del país, algunos de ellos significativos, como Bella Unión, Piriápolis y el Chuy.
Las causas del retroceso de la izquierda en el interior del país son múltiples y no obedecen exclusivamente al “efecto arrastre” del triunfo del Partido Nacional (PN) a nivel nacional, coinciden en señalar el ex intendente de Rocha, Aníbal Pereyra, el de Río Negro, Óscar Terzaghi, y el alcalde de Piriápolis, Mario Invernizzi, a cuenta de una autocrítica más profunda que se debe el FA.
En primer lugar, consideran que el FA gestionó bien las intendencias y las alcaldías que ocupó, y prueba de ello son los altos niveles de aprobación de las administraciones frenteamplistas salientes –de aproximadamente 60%– y el equilibrio fiscal de sus intendencias; sin embargo, el FA se olvidó de “hacer política” en el interior del país.
“No hicimos política, y con la gestión sola no ganás, eso quedó claro. Ellos construyeron el territorio, construyeron caudillos, referentes locales. Nosotros nos quedamos sólo en el gobierno, la militancia se replegó”, consideró Aníbal Pereyra, del Movimiento de Participación Popular (MPP), que afirmó que el PN en Rocha ganó “con ilusiones”. “Ganaron los candidatos que vendieron ilusiones. Vamos a tener que entender eso. Hay un relato que trata de desmitificar la gestión, de sostener que con la gestión no alcanza, que la gente no come obras. Ellos trabajaron en la campaña para sacar el eje de donde generalmente se discute una elección, que es la gestión. La ilusión es que van a generar miles de puestos de trabajo, que van a generar inversiones, pero no dicen cómo lo van a hacer”, sostuvo el ex intendente de Rocha.
"Nosotros hicimos una buena gestión, pero nos faltó hacer política". Óscar Terzaghi, ex intendente de Río Negro.
En Río Negro, el FA no disminuyó su votación respecto de las elecciones anteriores, pero a pesar de tener una gestión muy bien evaluada no logró “ni un voto más”, anotó quien fuera su intendente, Óscar Terzaghi, de la Vertiente Artiguista. “Tenemos que ver en qué fallamos, ver por qué una gestión con más de 60% de aprobación no se transformó en una cantidad de votos mayor respecto de la elección anterior. Nosotros hicimos una buena gestión, pero nos faltó hacer política. La gestión hay que promocionarla: si tú generás políticas distintas y mostrás que se puede hacer cosas en favor de la gente, tenés que no sólo hacerlo, sino promocionarlo”, remarcó Terzaghi. Agregó que si una buena gestión no se transforma en votos en la elección siguiente “no tiene demasiado sentido”, porque no se garantiza la continuidad de la administración para transformar la realidad.
Terzaghi indicó que el FA en Río Negro perdió en San Javier, Berlín y en los pueblos chicos. “Nosotros mejoramos las condiciones de las calles, la iluminación, creamos oficinas públicas rurales, pero no hicimos política con eso”, se lamentó. “Cuando volvamos a gobernar, que vamos a volver, tenemos que hacer política y no sólo gestión”, añadió.
Las prácticas clientelares fueron notorias en departamentos como Maldonado, donde triunfó el nacionalista Enrique Antía. Para Terzaghi, el FA tiene que hacer política pero no clientelística, sino “política en serio”. “Que la gente sepa que las cosas no surgen espontáneamente, sino porque hay un modelo de gestión”, señaló. Para Pereyra, este tipo de prácticas clientelares no deben imitarse, se trata de una línea que el FA “no puede traspasar”. “Nosotros dijimos que ganar las elecciones a cualquier costo no corre”, remarcó.
Para Mario Invernizzi, alcalde de Piriápolis, también se falló en la comunicación de la gestión. Apuntó que, en el caso de Maldonado, Antía cuenta con un aparato partidario muy poderoso y los medios locales amplifican su relato.
El tercer nivel de gobierno: un arma de doble filo
El FA ha promovido históricamente la descentralización, tanto a nivel nacional, con la creación de las alcaldías, como en Montevideo, con la creación de los centros comunales zonales, entre otras políticas. Sin embargo, no se benefició electoralmente de la política que generó. El aumento de las transferencias de los gobiernos nacionales frenteamplistas a los gobiernos departamentales permitió a estos lucirse con obras que no hubieran podido realizar sin los recursos del gobierno central. Y el tercer nivel de gobierno consolidó los liderazgos de figuras del PN.
“El FA no supo aprovechar esas decisiones de gobierno que transformaron el interior del país. Muchos de los intendentes reelectos lo son beneficiándose de la decisión política del gobierno central [del FA] de construir políticas públicas sin discriminar partido”, evaluó Pereyra. Consideró que, si bien los municipios son “herramientas transformadoras, porque el vecino tiene la posibilidad de tener a sus gobernantes en la localidad”, está “a kilómetros de ser una política de descentralización”, y en los hechos favoreció la concentración de poder en los caudillos del PN.
Invernizzi advirtió que hay un aspecto del caudillismo que no sólo no es negativo, sino que es necesario, y recordó que Artigas era un caudillo. “Hay otro aspecto que es el del reconocimiento de la persona, salir, darle la mano, decirle ‘loco, yo te escucho’. Tengo que estar al lado de la gente, hablar con la gente”, ejemplificó.
Por su parte, Terzaghi sostuvo que él no renegará jamás de una “vieja bandera de la izquierda” como es la descentralización. Sin embargo, admitió que la creación del tercer nivel de gobierno “fue mejor comprendida y utilizada en el sentido partidario legítimo por los partidos tradicionales, pero es así porque el interior profundo fue siempre un bastión de los partidos tradicionales”.
Por otra parte, los dos ex intendentes y el alcalde coincidieron en que en todo el país se perfila un escenario de disputa electoral entre la coalición gobernante y el FA, que esto “llegó para quedarse” y que se debe diseñar estrategias para afrontar esta nueva situación.
"El FA heredó o absorbió buena parte del batllismo histórico, que era muy capitalino, muy urbano". Carlos Demasi, historiador.
De orígenes capitalinos
Para el historiador Carlos Demasi, el FA “heredó o absorbió buena parte del batllismo histórico, que era muy capitalino, muy urbano”. Sostiene que el contingente de personas que dan al FA el carácter de movimiento “vienen casi todas del batllismo original”.
Históricamente, el batllismo del Partido Colorado (PC) predominó en Montevideo y las áreas costeras de Uruguay, “de Salto a Rocha”, mientras que en el centro y el norte del país, tradicionalmente más conservador, predominaba la lista 14 del PC y el Herrerismo.
Pese a estas raíces urbanas y capitalinas, para Demasi el FA es más “diverso” y tiene “capacidad de llegada” a los electores del interior del país, aunque con un discurso “un poco matizado” respecto del discurso de la capital. En ese sentido, recordó que los liderazgos de Tabaré Vázquez y José Mujica lograron sintonía con el interior del país.
La visión de algunos frenteamplistas montevideanos, expresada en discursos públicos, que identifica al interior del país con el atraso y a la capital con el “progreso” (y con el “progresismo”) no hace más que alejar a los votantes del interior, consideran los dirigentes políticos consultados.
“Nos ponen a todos como unos analfabetos, como unos ignorantes, y es un error. Hacen un comentario desde las alturas criticando al otro. No es así”, cuestionó Pereyra. Para el ex intendente de Rocha, el FA se quedó “sin referentes que entiendan al interior”, y a diferencia de lo que sucedió en Montevideo las victorias de la coalición de izquierda en el interior no fueron precedidas por una acumulación política y social.
Para Terzaghi, el FA siempre fue metropolitano y “hay un gran déficit de acción política en el interior profundo”. “Esto lo tiene que entender toda la estructura del FA. La fuerza política tiene que registrar este hecho, hay que ponerlo en el menú de análisis. Hay que implementar acciones para cambiar esta realidad, atender los municipios, tratar de formar compañeros para que den la batalla en los lugares donde residen”, consideró.
El ex intendente de Río Negro valoró que el dirigente que “mejor interpretó el tema del interior” y desarrolló una estrategia en ese sentido fue Mujica. “Yo no me olvido de haber estado con Mujica en pueblos del interior con 150 personas, cuando Mujica recién surge a la arena política. Ahí fue el gran levante del FA, a instancias del MPP, pero fue cuando el FA adquirió una impronta que ya dejó de ser estrictamente capitalina. Pero no hemos avanzado en eso”, señaló. Para Terzaghi, “hay un componente cultural muy fuerte” en esta separación entre Montevideo y el interior del país. “No es que los compañeros nos miren con cierto desdén, es que no se logra comprender la realidad. Se trata de que entendamos todos la importancia que tiene el interior, porque si no no avanzás como fuerza política”, remarcó. “Si hay algo que queda claro es que donde más nos faltó avanzar fue en la batalla cultural, en la síntesis política en la cabeza de la gente; ahí tenemos que comenzar a trabajar muchísimo”, consideró.
Para Invernizzi, hay “montevideanos con el culo lleno de papelitos que se creen que en el interior somos todos unos brutos”. Criticó que muchas veces las alianzas electorales se tejen en Montevideo y no se escuchan las voces de los habitantes locales, de los pueblos. Tampoco se les da a los referentes locales el lugar que deberían tener, a juicio de Invernizzi, porque parece que lo único que importa es “quién va a misa, a los comités de base, a comulgar, quién tiene sangre frenteamplista”. En cambio, los partidos tradicionales “sí se manejan con esos referentes, con esos punteros”, advirtió el alcalde de Piriápolis.
Invernizzi consideró que el único que le habla y le llega a la gente del interior es Mujica. “Los demás, con una corrección política... a mí no me hagas hablar de todes”, cuestionó. Concluyó que el FA precisa “un baño de humildad” y “un reconocimiento de los valores que tiene el territorio”.