Una nueva polémica sumó ayer la campaña electoral para el 3 de noviembre en Estados Unidos. El presidente Donald Trump se enfrascó en una disputa retórica con la gobernadora de Michigan, la demócrata Gretchen Whitmer, a quien un grupo de ultraderecha planeaba secuestrar antes de la votación.

Esos planes fueron frustrados por el FBI, según informó el jueves esta institución. Un integrante del FBI logró infiltrarse en la organización supremacista denominada Wolverine Watchman, y 13 hombres fueron detenidos, acusados de estar detrás de la acción, en la que además de a la gobernadora se pretendía secuestrar a otros altos funcionarios.

Para Whitmer había dos planes, informaron los medios estadounidenses: uno era matarla en la puerta de su casa y otro implicaba raptarla y llevarla hasta un escondite que habían acondicionado en un lugar apartado del vecino estado de Wisconsin. En sus primeras declaraciones públicas luego de conocerse el caso, la gobernadora Whitmer, sin nombrarlo, cuestionó a Trump por no salir a condenar de inmediato y de manera categórica la violencia de los grupos de ultraderecha durante los recientes disturbios raciales en todo el país.

Durante los últimos meses, y debido a las críticas por cómo manejó la pandemia de coronavirus, Trump tuvo numerosos cruces con gobernadores demócratas, y ante la alusión de Whitmer, el presidente respondió en su cuenta de Twitter. “Mi Departamento de Justicia y la Policía Federal anunciaron hoy que frustraron un peligroso complot contra la gobernadora de Michigan. En lugar de dar las gracias, ella me llama supremacista blanco, mientras que [el candidato opositor, Joe] Biden y los demócratas se niegan a condenar a Antifa, los anarquistas, los saqueadores y las turbas que incendian ciudades gobernadas por demócratas”, tuiteó.

Ayer, la gobernadora demócrata, que fue una de las dirigentes consideradas por Biden para ser su candidata a la vicepresidencia, expresó que, con sus declaraciones, lo que el presidente está haciendo es incitar al “terrorismo interno”.

En declaraciones consignadas por la CNN, Whitmer dijo que les pidió a la Casa Blanca y a los republicanos de su estado que redujeran el tono agresivo de la campaña electoral, y consideró que este discurso contribuyó al ataque planificado en su contra. “Sabemos que cada vez que esta administración se refiere a mí o me ataca, vemos un aumento en la retórica en esa línea, retórica violenta, por lo que siempre hay una conexión [...] Pero esto llegó a un nivel completamente nuevo”, dijo.

Trump, que sigue en la Casa Blanca luego de haber contraído covid-19, dijo también que Whitmer había realizado un trabajo “malísimo” en la gestión de la pandemia en su estado. La situación de la salud de Trump llevó a que se suspendieran actos de campaña y también el próximo debate con Biden, previsto para el jueves. La Comisión de Debates Presidenciales, en la que trabajan los equipos de campaña de los dos candidatos, decidió que el encuentro fuera virtual, “para proteger la salud y la seguridad de todos los involucrados”, pero Trump no estuvo de acuerdo en debatir de esa manera.